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25 DE NOVIEMBRE: DIA INTERNACIONAL DE LA NO VIOLENCIA HACIA LA MUJER

Corre el año 2004. En Argentina, en la localidad de Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz (la tierra del Dr. K), se encuentra la planta petrolera de Termap, donde operan las empresas Repsol-YPF, Shell, Amopo y Techint, entre otras.
Elsa Orozco, Sandra Marcela Costancio y Selva Sánchez están presas por exigirles puestos de trabajo genuino a las petroleras. Porque quieren trabajar y no aceptan planes de $ 150. Ellas son parte de los 200 procesados por exigir trabajo genuino que hay sólo en esa pequeña ciudad, hoy convertida en la capital de la persecución social, política e ideológica, donde incluso se han practicado torturas.
Elsa, Sandra y Selva están detenidas en condiciones infrahumanas. Como no hay cárcel para mujeres, están en una comisaría común. Desde el 2 de noviembre están en huelga de hambre en protesta por las pésimas condiciones de detención y actualmente están hospitalizadas. Para el "progresista" K es un delito que estas mujeres de la clase obrera se enfrenten al gobierno, al imperialismo y a las grandes empresas, que exijan sus derechos más elementales, que se organicen para luchar.
Tanto ayer como hoy, en República Dominicana o en Argentina, el capital ejerce su violenta dominación sobre la clase obrera y los sectores populares, ya sea a través de dictaduras o gobiernos "democráticos", prestos para garantizarle sus ganancias a los empresarios y el imperialismo, a través del monopolio de la violencia que detenta el Estado burgués.

Por eso, creemos que hoy para luchar por los derechos de las mujeres debemos comenzar exigiendo la libertad de estas "mariposas". ¡Libertad a las presas y los presos políticos rehenes del Estado! ¡Abajo la política represiva del gobierno de Kirchner!

¡Desprocesamiento de los más de 4000 luchadores políticos y sociales!

(PAN Y ROSAS - REBELION)
 


 

1) CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER - 2º. LLAMADO

La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, a una década de la ratificación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, Convención de Belem do Pará, desea dar continuidad al llamado a la acción lanzado el año pasado para la Campaña 25 de Noviembre.
Efectivamente, tomando en cuenta que este año 2004 se cumplen diez años desde que esta Convención fuera adoptada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americano, queremos dar continuidad al esfuerzo iniciado en 2003 por diversos grupos que trabajan en la región en pro de los derechos humanos de las mujeres, en especial, su derecho a vivir libres de violencia. Agradecemos el apoyo de las 90 organizaciones participantes en esa jornada de activismo, representado a 11 países de la región e involucrando a una población de más de 12.000 personas, y las instamos a continuar este esfuerzo, ojalá involucrando a nuevas organizaciones sensibles a esta temática.

¿Por qué es trascendente?

La importancia de esta Convención ha sido significativa para los derechos humanos de las mujeres pues tiene características que la distinguen de otros convenios o tratados internacionales. Puede decirse que es uno de los textos jurídicos que más ha ayudado a esclarecer que la violencia contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos, y que todos los sectores sociales y también los Estados son responsables de que no siga ocurriendo.
Por tanto, rompe con el manido concepto de que los actos de violencia y abuso contra las mujeres constituyen hechos del ámbito privado, y que por ende se los considera de natural ocurrencia.


Sin embargo, una de las conclusiones de la campaña de 2003 fue que, en general, los grupos de mujeres manifiestan un nivel de desconocimiento del potencial intrínseco de protección de los derechos humanos de las mujeres que caracteriza a la Convención de Belem do Pará. Por ende, no se ha realizado en el curso de la década una vigilancia ciudadana efectiva y permanente de su implementación en los países, ni se ha planteado con suficiente fuerza a los Estados ratificantes la urgente necesidad de que la apliquen en toda su extensión y promulguen leyes contra la violencia en los contextos nacionales. O bien, si esas leyes existen, no se ha exigido que se constituyan en instrumentos realmente efectivos para la denuncia de la violencia contra la mujer y para la sanción de los agresores. La realidad de la región -y de todo el mundo- es que la violencia hacia las mujeres y las niñas es un fenómeno grave, frecuente y con profundos efectos en la vida y salud de las afectadas. Las cifras nos dicen que tanto en la vida privada como en el ámbito público se producen distintas formas de violencia (abuso, castigos físicos, acoso sexual, violación, torturas, maltrato psicológico y económico, tráfico sexual, etc.), que se explican principalmente por razones de género, es decir, por una construcción social del género femenino que se caracteriza por la subordinación, la dominación, la subvaloración. Por lo tanto, no hay perfiles únicos de mujeres agredidas, cualquiera puede serlo: jóvenes y ancianas, mujeres casadas o solteras, mujeres de sectores populares o pertenecientes a clases acomodadas. Su riesgo, por lo tanto, se explica por el solo hecho de ser mujer en una sociedad aún dominada por un modelo patriarcal y excluyente, donde las relaciones de poder son completamente desiguales y jerárquicas. Especialmente grave es el panorama en aquellos países afectados por situación de conflicto armado, ya que se ha comprobado que en estos contextos las mujeres y niñas/os constituyen el mayor porcentaje de las víctimas y frecuentemente se ven obligadas a desplazarse de sus territorios de origen, lo que aumenta el riesgo de abusos y violencias. Asimismo, los conflictos sociales que se han recrudecido en la región con un aumento de la pobreza, desempleo, migración, tráfico de personas, etc., son otros fenómenos que inciden en la profundización de la violencia de toda índole, incluyendo la violencia con sesgo de género.


Ante este desolador panorama, la Red de Salud ha estimado necesario continuar apoyando las actividades de las organizaciones de mujeres tendientes a lograr que los contenidos de esta Convención histórica pasen a formar parte no solo del acervo intelectual de las personas, sino que se constituyan en elementos claves en la defensa de la integridad de las mujeres y niñas, y en la reafirmación de sus derechos en todos los ámbitos de la sociedad.
Asimismo, y como se trata de un instrumento jurídico de carácter vinculante que obliga a los Estados que la han ratificado a tomar acciones en el espíritu de la Convención, esto refuerza la necesidad de trabajarla desde las organizaciones de mujeres para hacer uso de ella. Pues no hay que olvidar que las omisiones que violen el articulado de la Convención puede ser motivo para que las personas o instituciones acudan ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, para presentar denuncias o quejas.

Objetivos de la campaña

La Red de Salud a través de este llamado se propone:


Contribuir a la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres en sus distintas expresiones.


Articular a las organizaciones de mujeres de la región a fin de que se pronuncien en torno a la aplicación de la Convención en su país; informarse sobre la existencia de legislaciones y mecanismos de sanción de actos de violencia hacia la mujer; etc. Asimismo, capacitarlas para interpelar a los gobiernos locales y nacionales en torno a la aplicación de la Convención. Solicitar a los gobiernos y a los sectores involucrados para trabajar conjuntamente en la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra la mujer, y en la atención integral a las mujeres agredidas. Educar sobre la prevención de la violencia entregando herramientas a las mujeres para que identifiquen y rechacen cualquier conducta que atente contra sus derechos e integridad corporal.
Demandar atención integral para las mujeres agredidas, incluyendo la reparación por los daños recibidos. También exigir procesos de capacitación a los profesionales de la salud para atender de manera apropiada a mujeres que sufren violencia, al igual que el personal policial. Se pueden desarrollar actividades de difusión, de impacto público, trabajo de grupos, presión política, etc., las que deberán contribuir a:

1. Develar la calidad de las respuestas que las leyes locales ofrecen al problema de la violencia contra las mujeres.

2. Identificar en forma participativa con las mujeres de sus comunidades, los mecanismos de operación de la justicia ante las distintas formas de violencia contra las mujeres.

3. Promover abogacía activa con legisladoras/es, profesionales de salud, educación y personal policial, para sensibilizarlos en torno al tema.

4. Implementar grupos de conversación para mujeres que deseen testimoniar sobre sus experiencias de violencia y orientarlas acerca de la protección a sus derechos y donde deben acudir.

La Cuchara, Modemmujer. Fuente: RIMA




2) VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: NO LA EJERZAS, NO LA PERMITAS, NO LA AMPARES

Carmen Torres/Mujereshoy

La violencia contra las mujeres es uno de los problemas más graves que afectan a nuestra sociedad, porque atenta contra la salud física y mental de las mujeres y vulnera sus derechos humanos básicos, entre los que se encuentran tener una vida libre de violencia y el respeto de su integridad física, psíquica y moral.
Los asesinatos masivos de mujeres Ciudad Juárez, de Guatemala, de Alto Hospicio, en Chile, o los casos individuales que se cometen cada día en nuestro continente hablan por sí solos de la magnitud del flagelo de la violencia. Violencia que también se expresa en el secuestro, la tortura, en los golpes y en el maltrato sufrido por las mujeres, como en el caso de Linda Loaiza, en Venezuela, o de Rina Bolaño, quien fue secuestrada, violada y acusada de guerrillera en Colombia, en el contexto del conflicto armado que vive ese país.


Cada vez que un hombre golpea, maltrata, tortura física y/o psicológicamente o mata a una mujer comete un grave delito y ejerce su poder de ser varón y de sentirse superior o dueño de la mujer. Eso explica, en parte, el hecho que la violencia contra las mujeres todavía en nuestra América Latina y el Caribe (y en muchos otros países, hay que decirlo) es tolerado por la sociedad, a pesar de que la mayoría de los países de la región tiene leyes o normas jurídicas para sancionarlo.
Esas leyes o normas se enmarcan en los compromisos que los Estados de la región adquirieron al firmar y ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana de Belém do Pará.


La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer fue aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979 y entró en vigor el 31 de mayo de 1987. Esta Convención pedía la promulgación de leyes nacionales para prohibir la discriminación contra las mujeres, medidas especiales para acelerar la igualdad de facto entre hombres y mujeres y disposiciones para modificar los patrones socioculturales discriminatorios.


En tanto, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, más conocida como Belém do Pará, fue adoptada por aclamación en la Asamblea General de las Organización de Estados Americanos (OEA) el 9 de junio de 1994 en Belém do Pará, Brasil. Esta Convención llama explícitamente a los Estados de la región a “incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer”.
Otro deber de los Estados es, de acuerdo a la Convención de Belém do Pará, “establecer procedimientos legales, justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos”. La mayoría de los Estados latinoamericanos y caribeños cuenta actualmente con legislación que sanciona la violencia contra las mujeres. Pero, también en la mayoría de esos países, el Poder Judicial no cumple, o lo hace lenta y tardíamente, las normativas de la legislación nacional e internacional.

La violencia de cada día

Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio algunos ejemplos de la violencia contra las mujeres en nuestro continente durante una reunión de trabajo con legisladoras, funcionarias y representantes de la sociedad civil en México. Roses dijo que tan sólo en Santiago, capital de Chile, 50,3 por ciento de las mujeres ha padecido violencia en su relación de pareja, mientras que en Perú y Colombia, según encuestas demográficas y de salud, 41,2 y 41,1 por ciento de las mujeres, respectivamente, ha sufrido violencia intrafamiliar. En México, de acuerdo a cifras oficiales, 5 de cada 10 mujeres reconoce que sufre violencia a manos de su pareja, uno de los más altos índices de agresiones contra la población femenina de la región.

Actividades programadas

Las actividades de las organizaciones y redes de mujeres con ocasión del 25 de noviembre son muchas y variadas. He aquí un breve resumen de algunas de ellas que los grupos de mujeres nos han hecho llegar hasta ahora. Esperamos más información para publicarlas en un próximo artículo.


Colombia: Con la Campaña “La violencia contra las mujeres no es natural, nada la justifica, es evitable, está en nuestras manos acabarla”, la Red Nacional de Mujeres-Regional Valle del Cauca está haciendo circular una
carta de apoyo a Rina Bolaño, quien fue secuestrada y violada en agosto de 2003. En la carta, la Red señala la valentía de Rina “porque a ti, Rina Bolaño (...) te secuestraron, y como a tantas otras, secuestradas o no, del campo y de la ciudad, te violaron. Pero ni las amenazas del jefe guerrillero que te maltrató y te violó, ni las intimidaciones de los agentes del DAS que impulsaron a otros presuntos guerrilleros a acusarte de sedición, pudieron amedrentarte. Y por eso, en vez de quedar en el silencio y el olvido, el doble crimen que padeciste se convirtió en emblema de la injusticia de una sociedad cómplice y ciega, de unas autoridades que protegen a los violadores antes que a las violadas”. Para el 30 de noviembre, a las 16:00 horas, la Red está llamando a realizar un Ritual contra los Feminicidios en Colombia en la Plazoleta de San Francisco (Más informaciones en Fundación Mavi: fundacionmavi@telesat.com.co ; Taller Abierto: taller-abierto@telesat.com.co; Centro Cultural Popular Meléndez ccpmujeres@telesat.com.co)


Panamá: La Red de Apoyo contra la Violencia Intrafamiliar-Juan Díaz realizará entre el 22 y el 26 de noviembre diversas actividades de sensibilización, de capacitación y de visibilización sobre la violencia contra las mujeres. Algunas de ellas son un taller de sensibilización a miembros de empresas privadas, una capacitación para funcionarias que atienden casos de violencia, presentación de videos sobre el tema. (Más informaciones: Urania A. Ungo M.: uungo@ hotmail.com)

 

Argentina: La organización no gubernamental COORDMUJER, equipo interdisciplinario que atiende en la Comisaría de la Mujer de Martínez, en San Isidro, Buenos Aires, presentará la película Sombras profundas, dirigida por Lía Dansker, la que fue realizada por el equipo y un grupo de mujeres sobrevivientes de violencia doméstica. La película será presentada en la IV Jornada de Violencia Familiar y Niñas y Niños en Riesgo, que se llevará a cabo el 24 de noviembre entre las 9 y las 18 horas en el Auditórium del Colegio de Abogados de San Isidro, Acassuso 442, de San Isidro. (Más informaciones en la Comisaría de la Mujer de San Isidro: calle Juncal 46 -Martinez- Teléfono: 4512-2345/ 2443 y en coordmujer@yahoo.com.ar ).


Chile: Con el eslogan “Por la Vida de las Mujeres: ¡No + Violencia! ¡No + Femicidio!, la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual se propone visibilizar, con mayor énfasis, ante la opinión pública y los organismos estatales, el feminicidio. Con tal motivo está llamando a los grupos de mujeres de todo el país a realizar una acción de reparación simbólica a las mujeres asesinadas, instalando en espacios públicos un centenar de zapatos que personifiquen a las mujeres que han perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas. Por otra parte, el sábado 19 de noviembre, integrantes de la Red recorrerán, a partir de las 11:30 horas, todos los lugares de funcionamiento del Foro Social Chileno para dar a conocer la realidad de la violencia contra las mujeres. Otra actividad importante es la presentación pública del estudio sobre Femicidio en Chile (Más informaciones: redcontraviolencia2004@yahoo.es).


Venezuela: Del 22 al 25 de noviembre Amnistía Internacional convoca a un ciclo de conferencias sobre las diversas formas de violencia contra la mujer. Intervendrán Adicea Castillo (sobre violencia económica) y Gioconda Espina (sobre violencia simbólica), ambas del CEM de la UCV. El miércoles 24 de noviembre, el CEM de la UCV, el Banco de Desarrollo de la Mujer, Inamujer, los Círculos Femeninos Populares y el Grupo Temático de Género de la UNFPA, organizan un foro sobre el tema de violencia y salud en el CELARG, Av. Marcel Roche de Altamira, Caracas. El 25 de noviembre se realizará un acto en LUZ, organizado por el grupo de Estudios de Género del Instituto de Filosofía del Derecho de la LUZ, Revimu y Reuvem. El 23 de noviembre la Casa de la Mujer “Juana Ramírez la Avanzadora” de Maracay organiza el cine-foro “Violencia de género y políticas públicas”, a las 14 horas. (Informaciones:
Gioconda Espina: espinagio@cantv.net).


El Salvador: El Instituto de Estudios de la Mujer “Norma Virginia Guirola de Herrera”, CEMUJER, tiene programadas numerosas actividades con otras organizaciones para conmemorar el 25 de noviembre e iniciar los 16 Días de Activismo contra la Violencia hacia la Mujer (25 de noviembre-10 de diciembre). Habrá seminarios, cine-foros, comunicados públicos y la presentación del informe sobre feminicidios en El Salvador, actividad que se realizará el 24 de noviembre. (Más informaciones: CEMUJER: cemujer@integra.com.sv).


México: El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres en Jalisco (CLADEM-Jalisco) celebrará los 10 años de la Convención de Belém do Pará el miércoles 24 de noviembre de 2004. El acto se hará en el Salón de Legisladoras Jalisciences del Congreso del Estado de Jalisco, ubicado Av. Hidalgo 222, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco, México, de las 17 a las 19 horas. (Más informaciones en: clademjal@yahoo.com.mx) Por otra parte, el 25 de noviembre se instalará en el zócalo de Ciudad de México, frente al Palacio Nacional, una cruz de clavos de tres metros, como las que ya existen en Chihuahua y Ciudad Juárez, para recordar la cuenta pendiente de la justica y del presidente de ese país, Vicente Fox, con las mujeres víctimas de feminicidio en Ciudad Juárez.
El 26 de noviembre se realizará una marcha que partirá del Ángel de la Independencia hacia Los Pinos para pedir un alto al feminicidio en Chihuahua, en otros estados del país y también en otras naciones, como en Guatemala.
Las participantes en la marcha, a la que asistirán como en años anteriores madres y familiares de las víctimas, llevarán la cruz de clavos hacia Los Pinos.

Fuentes: ONG de mujeres, Mujereshoy, Cimacnoticias.
 



3) VOLVER A POLITIZAR CONCEPTO MÁS AMPLIO DE VIOLENCIA: ACTIVISTAS

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La conmemoración del 25 de noviembre como el Día de la No Violencia contra la Mujer, fue establecido en 1981 durante el primer encuentro feminista Latinoamericano y del Caribe como un homenaje a tres hermanas militantes de la República Dominicana, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, quienes fueron asesinadas a palos por oponerse a la dictadura de Trujillo. Las activistas fueron emboscadas el 25 de noviembre de 1960 y su asesinato fue simulado como un accidente en la ruta por lo que en 1994 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó esa fecha como el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.
En América Latina ya se ha hecho dolorosamente común leer o escuchar en los medios de comunicación masivos los nombres de Ciudad Juárez, Honduras o Guatemala relacionados con la violencia contra las mujeres, feminicidios ó violencia doméstica, publicó la agencia RIMA.
Pero este poder verlo, leerlo o escucharlo en los medios tiene que ver con todo el trabajo que vienen haciendo desde hace décadas el movimiento de mujeres en una movilización global, con sus particularidades regionales, que fueron visibilizando esta problemática, logrando que se sacara esta problemática del ámbito de los privado hacia lo público.
La socialización de la violencia contra las mujeres también creó la necesidad de la existencia de un corpus legal que atendiera esta problemática. Es así que las Conferencias Mundiales organizadas por las Naciones Unidas, tales como la de Derechos Humanos de Viena, en 1993; la 4ta. Conferencia Mundial de la Mujeres de Beijing, en 1995; y la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de Cairo, en 1994 ayudaron a que muchos países en nuestra región promulgaran leyes contra la violencia doméstica y/o la violencia familiar durante la década de los noventa. Podemos marcar como un hito muy importante dentro del marco jurídico internacional en 1979, la creación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), aprobada por las Naciones Unidas el 18 de diciembre de ese año.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belem do Pará ) fue adoptada por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, el 9 de junio de 1994.
El nombramiento de la Relatora Especial sobre Violencia contra la Mujer, en 1994, es también un hecho muy importante. A partir del trabajo de la relatora se van logrando muchos avances en términos de la visibilización de las distintas formas de violencia contra las mujeres; también se avanza en la interpretación jurídica del marco normativo internacional de derechos humanos en cuanto a esta temática.


La aprobación del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, es otro logro importante, porque se logra así el reconocimiento de varios crímenes contra las mujeres como crímenes de guerra.
De qué hablamos cuando hablamos de violencia? Según esta última convención debemos entender por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.
También “se entenderá que (la) violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica: que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual; que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, dondequiera que ocurra.


Con el paso del tiempo distintas estudiosas han ido acuñando variadas definiciones para la violencia más extrema contra las mujeres, es decir cuando esas mujeres terminan muertas.
El término es Femicidio, y según dos investigadoras costarricenses, Ana Carcedo y Montserrat Sagot Millones, basándose en las definiciones conceptuales de las autoras Diana Russell y Jill Radford (Femicide: the Politics of Woman Killing, Twayne Publishers: New York.1992), propone n esta definición, que puede servir como un comienzo de debate:
Se entenderá por femicidio el asesinato de mujeres por razones asociadas con su género. El femicidio es la forma más extrema de la violencia basada en la inequidad de género, entendida ésta como la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación o control. Incluye los asesinatos producidos por la violencia intrafamiliar y la violencia sexual. El femicidio puede tomar dos formas: femicidio íntimo o femicidio no íntimo.


Lo que aquí parece estar tan claramente definido, y que como en el caso de Belem do Pará, que está ratificada por casi todos los países de la región e incorporada en sus marcos legales pertinentes, debería haber ayudado a la prevención y disminución de los casos de violencia contra las mujeres, no lo ha hecho en toda su dimensión.
Este hecho pone al movimiento de mujeres en alerta constantemente, y pide cierta revisión de estos y otros conceptos de análisis y diagnóstico. Para muchas activistas el hecho de que muchas de las leyes sancionadas estén focalizadas sólo en la violencia doméstica o intrafamiliar fue haciendo que la violencia contra las mujeres considerada de manera más amplia haya ido quedado relegada.


Una de las grandes necesidades actuales es recolocar esta problemática en el centro de la escena y de esta manera volver a politizarla. Se considera también, dentro del movimiento global de mujeres, que la violencia sexual tampoco está siendo contemplada de manera adecuada por diferentes legislaciones.
Según un reciente informe de la Comisión Interamericana de las Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA) que presenta una revisión de la implementación de la Convención de Belem do Pará en los últimos 10 años confirma algunos de estos obstáculos que no permiten que se cumplan en su totalidad los objetivos de dicha convención.
Uno de los primeros puntos que releva es a nivel de la legislación particular y remarca que: en la región, la violación dentro del matrimonio no es clasificada como un crimen ni de manera sistemática ni uniforme; tampoco se considera crimen a los ataques con violencia sexual perpetrados dentro del hogar.


En muchos casos, los ataques sexuales siguen siendo considerados como afrentas a la moral y no como crímenes de agresión que violenta la integridad de las personas. En muchos de nuestros países, el acoso sexual y los diferentes tipos de acoso no son reconocidos como crímenes serios.
Igualmente, en algunos países la violencia no es aún considerada una ofensa criminal y por lo tanto no está siendo castigada tan severamente como otras violaciones a los derechos humanos.
Muchos países han establecido juzgados de familia para que atiendan los casos de violencia doméstica, pero aún no se tienen evaluaciones sobre la efectividad de los mismos. Si bien algunos países han modificado sus leyes para imponer castigos estrictos a la violación y a los ataques sexuales, son muy pocos los fallos basados en esas modificaciones. Como podemos observar, la violencia contra las mujeres, los marcos legales relacionados, la actuación de los Estados y la realidad de las organizaciones y grupos de mujeres están planteando más desafíos para poder actuar con más precisión en la prevención.




4) URUGUAY: EL COSTO DE LA VIOLENCIA DOMESTICA

El área de Coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República estima que el PBI del Uruguay rondará en 2004 los 13.500 millones de dólares.
Si los costos de la violencia doméstica insumieran entre el 1.6 y el 2% del PBI, conforme a las estimaciones del BID, significarían entre 216 y 270 millones de dólares. Una encuesta realizada por Teresa Herrera y Asociados para el BID en 1997, mostraba que la violencia doméstica afectaba al 46% de los hogares en Montevideo y Canelones. Una encuesta de UNICEF agregaba que el 39% de las niñas y niños había sufrido algún tipo de violencia, un 15% de ellos de carácter físico grave.

La economista Mariella Torillo, ya en 1999 señalaba que “la principal dificultad con que tropiezan los estudios acerca de los costos asociados a la violencia en general y a la violencia doméstica en particular, es la deficiencia de información estadística al respecto”, y marcaba la necesidad “de un sistema unificado de estadísticas continuas de este tipo de delito, que establezca criterios que permitan relacionar la información ya recopilada por distintos canales, normalice la información recopilada por distintas instituciones e implemente nuevas fuentes de información desde el sistema educativo y de salud”.
En 2001 la Dirección Nacional de Prevención Social del Delito comenzó a elaborar anualmente la lista de personas fallecidas en incidentes de violencia doméstica. Sin perjuicio del avance que implica, sólo contabiliza homicidios, dejando fuera otras formas de maltrato como golpes, heridas, amenazas, daños en bienes, y la violencia sexual en todas sus expresiones.


Todavía es muy limitada en la región la información existente sobre los devastadores costos económicos, directos e indirectos, de la violencia doméstica.
Son costos directos los referidos al daño o pérdida de vidas y a los servicios que se deben proporcionar, sean de salud, legales, de protección o de otro tipo. También hay costos indirectos, como los días de trabajo perdidos o la disminución de la productividad que impacta en la economía global. Y muchos otros de esta última categoría (algunos denominados “costos intangibles”) que, en su mayoría, no son contabilizados por la dificultad que entraña su medición. Entre ellos están el costo de las vidas destrozadas, del dolor crónico, del sufrimiento, del miedo, de la depresión, de los intentos de suicidio, de la pérdida de oportunidades para lograr las propias metas y de la autoestima.
También están los llamados costos de transmisión, originados en los efectos multiplicadores hacia el futuro de la violencia doméstica. Es sabido que ésta se convierte en un modelo de resolución de conflictos que se replica: cuando los niños son víctima o testigos tienden a repetir esas conductas en su vida adulta.

Fuente: La República de las Mujeres

 




5) URUGUAY: MUJERES ASESINADAS EN 2004

Según datos adelantados por la Dirección Nacional de Prevención Social del Delito del Ministerio de Interior, en los primeros siete meses del año 35 personas murieron a causa de incidentes de violencia doméstica: 11 hombres y 24 mujeres, entre ellas seis menores de edad.
Nueve homicidios ocurrieron en Montevideo y 26 en el resto del país. La propia dependencia oficial advierte que el número de estos últimos es mayor, pero algunos no se incluyen por falta de resolución judicial.
Como 6 de las 35 personas fallecieron en el mes de julio, los crímenes del primer semestre (29) permiten hacer una proyección de 58 casos al final del año.
El acumulado de muertes desde que esta estadística -primera de carácter gubernamental- comenzó a llevarse, es de 195 personas muertas por violencia de género en menos de cuatro años (66 en 2001, 53 en 2002, 41 en 2003 y 35 hasta el 31 de julio de 2004).
De las 41 muertes de 2003 (36 de adultas/os y 5 de menores de 18 años), 19 fueron mujeres, 21 hombres y en un caso no se especificó sexo. Cada 19 días, hubo una víctima del sexo femenino el año pasado.

Los victimarios sumaron 39: 33 hombres y 6 mujeres. Solo en dos de los casos los agresores eran menores de edad. En todos los casos había relaciones de pareja o parentesco.
De la compulsa de información periodística surge que al menos once mujeres más fueron asesinadas por parejas o familiares hasta el cierre de este boletín; tres de sus agresores se suicidaron y otro hombre fue acuchillado por su ex pareja mujer.
 



6) URUGUAY: ACTIVIDADES PARA EL 25 DE NOVIEMBRE

Este año serán los Centros Comunales Zonales y las Comunas Mujer, en los CCZ donde existan, los que llevarán adelante distintas actividades en sus zonas: volanteadas, espectáculos teatrales y musicales, caminadas con letreros, pasacalles, proclamas.
En la plaza del Entrevero habrá una actividad callejera organizada por Amnistía Internacional en el marco de la Campaña Mundial contra la violencia. Habrá una concentración posterior en el Palacio Legislativo. El horario de comienzo de esta actividad será de 14 a 20 horas.

CM

 

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