COMCOSUR

 

Comcosur Mujer

 

ARGENTINA
1) MUJERES
PERSEVERANTES EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA (Portal de Noticias
Positivas)
Andrea Méndez Brandam
 

En Argentina, empresas y sector social se articulan en busca de una mejor
calidad de vida. Las giras médicas que llegan a lugares remotos son un
ejemplo de nuevas lianzas que hablan de dignidad, esperanza y trabajo.
El noroeste argentino es increíblemente bello. La mirada no alcanza para
acaparar lo vasto del paisaje: montañas y cerros desnudos de vegetación
regalan sus colores rojizos y verdes, producto de la riqueza mineral. Por
los 180 kilómetros de longitud de la Quebrada de Humahuaca, declarada por la
UNESCO Patrimonio de la Humanidad, caminan mujeres pequeñas, de piel oscura
y mirada firme. Van siempre con sus hijos colgados sobre la espalda. Viven
en comunidades aisladas y muchas veces sus hombres abandonan el hogar en
busca de trabajo, pero no siempre regresan. Dispersas en kilómetros de
caminos sinuosos, mueren de enfermedades comunes por falta de atención
médica, algunas no han visto a un médico en su vida. En la Puna conviven
mágicos valles con pobreza extrema. Belleza y dolor se funden en un
silencioso abrazo.
En la Quebrada, el cáncer de cuello de útero (enfermedad controlable y de
posible detección precoz) se tornó un fantasma temible asociado con la muerte:
"Un día de 1992 en la localidad de Abra Pampa a 3.400 metros sobre el nivel
del mar conocí a Rosario Quispe. Me dijo que las mujeres se morían de cáncer
y me pidió ayuda. Como médico sentí que yo era parte del problema y me
pregunté cómo cambiar la situación, entonces le prometí que si lograba
reunir a varias mujeres subiríamos a atenderlas.
Llegar hasta allí no es sencillo, pero a la semana fuimos y encontramos a
300 mujeres paraditas esperándonos. Los comienzos fueron terribles. Pusimos
una lámina con el aparato reproductor femenino y ellas ni nos miraban, por
vergüenza, por el choque cultural, por mil razones, habían caminado horas
para llegar, pero no podían levantar la vista. Luego de varios sábados el
curso fue un éxito. Hoy es común que ellas nos pidan un papanicolaou
(citología cervicovaginal)". El que habla es Jorge Gronda, médico ginecólogo
nacido en la provincia de Jujuy, noroeste de Argentina.
Líder social reconocido internacionalmente, Gronda contó con el apoyo del
empresario italiano Vittorio Orsi, titular de la Empresa Jujeña de Sistemas
Energéticos Dispersos (EJSEDSA), que llevó energía eléctrica y solar a más
de 4.000 familias y escuelas aisladas en vastos territorios de alturas que
promedian los 3.000 metros sobre el nivel del mar.

Alianzas positivas

De la alianza formada con la Universidad de Tucumán, Jorge Gronda, el doctor
Hernán Miranda y Rubén Orellana de EJSEDSA nació el Tucumán Jujuy Medicina
(TuJuMe), proyecto finalista en el Primer Concurso Nacional de Ideas
Innovadoras, premio Ashoka 2001. Se trata de un sistema pionero que promueve
el regreso del profesional a su provincia natal. En las giras -llevan más de
6.200 personas atendidas- los futuros médicos se empapan de la realidad de
salud de estos lugares y la experiencia indica que sus vidas se modifican
para siempr e.
Don Vittorio, a través de su empresa, destinó 10.000 dólares para ser
distribuidos entre 10 productores de la Puna; este dinero fue la base de la
Asociación Warmi Sayajsunqo ("mujer perseverante" en quechua) que Rosario
Quispe -premiada en la Cumbre Mundial de Mujeres celebrada en Suiza en
1997-fundó y dirige con más de 10.000 socios en más de 54 comunidades. Fruto
de la perseverancia de esta mujer, las warmi -actualmente apoyadas también
por Médicos del Mundo- desarrollan negocios pequeños y emprenden actividades
sostenibles por medio de esta estrategia, que implica la participación de
todos. Además tienen su hospitalito, construido en gran parte con sus
propias manos.
 



BRASIL
1) DISCRIMINACION
DE RAZA Y DE GENERO
(Mujereshoy)

Dos grandes segmentos de la población, las mujeres y las personas de raza
negra enfrentan importantes barreras para acceder al mercado laboral. Las
brechas entre blancos y negros y hombres y mujeres son muy notorias, pero la
mayor brecha es la existente entre las buenas intenciones y la
materialización de políticas contra la discriminación.
Brasil se enfrenta a una persistente tradición de desigualdad y
discriminación de género y raza en el mercado laboral, según información
entregada el 7 de enero por la organización Internacional del Trabajo, OIT.
Los datos presentados en el Panorama Laboral 2003, revelan que el fenómeno
de exclusión social no se limita a grupos étnicos y nacionales minoritarios,
sino, por el contrario, afecta a más de 55 millones de personas, que son la
mayor parte de la población económicamente activa de Brasil.
Un 42 por ciento (19 millones de mujeres) y 44,5 por ciento (36 millones de
personas de raza negra) de la población del país, tienen dificultades para
insertarse al mercado laboral o para trabajar en condiciones decentes, con
remuneraciones adecuadas y protección social, comparado con la población de
hombres blancos. El informe también enfatiza que la distribución de hombres
y mujeres, blancos y negros, según su procedencia del sector formal o
informal de la economía, es muy diferenciada, lo que implica una fuerte
tendencia a la segmentación del mercado de trabajo según criterios de género
y raza.
Esta realidad demuestra que las arraigadas percepciones culturales y
sociales que vienen desde tiempos de la colonia, cuando a las personas las
"señalaban" o incluso las discriminaban por sus características raciales,
étnicas y sexuales, aun persisten en forma de prejuicios, en buena parte de
la sociedad brasileña, creando una situación en la cual, inconscientemente,
empleadores manejan conceptos jerárquicos de género y raza, en lugar de
criterios equitativos del nivel de escolarización, técnico y talento de las
personas, al momento de contratarlos. Así, muchos trabajadores son
rechazados en el mercado de trabajo formal o incluso, se ubican en el
mercado informal, en ocupaciones de poca estabilidad, escasa o ninguna
protección social e ingresos que casi no alcanzan para las mínimas
necesidades de subsistencia.
El género y la raza son factores determinantes para que grandes sectores de
poblaciones marginadas accedan o no a trabajos decentes y tengan la
posibilidad de luchar por un espacio de dignidad que les permita la opción
de superar la pobreza. Por esta razón, sostiene el informe de la OIT, es
importante analizar los datos que arrojan las estadísticas del trabajo de
mujeres y personas de raza negra en Brasil, para conocer el "terreno de
batalla" en donde el Estado con ayuda de la comunidad internacional y la
OIT, elaboran estrategias para luchar por condiciones justas y equitativas
en el mundo laboral.
Desigualdades de género y generación de igualdad
Brasil presenta una tasa de participación de mujeres en el mercado de
trabajo de 55 por ciento, un porcentaje superior a la tasa promedio
latinoamericana que es de 45 por ciento. Sin embargo, al compararla con los
niveles predominantes en muchos países desarrollados, es una cifra inferior,
sobre todo si se toma en cuenta que en las últimas tres décadas, a pesar del
aumento de la participación femenina en el trabajo, esta población se situó
en 27 puntos porcentuales por debajo de la tasa de participación de los
hombres en el país.
La tasa de desempleo global, según los datos de la PNAD (iniciales en
portugués de la Encuesta Nacional por Muestra de Domicilios) varió entre el
6 por ciento y el 9 por ciento entre 1992 y 2001 y en todos los años, rangos
de edad y niveles de escolaridad, las mujeres y los negros presentan niveles
de desocupación más altos que los hombres y los blancos. En 1992 el
desempleo entre mujeres era 50 por ciento superior al de los hombres y en
2001, 58 por ciento más alto.
En 2001, mientras la proporción de hombres ocupados en el sector informal
fue de 51 por ciento, entre las mujeres esa cifra fue 7,2 por ciento
superior, lo que implica que la gran mayoría de mujeres con empleo en Brasil
en ese año se encontraban en los segmentos más precarios del mercado de
trabajo: trabajadoras por cuenta propia (exceptuando a profesionales y
técnicos), servicio doméstico que abarca a un 18.2 por ciento de la fuerza
laboral femenina -uno de los porcentajes más elevados de la región- y
trabajos familiares sin remuneración.
Estos datos revelan la alarmante realidad de que una de cada tres mujeres
del país no recibe remuneración por su trabajo o se desempeña en el oficio
doméstico, ocupación que por lo demás, por sus características, es muy
difícil de regularizar por el Estado y aquellas mujeres que tienen "carteira
de trabalho asinada" (una libreta firmada por el empleador para garantizar
el acceso del trabajador a los beneficios de la legislación laboral, como
por ejemplo, licencia por maternidad), son sólo una de cada cuatro de las
empleadas domésticas.
El estudio expone más evidencias sobre la brecha entre hombres y mujeres con
respecto a las remuneraciones que reciben, el ingreso que tienen por hora de
trabajo e incluso, más allá del grado de escolarización e instrucción de la
mujer, provee un ejemplo revelador de la magnitud de la desigualdad laboral
entre los dos sexos: para la población con preparación universitaria el
mercado de trabajo profesional tiende a valorar más a los hombres que a las
mujeres, a excepción de empleos que están "valorizados" como "típicamente
femeninos" como el cuidado de niños (maestras de preescolar y educación
básica) y enfermeras.
La OIT apoya al gobierno de Brasil en la implementación de programas que
materialicen varios de los convenios ratificados por Brasil, como el
Convenio número 183 del año 2000 sobre la Protección de la Maternidad
(revisado por segunda vez), el número 100 sobre Igualdad de Remuneración de
1951 que estipula la igualdad para hombres y mujeres en trabajos de igual
valor y el 111 de 1958, sobre la Discriminación en el Empleo y la Ocupación
que menciona color y raza, además de género, entre otros criterios sobre los
cuales no se admiten distinciones, preferencias o exclusiones.
La esencia de estos compromisos se resume en el Convenio sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)
adoptado por la ONU en 1979. Estos acuerdos, así como instrumentos legales
existentes en Brasil, son la punta de lanza para la batalla por la igualdad
de género que demanda el país.

Discriminación por raza
Los datos obtenidos por la PNAD evidencian que la discriminación de
trabajadores de raza negra es aún mayor que la de las mujeres. La PNAD
incluyó en la categoría de "negros" a todas las personas que se declaran
prietas (negros de color) y pardas (negros mestizos) y tomó en cuenta gran
parte del territorio de Brasil con excepción de algunas poblaciones rurales.
La población económicamente activa de negros del país se estima en unos 36
millones de personas -la mayor fuerza laboral en términos cuantitativos- que
se encuentra en condiciones de desigualdad con respecto a los trabajadores
de raza blanca. La realidad se torna más dramática cuando se trata de las
más de 14 millones de mujeres negras que se encuentran sometidas a un doble
y con frecuencia, triple, tipo de discriminación: de género, de raza y de
origen social, que en la sociedad brasileña está básicamente vinculada a las
anteriores.
Desde la perspectiva de todos los indicadores analizados del mercado de
trabajo, las mujeres negras experimentan el mayor grado de desigualdad y
discriminación en el país. Por ejemplo, la tasa de desempleo de los negros
en 2001 era de 10,6 por ciento, lo cual supera a la de los blancos por 2,5
por ciento y en el caso de mujeres negras, el mismo año, 13,8 por ciento de
esta población estaba desempleada.
Por otra parte, las diferencias de remuneraciones entre negros y blancos de
ambos sexos son mucho mayores que las disparidades entre hombres y mujeres,
aunque esta tendencia se invierte al incluir la variable de años de
escolaridad: las mujeres blancas están en mayor desventaja respecto a los
hombres negros de igual grado de instrucción. Pero más allá de las
estadísticas, el Panorama Laboral de la OIT se pregunta por qué una nación
en donde el mestizaje se percibe como una gran cualidad, símbolo de la
tolerancia y la hermandad del brasileño, presenta un cuadro tan sombrío
cuando la raza es tomada en cuenta en el mercado de trabajo.
La respuesta no es fácil -dice el informe- y podría excusarse bajo el
pretexto de que la discriminación racial es un problema mundial, enraizado
en siglos de esclavitud, racismo y políticas de segregación que han padecido
los negros durante siglos. Si bien en Brasil, el mestizaje amortizó el nivel
de crueldad y violencia con que trataron a los negros en muchos otros
lugares del planeta, la tradición de cierto recelo y los prejuicios raciales
son mucho más difíciles de erradicar, porque se esconden en el subconsciente
del ser humano.
El informe de la OIT sostiene que cuando existen barreras que impiden a las
personas y grupos discriminados superar su situación de pobreza, la
situación se radicaliza y las dificultades que tienen muchos seres humanos
para acceder al trabajo decente por su color o sexo, no sólo afectan al
mundo laboral, sino también, al bienestar de las sociedades que perpetúan
estas injusticias.

Fuente: Oficina Internacional del Trabajo, Sede Regional para América Latina
y el Caribe.

 



MAURITANIA
1) MUJERES
WHOTIES


Un ejemplo de integración y desarrollo en Mauritania (Cidaf) Paulina
Retamales (AIS)
Mauritania es un país magrebí, y aunque nuestra información se centra sobre
todo en África Central, esta experiencia nos parece tan esperanzadora y tan
posible de llevarla a cabo en otros lugares que la queremos difundir
deseando suscite otras acciones semejantes generadoras de vida.
Hace 20.000 años, las tierras de Mauritania eran verdes y fértiles; hoy,
tres cuartas partes de ellas integran el desierto del Sáhara. El fenómeno de
la desertización ha transformado el país a través de los siglos,
convirtiéndolo en un territorio con extensas zonas áridas. Frente a esto, un
grupo de mujeres whoties se empeña en conseguir de estas tierras los
alimentos e ingresos suficientes para alimentar a sus familias a lo largo de
todo el año.
Whotie es una villa situada al sur de Mauritania y está poblada por 2.700
habitantes. Su grupo más vulnerable son las mujeres, quienes, a pesar de
tener un rol importante en el desarrollo de su sociedad, no son integradas
plenamente en la vida activa de la comunidad. Además, desde 2000 hasta la
actualidad, la situación alimentaria en el país magrebí ha sido crítica. La
ausencia de lluvias durante 10 meses al año y la sequía provocan un déficit
alimentario que afecta principalmente a los barrios urbanos marginales y a
las zonas rurales. En la comunidad whotie, la mujer está presente dentro de
los diferentes sectores de la vida activa. Ellas se ocupan de las tareas
domésticas cotidianas, absorbiendo una buena parte del trabajo, es decir, la
mujer trabaja en el campo y en el hogar, en las labores domésticas y en la
educación de los hijos. Esta situación se repite en el resto de zonas
rurales de África, donde vive el 80% de la población del continente.
Para reducir el riesgo de hambruna y para integrar a la mujer en nuevas
iniciativas económicas, la organización AMAD (Asociación Mauritana para el
Desarrollo) y la cooperativa femenina de Whotie se propusieron convertir sus
parcelas en tierras fértiles, gracias al trabajo de la tierra y el mejor
aprovechamiento del agua del río que riega sus huertos. El proyecto permite
que las mujeres se integren en la economía nacional y se impliquen
directamente en el desarrollo socioeconómico de su comunidad. Para
conseguirlo, el programa incluye formación técnica agrícola y sanitaria,
cursos de alfabetización y actividades de promoción social. Durante el
último año, la labor de AMAD en la zona se ha centrado en desarrollar
proyectos con mujeres que no han tenido acceso a escolarización, que
combinan la educación de sus hijos y el trabajo en el campo, sin poder ser
propietarias de la tierra y sin poder disponer ellas mismas del dinero que
proviene de su trabajo. Ellas pertenecen al 60% de la población mauritana
que vive bajo el umbral de la pobreza.
En el proyecto de Whotie participan 160 mujeres, cada una de ellas tiene a
su cargo 200 m2 de tierra de cultivo, donde cosechan coles, cebollas,
berenjenas y lechugas. Los cultivos se van alternando, según épocas de
cosecha, para aprovechar al máximo las parcelas durante todo el año y las
lluvias que caen entre julio y septiembre. Al sur de Mauritania, la
agricultura es la principal actividad de la población y la fuente de
ingresos de cientos de campesinos. El desierto del norte va dando paso a la
sabana del Sahel, con algo de vegetación y lluvias durante tres meses al
año. Hasta ahora, si durante los primeros seis meses se dedicaban a cultivar
y cosechar, los otros seis restantes los dedicaban a las labores de
artesanía y formación. La idea es que, con la bomba de riego que
adquirieron, puedan aprovechar mejor el agua del río y las épocas de
productividad de la tierra se extiendan a lo largo del año.
A pesar de que la zona dispone de lo esencial para llevar a cabo el
proyecto: tierra y agua, nos hemos encontrado con dificultades de orden
técnico y financiero. Las mujeres que viven en zonas rurales son, en su
mayoría, analfabetas y el sistema financiero tradicional de Mauritania las
ignora y considera que son insolventes e incapaces de ahorrar. Gracias a la
ambición y a la organización de las mujeres whoties, el trabajo colectivo
dentro del proyecto ha sido mucho más fácil. Se han organizado en grupos de
siete, que se turnan para trabajar respectivamente un día a la semana en los
huertos y poder dedicar así más tiempo a sus familias y a su formación.
La comercialización de su producción agrícola también se organiza de forma
colectiva. Los productos se venden en el mercado local y en los mercados de
las comunidades más cercanas. Incluso hay muchos campesinos de otras
localidades que se trasladan a Whotie para adquirir los productos de la
cooperativa. Paralelamente a las actividades agrícolas, la cooperativa se
dedica a la actividad artesanal: costura, tintura, cerámica y fabricación de
jabón. Sin duda, lo que les ha dado mejor resultado es la fabricación de
jabón, tanto para el uso de la comunidad como para su venta y exposición. En
1997, la cooperativa de mujeres obtuvo el primer premio de fabricación de
jabones en la feria nacional.
Los ingresos que reciben de la venta de los cultivos y la artesanía
repercuten en una mejora de la calidad de vida de las familias y de la
nutrición infantil; se puede ofrecer formación sanitaria y agraria y además
disminuir el analfabetismo de las mujeres, que en la zona alcanza el 95%. Al
mismo tiempo, se contribuye al desarrollo de la comunidad, supone la
disminución de la dependencia económica de estas familias y refuerza el
espíritu solidario entre las mujeres.
Después de mucho tiempo de vivir en una estructura tradicional, con una
economía familiar autónoma y de supervivencia, el proceso de organización no
ha sido fácil, pero el trabajo en cooperativa no sólo ha incrementado la
producción agrícola, también ha contribuido a que las mujeres no se sientan
marginadas
de su comunidad.
Lo que comenzó como un grupo reducido de mujeres que cultivaban un pequeño
jardín de 500 m2, sin los materiales ni la formación adecuada, actualmente
se ha transformado en la primera cooperativa femenina del departamento de
Bababé. Ahora, el trabajo de estas 160 mujeres es la clave para el
desarrollo de sus familias y de su comunidad.
 



URUGUAY
1) LA COSTILLA
CUADRIPLEJICA DE ADAN

Comcosur Mujer desea aclarar su profundo respeto a las creencias de todas
las personas.
La diversidad de pensamientos y filosofías aportan al enriquecimiento
cultural de todos los pueblos. Sin embargo, no podemos callarnos cuando de
mensajes discriminatorios se trata, ya que éstos son emitidos siempre por
los mercaderes de las religiones, por los fundamentalistas que poco creen en
los derechos humanos, y que inculcan una ideología del sometimiento, de la
enajenación.
Este artículo es parte de una publicación que fue dejada bajo nuestra puerta
un domingo cualquiera. La publicación se llama PARE DE SUFRIR, y es de la
Iglesia Universal del Reino de Dios. Esta iglesia cuenta con miles de
súbditos y de dinero en el Uruguay.

"La mujer de Dios vivía para servir a su marido, y por causa de eso, Dios la
halló digna de ser mencionada en Su Palabra como un ejemplo de Mujer"
Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, dándole autoridad. Así, Adán
dio sus primeros pasos conciente de que Dios estaría eternamente a su lado.
Viendo el Señor que el hombre estaba solo, creó a la mujer para ser su
auxiliadora. En la creación, Eva no era la imagen y la semejanza de Dios,
sino del hombre. Ella representa el cuerpo, Adán, la cabeza (Génesis 2:21-24)
"Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de
Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la
mujer, sino la mujer del varón (1Corintos 11:7-9).
Todo servicio de la mujer de Dios es presentado a través del marido.
Si la mujer asumiese su verdadera posición en el casamiento, no tendría
tantos problemas. El esposo, al llegar a la casa, desearía encontrar a su
querida esposa esperándolo, ansiosamente, en la puerta, con una sonrisa: su
hogar limpio y acogedor, exhalando paz, luego de un día tan atareado.
Sus hijos, alegres y educados, también esperándolo; una comida saludable y
exquisita en la mesa para toda la familia; su ropa limpia y planchada en el
armario; las toallas limpias para un agradable baño, al final del día;
sábanas perfumadas para un sueño profundo y reparador, y una conversación
linda sin mencionar cuentas ni gastos.
La mujer necesita ver al marido como al Señor Jesús. "Las casadas estén
sujetas a sus propios maridos, como el Señor, porque el marido es cabeza de
la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y
él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así
también las casadas lo estén a sus maridos en todo" (Efesios 5:22-24).
La razón principal de la infelicidad de tantas mujeres es por no lograr ver
a sus maridos así. Y pasan a ser un cuerpo sin cabeza. Y todo cuerpo
necesita de la cabeza para decirle qué hacer. Es como la persona
cuadripléjica, que a pesar de tener una cabeza que funciona bien, su cuerpo
no le responde. Veamos algunos ejemplos de la mujer virtuosa en la Biblia:
"Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la
alaba: muchas mujeres hicieron el bien, mas tú sobrepasas a todas"
(Proverbios 31:28-29). La mujer de Dios vivía para servir a su marido, y por
causa de eso, Dios la halló digna de ser mencionada en Su Palabra como un
ejemplo de mujer: "Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella.
La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en
cuerpo como en espíritu: pero la casada tiene cuidado de las cosas del
mundo, de cómo agradar a su marido" (1 Corintios 7:34). Mujer, usted puede
dar lo mejor de sí a favor del necesitado, pero si no está sirviendo a su
marido, no será aceptada por Dios.

2) REGISTRO NACIONAL DE PADRES MOROSOS
Paysandú

Hace poco tiempo se ha creado en Paysandú el primer Movimiento Por los
Derechos de la Madre y del Niño, cuyo objetivo es respaldar a las madres con
hijos a cargo y sin sustento económico.
El mismo surgió tras varios reclamos de mujeres jefas de hogar que se
encontraban solas a cargo de sus hijos, en algunos casos sin trabajo y
cansadas de tantas idas y venidas a los Juzgados de Paz, en busca de
respuestas a sentencias de pensiones alimenticias que nunca se cumplieron.
Marta Pere, ideadota y coordinadora de este movimiento, relata que "la gota
que rebozó el vaso fue cuando una madre acudió a los medios de prensa para
contar que si bien la sentencia de su pensión alimenticia ya estaba resuelta
hacía tiempo, el padre de sus hijos no la acató y ella no podía hacerse
cargo de un hijo que padecía una enfermedad que requería tratamiento".
Pere consideró entonces que ya era hora de organizar el grupo y compartió su
idea con dos ediles. Idearon el proyecto, formaron un listado de padres
morosos y lo presentaron a la Junta Departamental de Paysandú. Este
proyecto hoy es uno de los tantos que "duermen la siesta", a la espero de
una resolución.
En vista de que la lista a nivel departamental crecía tras sentencias
incumplidas, el grupo se fue afianzando. Cada lunes en la Sala de
Conferencias de ITEM se concentran más de 40 personas.
"Todas con problemas diferentes pero con uno solo en común, que es el
incumplimiento de sus cuotas alimentarias. Hoy por hoy existen algunos
políticos que están interesados a que se promulgue una ley al respecto",
dice Pere. Agrega que todos y todas aquellas interesadas en el tema, podrán
comunicarse al teléfono (072) 28486.
El proyecto de ley apunta a la creación de un registro nacional de deudores
alimentarios, el cual contemplaría a aquellos padres que adeuden más de tres
cuotas alimenticias consecutivas o cinco alternadas.
Los morosos no podrían realizar ningún trámite bancario, crediticio,
transacción y de compraventa. Tampoco podrían operar con tarjetas de
crédito, sacar la libreta de conducir ni renovarla, así como también se le
dificultaría el cobro de facturas si fueron proveedores de organismos públicos.

Comcosur Mujer
3) MARCHA
POR LA PAZ CON DIVERSIDAD


Montevideo, viernes 19 de marzo de 2004.
"A un año de la multitudinaria marcha por la paz que recorrió el centro de
Montevideo en protesta por la guerra en Irak, nos sumamos a esta nueva
demostración colectiva que toma las calles para apoyar el derecho de los
pueblos a vivir no sólo sin guerras, sino también sin hambre, sin miedos,
sin injusticias y sin discriminación."
Personas gays, lesbianas, travestis, transexuales, intersexuales y
bisexuales organizadas en:
Grupo Diversidad, Grupo LGTTB de Amnistía Internacional Uruguay, Centro de
Investigación y Estudios Intersexuales, Hermanas de la Perpetua Indulgencia,
Biblioteca y Grupo de Docentes GLTTIB
 


 

DEBATES
1) REFLEXIONES
SOBRE LA ALTERIDAD
Por Alejandra Ciriza (Rebelión)

Tzvetan Todorov, un filósofo búlgaro exiliado y refugiado en Francia, un
extranjero, un europeo oriental, elige como símbolo de la alteridad a una
india maya que murió aperrada, es decir, destrozada y comida por los perros,
por orden de los conquistadores españoles en los inicios de la conquista y
apropiación europea de América. Una india que sintetiza la condición de la
Otra: muda para los conquistadores en cuanto hablante de una lengua
desconocida para ellos, la lengua de los vencidos; portadora de creencias
ajenas a las de los nuevos dueños de América, condenada a ser por su
condición étnica y por la derrota de los suyos, una subalterna, vendida y
comprada, cambiada y explotada, violada y golpeada, como los varones
vencidos, pero de otra manera aún peor por su condición de mujer.
Una mujer maya aperrada hace quinientos años, recordada por Todorov, un
filósofo franco -búlgaro, me parece una buena síntesis para desgranar alguna
breve reflexión acerca de las significaciones sociales de la alteridad en
sociedades que transforman algunas diferencias (las de clase, etnia, género,
orientación sexual) en desigualdades.
Si bien no siempre ser diferente significa ser desigual, lo cierto es que el
emblema traído a colación por Todorov tal vez sea útil para pensar acerca de
las consecuencias que tiene el ser mujer, el no hablar la lengua del
dominador, el no profesar la creencia consagrada, el no portar el rostro
debido, en una sociedad que apenas ha incorporado tímidamente algunas
modificaciones legales precarias en procura de la eliminación de la
discriminación hacia las mujeres.
Nuestra sociedad, se dice, ha desarrollado una novedosa sensibilidad hacia
las diferencias: Florencia de la Vega, una travesti, protagoniza series de
televisión y más de un /una famoso/a ha exhibido una orientación sexual
diferente. Las mujeres gozamos de nuevos derechos desde el retorno de la
democracia. Además de que estos años han visto desfilar a María Julia y
Margaret en sitios de ejercicio de poder. Entonces, en buena lógica se
podría concluir que el 8 de marzo es casi un relicto del pasado, un resto
arcaico ligado a las reivindicaciones de las feministas y socialistas del
siglo XIX.
Sin embargo, si bien indudablemente algo se ha transformado, los cambios
legales logrados tienen un estatuto precario, amenazados por el avance de
nuevos fundamentalismos religiosos que nos quisieran de retorno al hogar y
por la extensión y profundización de las desigualdades. Y es que en mi
opinión la sensibilidad hacia las diferencias no ha precipitado en
tolerancia ni en una distribución más equitativa de poder y la riqueza.
Apenas ha florecido una flaca percepción de las diferencias, concebidas como
asunto de preferencias y diversidad. Una cierta mirada ilusoria ante el
nuevo horizonte podría hacernos pensar que hoy es posible admitir y tolerar
una infinidad de posibles modulaciones de lo humano. Sin embargo tales
modulaciones son posibles a condición de que se goce de alguna ventaja que
permita eludir la condición de subalternidad. El juego estético de las
diferencias, la oferta de la diversidad no ha abierto caminos de tolerancia
y aún menos una consideración seria de los efectos políticos y sociales de
la alteridad.
Las otras, nosotras, aquellas periféricas en el orden simbólico dominante,
mujeres de sectores subalternos, travestis, trabajadoras sexuales, aquellas
que no hablan la lengua del dominador, aquellas que no comparten los credos
establecidos, siguen aguardando por sus derechos tras el muro de las nuevas
desigualdades que el neoliberalismo ha consolidado durante dos décadas de
pensamiento único.
Aun hoy ser mujer (biológica o no) supone una inscripción precaria en el
orden simbólico, aun hoy ser mujer supone serias desventajas comparativas en
lo relativo a la posibilidad de acceder a puestos de decisión, aún hoy no
compartir las creencias dominantes es riesgoso, como lo ha mostrado la larga
polémica por la candidatura de Carmen Argibay, aún hoy nada hay garantizado.
Mas bien lo que estos tiempos parecen sugerir es un estrechamiento de los
umbrales de tolerancia para aquellos que son otros, y otras, diferentes y
desiguales, marcados de alguna manera por la subalternidad. Mas bien lo que
estos tiempos parecen sugerir es que nos hallamos en un frágil borde
doblemente amenazado por el retorno de los fundamentalismos y el aumento de
la desigualdad.
" Alejandra Ciriza. Doctora en filosofía, Directora de la Unidad de Estudios
de Género, INCIHUSA, CRICYT- Mendoza, Argentina. Integrante de la Colectiva
de Mujeres 'Las Juanas y las Otras'.
 


 

INFORMACION GENERAL
1) MUJERES
Y DIVERSIDAD


La diversidad está, en muchos aspectos, en la base de la
política de las mujeres y de la política ecológica
(Asociación Vida Sana)
Angeles Parra
Hay en el mundo, según la FAO, más de 1.600 millones de mujeres rurales, la
mayoría agricultoras, más de la cuarta parte de la población mundial. Las
mujeres tienen tan sólo el 2% de la propiedad de la tierra y reciben el 1%
de los créditos destinados a la agricultura. Las dos terceras partes de la
población analfabeta son mujeres rurales. Desde 1970 se ha duplicado el
número de mujeres rurales que viven en la pobreza.
Las mujeres han sido siempre las guardianas de la biodiversidad en todos los
rincones del mundo. Las sociedades, las costumbres, incluso los ritos y los
mitos han tenido siempre como pilares la producción para el sustento y la
fertilidad tanto de la tierra como de los demás seres vivos y las mujeres
han estado ahí produciendo, sembrando, escardando, recolectando y trillando
cosechas desde que se conoce la agricultura.
El trabajo de la mujer campesina, altamente valorado por todas las culturas
originarias, ha ido poco a poco perdiendo su papel protagonista en la medida
en que se han instalando en el medio rural la agroindustria y la tecnología.
Todavía en el mundo de hoy, las campesinas son responsables de la mitad de
la producción mundial de alimentos y producen entre el 60% y el 80% de los
alimentos en la mayoría de los países en desarrollo.
Son ellas también las productoras de los principales cultivos básicos de
todo el mundo -el arroz, el trigo y el maíz, que proporcionan hasta el 90%
de los alimentos que consumen los pobres de las zonas rurales-. Su
contribución a la producción de otros cultivos, como las legumbres y
hortalizas, es incluso mayor.
Esos cultivos, producidos principalmente en los huertos familiares,
proporcionan nutrientes esenciales y representan a menudo el único alimento
disponible durante los periodos de escasez previos a la cosecha o cuando las
cosechas principales se pierden. Los conocimientos especializados de las
mujeres en relación con los recursos genéticos aplicados a la agricultura y
la alimentación hacen que sean ellas las principales protagonistas en el
sustento y evolución de la variedad genética. Una vez que se ha recogido la
cosecha, las mujeres aportan la mayor parte de la mano de obra necesaria
para las actividades post-cosecha, responsabilizándose del almacenamiento,
la manipulación, la constitución de reservas, la elaboración y la
comercialización. En el sector pecuario, las mujeres dan de comer y ordeñan
a los animales de mayor tamaño, además de criar aves de corral y animales
pequeños como ovejas, cabras, conejos...
Seguridad alimentaria
Las mujeres tienen conocimientos únicos sobre el valor de los recursos
genéticos y su utilización para la agricultura y la alimentación. En el
África subsahariana, las mujeres cultivan hasta 120 especies vegetales
diferentes en los espacios libres junto a los cultivos comerciales de los
hombres. En las regiones andinas de Bolivia, Colombia y Perú, las mujeres
establecen y mantienen los bancos de semillas de los que depende la
producción de alimentos. En Rwanda, las mujeres son las productoras
tradicionales de judías, conocidas como la "carne" del campo, que aportan
una cuarta parte de las calorías y casi la mitad de las proteínas que
ingiere la población. Para la seguridad alimentaria mundial es
imprescindible pues la colaboración de la mujer.
Aunque las campesinas están asumiendo un papel crecientemente importante en
la agricultura, siguen contándose entre los grupos de población más
desfavorecidos.
La guerra, la migración de los varones a las ciudades en busca de trabajo
remunerado y la creciente mortalidad causada por enfermedades como el sida
han producido un aumento del número de familias encabezadas por mujeres en
los países del Sur.
Diversos estudios realizados por la FAO demuestran que, si bien en la
mayoría de estos países las mujeres son un pilar fundamental de los sectores
agrarios, la mano de obra agrícola y los sistemas alimentarios, así como
para la subsistencia diaria de la familia, han sido las últimas en
beneficiarse de los procesos de desarrollo y el crecimiento económico en
curso, y en algunos casos se han visto incluso negativamente afectadas por
ellos.
Esta situación, que a menudo es analizada como negativa, tiene en el momento
actual un valor especial. Las mujeres están más ligadas a la tierra, a la
cultura y a la familia que los varones. La mujer, por su condición de madre,
es menos engañable ante las continuas promesas y bondades falsas de las
grandes transnacionales.
Según reconoce la propia FAO, la potenciación de la capacidad de acción de
la mujer es fundamental para mejorar los niveles de nutrición, aumentar la
producción y distribución de alimentos y productos agrícolas, y realzar las
condiciones de vida de las poblaciones rurales. El Plan de Acción de la FAO
para la integración de la mujer en el desarrollo (1996-2001) vela por la
integración de consideraciones de género en todos los proyectos y
actividades pertinentes de la FAO y por la participación en ellos de las
mujeres. Su finalidad es proporcionar a la mujer acceso en condiciones de
igualdad a la tierra y otros recursos productivos y control sobre los
mismos, incrementar su participación en los procesos de decisión y adopción
de políticas, reducir su volumen de trabajo y aumentar las posibilidades de
conseguir empleo remunerado e ingresos.
Pero no nos equivoquemos, la FAO está más próxima a integrar a la mujer para
que ésta entre en el mercado productivo dentro de la concepción capitalista.
Está lejos de considerar a la mujer dentro del concepto de economía y
trabajo local y de sustento sin apoyo de insumos externos que, a la corta y
a la larga, son los verdaderos causantes del hambre y la pobreza en el
mundo, del despoblamiento rural y del aumento de la deuda externa y la
dependencia de los países ricos y opulentos.

2) EL SABER PROPIO DE LAS MUJERES Y LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD
Vandana Shiva. Icaria-Antrazyt.

La destrucción de la diversidad y la creación de monocultivos se convierten
en un imperativo para el patriarcado capitalista. La marginación de las
mujeres y la destrucción de la biodiversidad son procesos que van unidos. La
pérdida de la diversidad es el precio del modelo patriarcal de progreso, que
presiona inexorablemente a favor de los monocultivos, la uniformidad y la
homogeneidad.
Hasta la conservación se ve afectada por esta lógica perversa del progreso.
El desarrollo agrario continúa fomentando la supresión de la diversidad,
mientras los mismos grupos de intereses de ámbito mundial que destruyen la
biodiversidad instan al Sur a que vele por su conservación. Esta separación
entre la producción y el consumo -producción basada en la uniformidad- y la
conservación que hace esfuerzos desesperados para mantener la diversidad,
actúa en contra de la protección de la biodiversidad. Sólo será posible
protegerla si se adopta la diversidad como base, fundamento y principio
lógico de la tecnología y la economía productivas.
La mejor manera de entender la lógica de la diversidad es partir de la
biodiversidad y de la vinculación que con ésta mantienen las mujeres. Esto
permite contemplar las estructuras dominantes desde abajo, desde el ámbito
de la diversidad, donde queda de manifiesto que los monocultivos son
improductivos y que los conocimientos en los que se basan, lejos de ser
refinados, son primitivos.
La diversidad está, en muchos aspectos, en la base de la política de las
mujeres y de la política ecológica. La política de género es en gran parte
una política de la diferencia. La ecopolítica se basa asimismo en la
variedad y las diferencias de la naturaleza, en contraposición a la
uniformidad y homogeneidad de las mercancías y los procesos industriales.
Estas dos políticas de la diversidad convergen cuando las mujeres y la
biodiversidad entran en contacto en los campos y los bosques, en las
regiones áridas y las zonas de humedales.
Texto extraído de La praxis del ecofeminismo..

3) LA TIERRA: UNA MUJER PREÑADA
La fertilidad del mundo

Asociación Vida Sana - Revista The Ecologist
Una gran parte de la producción mundial de alimentos es biológica (según
algunas instituciones, hasta el 80%. Esa agricultura es la agricultura de
subsistencia en muchos de los países del Sur y produce alimentos sanos, pese
a la escasez).
Es agricultura "bio", eso sí, no en el sentido europeo del término, pero sí
en el sentido más estricto y esencial (aunque sin certificados ni avales, lo
que no significa que esos "papeles" no sean necesarios en Europa, habida
cuenta de lo fraudulentas que pueden llegar a ser algunas empresas, sobre
todo las grandes firmas de la alimentación). Sin embargo, la opinión pública
internacional, mediatizada por periodistas con sobresueldo y los estudios
científicos financiados por las propias empresas transnacionales, todavía
cree que la agroquímica es la solución al hambre en el mundo. Según datos de
la FAO, la tierra puede ser capaz de alimentar, con una dieta ética y
suficiente, a 12.000 millones de personas (sólo somos 6.000 millones y casi
la mitad pasa hambre).
Además, los "productos" orgánicos alimentaron hasta hace muy poco, unas
cuantas décadas, a toda la Humanidad, y a lo largo de cientos de miles de años.
El problema no es lo "bio" sí o lo "bio" no, sino el pésimo reparto de la
riqueza en el orbe: las desgracias que ha traído consigo la economía
excedentaria (hoy llamada "globalización").
En la mayoría de casos, esa agricultura de subsistencia está en manos de
mujeres. Esto es así porque una agricultura basada en el autoconsumo y en la
no utilización de insumos externos sólo puede funcionar si las personas que
trabajan en las fincas conocen bien el don de la fertilidad. Hace mucho
tiempo, Gibran Khalil Gibran, el gran poeta maronita del Líbano, ya dijo que
cualquier jardinero conoce mucho mejor los secretos de la botánica que todos
los científicos/biólogos del planeta. Podríamos añadir, en este caso, que
las mujeres que todavía no han perdido el conocimiento tradicional de la
agricultura popular, mujeres del África subsahariana o de la cordillera
andina, mujeres nepalíes o de todo el sudeste asiático, saben más de la
fertilidad del suelo, y de los secretos botánicos, que los científicos de
Monsanto, Novartis... ¿Por qué? Porque su conocimiento parte, primero, de la
observación directa de la realidad; es un conocimiento, además, heredero de
miles de años de tradición; y, sobre todo, es un saber cimentado sobre las
bases de la experiencia y, concretamente, de lo local. Los científicos,
incluso los más diestros en biotecnología, poseen un saber aprendido en
facultades; se basa en experimentos en laboratorios, que, por tanto, niegan
la realidad de los ecosistemas; es un saber (patriarcal) que blasfema de la
tradición, pero que la esquilma cuando merece la pena desde el punto de
vista financiero (biopiratería en el Sur: registro genético a cargo de
grandes empresas occidentales de hallazgos populares milenarios en países no
occidentales, como el caso del árbol del neem en India). Hay muchas más
diferencias, pero éstas son algunas de las más importantes.
Y luego, claro, está lo femenino, su hermandad. La tierra es una hembra. Una
hembra que, fértil y bella, se reproduce y da sus frutos, que son nuestros
alimentos. Los animales que nos proporcionan leche, carne y otros alimentos,
como miel o huevos, también son hembras: vacas, ovejas, gallinas, abejas...
¿Quién se entenderá mejor con ellas? La tierra es una hembra preñada: las
mujeres campesinas del mundo son las comadronas que, con cariño y saber,
ejercen de parteras; la tierra, agradecida, vuelve a fecundarse cosecha tras
cosecha. En ese símil, los científicos de corporaciones como Monsanto o
Novartis poco tienen que ver con las manos suaves y aterciopeladas de las
comadronas; son lo contrario, el bisturí del abortista que, no satisfecho de
su cometido, extirpa el útero para zanjar la herida con otra herida. Desde
que la industria patriarcal gobierna el devenir de la agricultura mundial,
usurpando el lugar legítimo que les corresponde a las madres y abuelas del
mundo, la seguridad alimentaria y los agrosistemas de todo el globo están en
peligro. Desertización de la tierra, escándalos alimentarios, emigración
rural, altas tasas de cáncer en trabajadores agrarios, contaminación
irreversible de los cauces fluviales y aguas freáticas... ¿Seguimos?

 

 

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