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DESPUÉS DEL FORO SOCIAL MUNDIAL

1) GÉNERO, DIVERSIDAD Y PLURALISMO

Nelly Jitsuya


Con el propósito expreso de contribuir al proceso de articulación planteado por el Foro Social Mundial, cinco organizaciones convocaron a un Seminario sobre "Género, Diversidad y Pluralismo - Estrategias Frente a la
Globalización". El principal objetivo de este seminario-panel fue el de hacer una síntesis de las principales propuestas de género y diversidad expresadas en el III Foro Social Mundial a través de sus cinco ejes temáticos. Se dio especial énfasis a las estrategias para la aplicación de la transversalidad de género y de los principios de diversidad y pluralismo. El evento fue convocado por ALAI-Mujeres, la Articulación de Mujeres
CLOC/Vía Campesina, el Diálogo Sur/Sur GLBT, la Marcha Mundial de Mujeres y la Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía -REMTE.

Las panelistas fueron: Ana Tallada, REMTE; Miriam Nobre, Marcha Mundial de Mujeres; Phumi Mtetwa, Dialogo Sur/Sur GLBT; Sally Burch, ALAI /Comunicación; Victoria Tauli Corpus, Iniciativa Indígena por la Paz; Blanca
Chancoso, FSM Américas/ CONAIE. El panel fue moderado por Francisca Rodríguez, Vía Campesina, y Magdalena León, REMTE.

Varias panelistas coincidieron en que es un logro que los principios de género y diversidad hayan sido aceptados como principios del FSM. Además, como Mtetwa señaló, se observa grandes mejoras en la integración de estos principios en la programación y en las discusiones en comparación con las dos versiones previas del Foro Social Mundial. Sin embargo, Tallada anotó que la participación de mujeres en los paneles y las conferencias, así como la inclusión de impactos diferenciados de género aún son escasos, salvo en algunos temas que han estado coordinados por aliadas. Tauli-Corpuz aclaró que el Consejo Internacional del FSM ha recibido muchas propuestas de grupos de mujeres, lo que revela que sí ha habido una fuerte presencia (estas propuestas deberán ser difundidas en el informe que será emitido por el Consejo Internacional posiblemente en octubre. Rosa Guillén, de la REMTE, también coincidió que en este Foro ha habido una importante participación de
mujeres en diversos espacios e iniciativas, como la Campaña de las Semillas, la Campaña Contra el ALCA, etc.

Como manifestaron tanto Burch como Tauli-Corpuz, un desafío pendiente para las mujeres es continuar integrando nuestros propios análisis y experiencias en futuras versiones del Foro. La inclusión transversal del género y de la diversidad involucra todo un proceso hasta que se convierta en un compromiso, en una realidad. Además, Mtetwa enfatizó la importancia de fortalecer la participación de las mujeres en los eventos locales,
nacionales y regionales hacia el FSM, a fin de influir en la definición de temas. Asimismo, habría que mejorar la interacción entre temas. La magnitud de los eventos del Foro no permiten que haya suficiente debate e
intercambio, incluso entre los mismos panelistas, por lo que Mtetwa sugirió que se debería crear espacios más pequeños luego de los grandes paneles que sean más participativos y que propicien el diálogo.

De otro lado, Tauli-Corpuz propuso la creación de un espacio para las mujeres, que podría tomar la forma de un forum previo al FSM, a fin de consolidar algunas posiciones a ser llevadas a los paneles del FSM. Otra
propuesta relacionada fue la de crear un espacio de mujeres permanente dentro del FSM, como punto de encuentro y punto desde el cual difundir las posiciones y propuestas de las mujeres.

Varias intervenciones coincidieron en que las nuevas ideas que se habían escuchado en el III FSM provenían principalmente de las mujeres. Sin embargo, había la preocupación de que ello no quede expresado en los
resultados del FSM. Por ello, se sugirió diseñar estrategias para una mayor visibilidad. Las ideas novedosas no son fácilmente incorporadas, por lo que es preciso insistir, crear una complicidad explícita y apropiarnos de los espacios.

Diálogo Sur-Sur LGBT - Comunidad Web de Movimientos Sociales
 



ARGENTINA

2) "LAS MUJERES DIJERON BASTA"


El psicoanalista argentino Juan Carlos Volnovich expuso en el Seminario Itinerante de Actualización Periodística su teoría sobre los movimientos sociales. La participación de las mujeres y los discursos de la resistencia son analizados por él desde la perspectiva del fin del patriarcado como sistema de dominación.

Su idea es que para entender los movimientos sociales más novedosos, sus actitudes y potencial, debe comprenderse que son herederos del movimiento feminista, y de un momento de la historia en el que por primera vez se mueve la estructura de poder que ha sido más sólida a lo largo de la humanidad: el patriarcado. La idea de Volnovich es la siguiente. Si los pobres son expropiados de su posibilidad de trabajo y de vida, y el corralito significó una expropiación para la clase media argentina, en la historia de la humanidad quienes han sido sistemáticamente expropiadas, independientemente de su clase social, son las mujeres. El capitalismo como expropiación de los ricos a los pobres es reciente en la historia, pero el patriarcado ha cruzado toda la humanidad. Dice Volnovich:

"Mi hipótesis fundamental es que estamos atravesando una situación mundial desde mediados del siglo XX en la que por primera vez en la historia humana la estructura del patriarcado empieza a conmoverse, cambia la correlación de fuerzas entre hombres y mujeres. Algo se mueve en uno de los sistemas de dominio más estables y rígidos en la historia de la humanidad. Ellas dijeron basta." El psicoanalista sostiene que más allá del punto de partida (es distinta la situación de una mujer talibán que la de una profesional neoyorquina), en todos los casos se percibe esta tendencia al cambio en la relación de poder.

"Es un fenómeno muy novedoso, único, y tenemos el privilegio de asistir a un momento en el que un sistema de dominio tan férreo empieza a moverse. Cuando ya se pensaba que estaba todo listo, que con el derrumbe del socialismo sólo quedaba el capitalismo, surgió fuertemente esta novedad." Las mujeres siempre intervinieron en los procesos revolucionarios, pero una vez culminados, volvían o las mandaban al lugar de origen. "Las mujeres de la Revolución Francesa creyeron ingenuamente que las consignas de igualdad, fraternidad y libertad, también eran para ellas" señala Volnovich.

Tal ingenuidad se repitió en diversas situaciones. Volnovich retrató cómo en el sandinismo nicaragüense -que él mismo acompañó durante su lucha por el poder- las combatientes, incluso con cargos de comandancia, eran mujeres
golpeadas por sus parejas en el ámbito privado. Esta ruptura entre el ámbito público y privado se dio también en situaciones declamadamente revolucionarias como la de la Unión Soviética, o incluso en las organizaciones guerrilleras como Montoneros. En el caso de la Argentina, la experiencia de Madres, según Volnovich "representa una lucha maravillosa pero a partir de un estereotipo patriarcal, el de la maternidad, la idea de que mujer y madre son la misma cosa. Ellas tomaron esa desventaja y la convirtieron en ventaja, usaron el estereotipo patriarcal de la madre sagrada a su favor". Otra referencia obvia para la Argentina es la de Eva Perón.

"Pero el 19 y 20 representan algo distinto. Primero, el significado de la cacerola. Que haya habido un cacerolazo ya es representativo. La cacerola es un arma doméstica, de consumo permanente de las mujeres. Esa misma cacerola es trasladada del espacio privado al público y es cedida por las mujeres a los varones y a otras generaciones, hubo transversalidad, mujeres y varones, chicos y grandes, ricos y pobres, todos coincidían en función de rechazar la expropiación." La pregunta de Volnovich es: ¿Qué ocurrirá con esta participación masiva de las mujeres en el espacio público? ¿Volverán a lo de antes, o será distinto porque a nivel mundial también la correlación de fuerzas es diferente?

Volnovich interpreta que esta vez se está en un punto de no retorno. Un elemento es puramente generacional: "Uno dice que en las asambleas hablan viejitas de 60, pero ojo, que son mujeres que han vivido transformaciones
impresionantes. Tenían 30 en los 70 y 20 en los 60. Vivieron la aparición de la píldora, la anticoncepción, la revolución sexual, los '60, el mayo francés. De una generación a otra, entre las mujeres, el salto es tremendo.
En los hombres no hubo un cambio tan profundo".

O sea que Volnovich no cree en la "despolitización" de las mujeres, ni en los estereotipos de abuelitas convencionales, sino que considera que con frecuencia se trata de mujeres con una experiencia acumulada de la que a veces ni ellas mismas se dan cuenta, que pasan a la acción. "En el mismo movimiento piquetero, el 65% son mujeres, y la mayoría de las dirigentes también, aunque en la punta de la pirámide siguen viéndose a los hombres. Pero he conversado con algunas de ellas y dicen esto: no nos van a hacer callar más".

Relató además cómo los Sin Tierra brasileños tienen claro, al ocupar tierras, a quién deben mandar a negociar con los militares o policías que llegan a desalojarlos: "Cuando van hombres, tienen la tendencia a ceder. Las
mujeres no. Los hombres tenemos más incorporada la jerarquía. Olemos donde hay poder, y nos sometemos. Olemos donde hay debilidad, y tratamos de someter. Abusamos de nuestros subordinados, y nos subordinamos -arrugamos-
frente al poderoso. Las mujeres no. No tienen mucho respeto por la jerarquía. Una viejita de Plaza de Mayo podía estar insultando de arriba a abajo a un militar armado en plena dictadura, y le importaba tres pepinos".
Pintada toda esta situación, Volnovich asegura que estamos asistiendo a un momento de transferencia de tecnología.

"Los movimientos piqueteros, de fábricas recuperadas, de trabajadores desocupados, asambleas autoconvocadas, incorporaron una modalidad de administración del poder que viene del movimiento feminista. La heterogeneidad, la caducidad de la representación por la que cada uno se representa a sí mismo, y sobre todo la autogestión. Cada grupo decide qué problemas tiene, qué recursos aplicar, y cómo administrarlos, intentando no depender del Estado ni de otros grupos. Con esto quiero decir que los hombres estamos incorporando modalidades de poder que vienen del movimiento feminista."

Es que el patriarcado, describe Volnovich es malo para mujeres y también para hombres que tienen -incluso- menos esperanza de vida (entre seis y ocho años menos, en promedio), y pagan este tipo de relación con años concretos de su propia existencia. El hombre está golpeado en su autoestima y en sus posibilidades en estos tiempos. Por eso golpea. Por eso, hasta en el movimiento piquetero, comenzaron a funcionar sistemas de defensa de mujeres golpeadas, mediante escraches en los barrios a los hombres golpeadores, o la instalación de refugios para mujeres a las que se oculta (esta técnica que en las villas se utiliza casi intuitivamente, también se aplica en los Estados Unidos) para evitar el círculo vicioso del "varón golpeador-arrepentido-reconciliado- -golpeador..." que indefinidamente deja siempre las cosas en el mismo lugar.

En cualquier caso, tanto en los golpes, como en las reacciones como en las palabras, Volnovich estima que estamos asistiendo, como privilegiados testigos y protagonistas, a un cambio central en las relaciones de alcances todavía difíciles de calcular. El psicoanalista describió también su hipótesis sobre los discursos frente a la crisis. Considera que hay tres tipos de actitudes frente al trauma social:

El discurso del sufrimiento, del dolor, el que destaca todo lo que se ha ido perdiendo. Cómo se inscribe la crisis en nosotros mismos, el impacto psicológico, familiar, en la sexualidad, las depresiones, los suicidios. Es toda una línea que trabajó otra psicoterapeuta, Silvia Bleichmar en "Dolor país" que fue un artículo de diario y luego un libro. Un segundo discurso es el de la resistencia. La apología del aguante. "A mí me parece fantástico, pero con sólo resistir no se llega a ningún lado" dijo Volnovich, y recordó que en tiempos de la proscripción del peronismo, casi medio siglo atrás, se decía que "resistir es vencer". "Pero a mí me parece
que solo resistir puede hacerle el juego a administrar la miseria que tenemos. Tenemos que conformarnos y sentir que somos ídolos porque pese a la miseria todavía sobrevivimos. A mí me parece que la cosa no es sólo
sobrevivir." El tercer discurso es el de la lucha, que Volnovich rescata: "Sería decir cuáles son los obstáculos instalados en cada uno de nosotros, que impiden que uno se incorpore a un proceso de cambio de lucha revolucionaria y transformadora de una realidad que nos es hostil. A mí me parece que todo el asunto de las fábricas tomadas, por ejemplo, está más en la línea de acciones concretas para cambiar y transformar y no sólo resistir con lo que tenemos."

Luego el psicoanalista contó una anécdota. Dos chicas de la asamblea de Parque Centenario salían de la reunión dominical, y entraron a un bar muy tradicional para ir al baño. El mozo las paró, argumentando que el baño es
solo para los clientes (segregación que por otra parte es ilegal: los baños de los bares son públicos por ley). Cuando los clientes -damas y caballeros domingueros, elegantes y serenos- observaron la escena, comenzaron a golpear tazas y vasos y alguien gritó: "si no las dejan pasar, nadie paga la cuenta". Fue persuasivo. El mozo las dejó. Cuando las chicas bajaron del baño, fueron ovacionadas.

Dice Volnovich: "Como anécdota puede resultar insignificante, pero para mí es muy interesante. Porque la consigna feminista es "todo lo personal es político" ¿Y qué es más personal que mear? En este caso, hacer pis se convirtió en un hecho político. Creo que el periodismo debe hacer eso, hacer esa captura simbólica de situaciones, porque detrás de esa anécdota hay toda una teoría sobre los derechos ciudadanos y la forma en que convivimos".

www.lavaca.org

 



MÉXICO

3) MILITARES VIOLAN A 52 MUJERES INDÍGENAS

Informe del Centro PRODH

México DF, 14 de enero del 2003 (Miriam Ruiz/CIMAC/Tertulia).
Al menos 52 mujeres indígenas fueron violadas por militares en los estados mexicanos de Guerrero y Veracruz, lo que muestra la persistente represión en México,
informó el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (PRODH) en un informe anual.

El informe "La represión en México 2002", difundido hoy, señala que las prácticas tradicionales de represión directa o indirecta subsisten en el país, pese a que el presidente mexicano Vicente Fox anunció en agosto pasado que los derechos humanos son para él una política de Estado.

"El ejército mexicano y las diversas corporaciones policíacas son responsables de continuas violaciones de los derechos humanos", señala el PRODH al describir las violaciones tumultuarias a las indígenas tlapanecas
Valentina Rosendo e Inés Fernández, agresiones aún impunes que se dieron en el marco de la contrainsurgencia en Guerrero.

También se refiere a 50 denuncias por violaciones a mujeres indígenas realizadas por militares, ocurridas en la sierra de Zongolica, Veracruz, y registradas por este centro de derechos humanos en su informe 2002.

El PRODH destaca que las mujeres y los indígenas son los grupos más discriminados y precisa que en el 2002 se denegó la justicia tanto a las mujeres indígenas violadas por el ejército como a las asesinadas en la norteña localidad de Ciudad Juárez y sus familias.

El análisis detalla que la organización Mujeres de Negro, de Chihuahua, enumera 290 asesinatos en Ciudad Juárez y dos en el resto del estado, así como más de 500 desaparecidas, sin que la justicia estatal o federal haya
resuelto nada porque, entre otras cosas, "hay contubernio con el poder judicial".

"A las víctimas se les dan identidades falsas; se entregan cuerpos a las supuestas familias y meses después descubren que no eran ellas. Siembran evidencias y los pocos procesados tienen hasta seis años sin sentencia por falta de elementos para condenarlos", explica el más influyente centro de derechos humanos en México.

El documento asegura que el clima de violencia impune en la ciudad fronteriza favorece el uso de las agresiones como salida fácil a los conflictos domésticos, por lo que también aumentaron los casos de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas.

En el sureste de México, en Tapachula, Chiapas, la policía local detuvo, amarró y colocó una bolsa de plástico en la cabeza a las adolescentes guatemaltecas Wendy Yumana Hernández Santos, María Cristina González Estrada
y María Elena García Vázquez, tras acusarlas de robo, añadió el documento.

Las tres mujeres, luego de permanecer cinco meses en el penal, obtuvieron su libertad tras haber sido obligadas a retirar la denuncia de tortura contra sus victimarios.

El análisis, elaborado por Alejandra Aquino Moreschi, Ariadna Estévez López, Carmen Pedrazzini Nessi y Mireya Del Pino Pacheco, reitera que en agosto pasado el comité de expertas sobre la Convención para la Eliminación de
Todas las Formas de Eliminación (CEDAW) llamó la atención al gobierno mexicano por la falta de justicia a las mexicanas.

Tertulia - Rebelión

 


 

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