TEMAS DE RECOSUR |
Jueves 17 de diciembre de 2009 |
I. MINGA CENTROAMÉRICA: CONSOLIDAR UN TEJIDO COMUNICACIONAL
EQUIPO DE COMUNICACIÓN CLOC- LVC CENTROAMÉRICA
Con la presencia de delegados y delegadas de los países de Centroamérica, se llevó a cabo, del 1 al 9 de diciembre, en las instalaciones del la escuela Francisco Morazán, Managua Nicaragua, el taller de Comunicación de la Minga Centroamérica.
A fin de consolidar el trabajo de la Minga(1) Centroamérica, continuar tejiendo redes de comunicación para que la voz de nuestros pueblos sea escuchada, durante nueve días hombres y mujeres de diferentes organizaciones, entre ellas integrantes de La CLOC - Vía Campesina, intercambiaron sus experiencias sobre la comunicación que desarrollan desde sus propios países donde existen costumbres, idiomas y cultura particulares, principalmente de los pueblos indígenas.
Las grandes trasnacionales de la comunicación que han invadido los diferentes países de America, tienen una historia de invisibilizar las demandas y propuestas que los pueblos originarios, indígenas y campesinos han planteando por décadas. En el análisis realizado por los integrantes de la Minga Informativa, se consensúo que en la actualidad los medios de comunicación masivos se destacan por su rol de propaganda y no por el de informar.
Ante el papel enajenante de los medios de comunicación masivos y a los cambios políticos y económicos que se están produciendo en Centroamérica y América Latina, es urgente consolidar un tejido comunicacional desde las bases de las organizaciones que alzan su voz para exigir el respeto de sus derechos, por ello la Minga Informativa en Centro América continúa tejiendo redes por una comunicación incluyente que construya cambios estructurales y equitativos.
La utilización y uso de esos medios
alternativos, como las radios comunitarias, videos y formas propias de
comunicación que cada organización social ha implementado, fueron discutidos en
el contexto del taller; además, se analizó la importancia de mantenernos
informados sobre la realidad del contexto local, nacional y mundial, que permita
una toma de decisiones claras ante un proceso político económico y social
neoliberal, que atenta contra la vida digna de los pueblos.
Para la CLOC y Vía Campesina Centroamérica, es fundamental el fortalecimiento de
la Minga Informativa Centroamérica, para contribuir en la construcción del
tejido de comunicación a nivel regional y mundial, que permita una estrategia
conjunta ante las políticas neoliberales que traen como consecuencia la
imposición de Tratados Comerciales, implementación de Agrocombustibles, despojo
de tierras propias de las comunidades, e imposición del consumo de alimentos
genéricos.
Este segundo taller de comunicación contó con la participación de comunicadores y comunicadoras de diferentes organizaciones de la CLOC Vía Campesina Centroamérica y Ecuador, así como de radios comunitarias, y representación de dirigentes de base, donde se plasmó la importancia de consolidar la lucha y tejer redes a nivel mundial para ser escuchados y escuchadas.
(1) Trabajo colectivo comunitario o en comunidad
Equipo de Comunicación
CLOC- La Vía Campesina Centroamérica
Minga Informativa de Movimientos Sociales
TEMAS DE RECOSUR 1154 – 17/12/2009
II. ARGENTINA: NI UN PIBE MENOS
El Hambre es un crimen. Hay que detenerla. Sí o sí. Porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a nuestros hijos las oportunidades vitales para que puedan crecer con dignidad. Es imperativo terminar con un sistema económico -que en la mayoría de los casos- no da hijos sino hambre, que no da futuro sino Paco, que talla caricias olvidadas en cuerpos olvidados.
Niños hermosos nacen a la muerte aunque ya todos sepamos que la infancia es el principal recurso natural no renovable de nuestro país, ya que la mayoría de las capacidades humanas quedan -de alguna manera- determinadas durante los primeros años de vida cuando los niños están haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos.
La infancia es por lo tanto la gran oportunidad de la sociedad para mejorarse a sí misma en lo biológico, en lo cultural, en lo económico, incluso en lo político. La infancia es el terreno más fértil para sembrar inteligencia, trabajo, creatividad, justicia y democracia.
Sin embargo, los niños se nos mueren de hambre por decenas cada amanecer. Se nos mueren "acabaditos de nacer" mientras los padres lloran por los días hermosos, cuando la vida era azul.
Sin una infancia sana, amasada y entera es impensable una Argentina mejor. Porque un país que mutila a sus niños es un país que se condena a sí mismo.
¿Cuánto tendrán que andar nuestros hijos pobres, para no morirse de hambre, como goteras vivas que desangra las estrellas? Entre dolores y silencios hay una calle por donde marchan los niños hacia una primavera que se domicilia en los extremos del viento borrando de los calendarios la contribución de sangre a la acumulación capitalista.
Pero nuestros PIBES vencerán porque son el
golpe temible de un corazón no resuelto: Con ternura y airosos como alas.
Alberto Morlachetti
Coordinador Nacional
Movimiento Nacional Chicos del Pueblo
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III. ARGENTINA: LOS NIÑOS, DESTERRADOS DE SU INFANCIA
Por Alberto Morlachetti
Con el 60 por ciento de nuestros niños viviendo en la pobreza podemos afirmar que nuestros pequeños han sido desterrados de su propia infancia. La niñez humilde, otrora un privilegio, fue llevada a los desiertos de la exclusión. Desafectados de todo afecto. Desafiliados de madre y padre. Condenados a unas pocas calles y a unas cuantas migas los convirtieron un poco adictos, un poco trabajadores, un poco delincuentes.
Hace unos días, en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, un pibe haciendo equilibrios en un techo, acechado de tanta maravilla que le acercaban las constelaciones y para que éstas no se hundieran en los rápidos de la nada, creyó que no habría cosa que se interpusiera entre él y su quimera de pájaros. En última instancia, "la muerte es el último país que un niño inventa". Tenía 13 años, el pelo despeinado y las siempre ganas de reír.
El propietario de la vivienda presumió que tenía intenciones de robarle y le disparó en el lugar exacto de la muerte. Con el hecho ocurrido, la policía desplegó el argumento "el menor habría intentado llevarse una jaula de pájaros". La vida de este chico fue rápida como un tajo. Mañana, en las hojas del tiempo, faltará una gota, irrepetible, necesaria para la renovación humana.
El sociólogo francés Alain Tourain nos señala que, hoy, la apelación a la igualdad y a la libertad aburre, porque el interés de la mayoría, en definitiva, se ve excitado por el consumo. En ese sentido, el llamado a mayores equidades es una regresión insoportable para los accionistas de la pobreza.
En lugar de transformar el actual modelo económico y social que omite generar condición humana se encuentran abocados a encontrar científicamente cuál es la clave genética diferencial de los niños de oro de los niños de cartón.
Mientras la actual administración del país tributa 25 niños pequeños a la muerte acabados de nacer (según el informe Estado Mundial de la Infancia-Año 2008-Unicef) por causas evitables, eufemismo para evitar decir hambre.
El Estado abre la boca y se traga a los pibes. Se los saca a la tierra, se los roba. Frágiles palabras las del amor.
La superación de la pobreza que sumerge a más de la mitad de nuestros niños y niñas compete a su sistema político.
Cuando las organizaciones populares pulseamos con el Estado para revertir esta tendencia no lo hacemos en nombre de compasiones que deteriora el contenido político de la lucha contra un sistema que produce pobreza y exclusión. Nosotros pujamos por derechos que se encuentran en la irrenunciable utopía de una sociedad de semejantes.
Publicado en Diario La Nación 07-12-09
Agencia de Noticias Pelota de Trapo
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IV. UN NEGOCIO PLANTADO:
PADRES, ABUELOS Y PADRINOS DE LAS PLANTACIONES FORESTALES
Anahit Aharonian, Carlos Céspedes, Claudia Piccini, Gustavo Piñeiro [1]
La política forestal mundial adoptada por Uruguay ha sido el común denominador de los sucesivos gobiernos democráticos posdictadura cívico-militar, sin importar su bandera. No obstante, debe reconocerse que el gobierno blanco del Dr. Lacalle, ha sido uno de los que más aportó para que esta política sectorial ganara la opinión pública y fuera centro de debate. Esto ha sido recientemente evocado por Brecha (20-XI-09) en el articulo “Un campo acá, otro más allá…”. Sin embargo, resultaría demasiado simple creer que, tanto los intereses especulativos como el supuesto éxito del sector forestal, son obra exclusiva de Lacalle. Difícilmente un gobernante tenga el poder suficiente para convocar y articular la voluntad de tantos funcionarios involucrados en políticas que trascienden al propio Estado y sus ocasionales gobiernos. Detrás existe una enorme pirámide de profesionales devenidos en una suerte de tecnócratas –públicos y privados, nacionales e internacionales– que permean todas las estructuras, tanto las del Estado como las de instituciones internacionales. Esto permitió a la política forestal implantada en Uruguay, atravesar exitosamente todas las instancias de discusión parlamentaria, desde el primer gobierno posdictadura.
Un detalle “menor” mencionado por el periodista de Brecha en su nota, nos puede servir de ejemplo: “Se definieron áreas de ´prioridad forestal´, y se clasificaron los suelos…“ Estos suelos fueron clasificados como tales, a principios de la década de 1970. Por entonces, avanzaba en el mundo una visión agroproductivista que habría de consolidarse en la Revolución Verde. Nada o muy poco se conocía sobre conceptos fundamentales como “servicios ecosistémicos”, “externalidades ambientales” o “pasivo ambiental”. El lema era claro: un suelo producía algo de valor económico o no servía. Bajo esta óptica, y en un Uruguay predominantemente granero y ganadero, el 11,2 porciento (1.810.000 hectáreas) del territorio nacional fue destinado a cultivos forestales. Considerando el buen nivel de capacitación del equipo técnico responsable de esa misión, así como la visión de la época, todo hacía pensar que ese 11,2 era inmodificable o en el mejor de los casos, reducible. Sin embargo, resultó todo lo contrario. El “día de los inocentes” de 1987 se aprobó la ley de promoción del sector forestal (15.939, del 28-XII-1987). Escasos meses después, estos suelos de “prioridad forestal” pasaron a representar el 14,3 por ciento (2.314.000 hectáreas) del total; y apenas dos años después, en 1990, en el preámbulo del lanzamiento del Plan Nacional Forestal (1991), alcanzaron a 22,1 por ciento (3.575.000 hectáreas). Es decir, se duplicó la superficie de suelos originalmente prevista en 1971. ¿Cómo pudo suceder esto?
A mediados de la década de 1980 la comunidad internacional concuerda en dejar claramente documentadas las causas y posibles soluciones a los problemas ambientales y de desarrollo que afectaban al mundo. Este documento, dado a conocer en 1987, conocido como “Informe Brundtland” (o “Nuestro futuro Común”, en su nombre original), fue fuente de inspiración de la “globalización” de los problemas y conflictos ambientales. El “mapa de ruta” delineado en el Informe Brundtland, entre otros, influyó fuertemente en la creación del IPCC[2] (1988).
En Uruguay, el Informe Brundtland promovió un “espíritu” internacionalista y de compromiso con la causa común ambiental. Los funcionarios públicos y privados se preparaban para las “rondas preparatorias” de la Cumbre de Río (1992), la instancia internacional que más jefes de Estado convocó en la Historia. En este contexto, se logra una voluntad política sin precedentes, por su celeridad: la de promulgar (entre la Navidad y Año Nuevo de 1987) la ley Forestal. Las agencias internacionales, tan solícitas ante los problemas del mundo, no podrían estar ajenas. Así, entre otras, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) presentó presurosa al gobierno uruguayo una propuesta acerca de qué hacer con los eucaliptos promovidos por la nueva Ley. Su incidencia fue tal, que el texto promulgado en 1988, sobre el Plan Nacional de Forestación, se basó explícitamente en este estudio de la JICA (“Estudio de plan maestro para el establecimiento de plantaciones de árboles y utilización de la madera plantada en la República Oriental del Uruguay”).
El desconocimiento de nuestros técnicos, el vacío de información y también político, fueron piedras fundamentales para definir y construir el perfil del “Uruguay, país genuflexo” que campeó en la década de 1980 de la mano del terrorismo de Estado. Esta realidad, contribuyó activamente a gestar un nuevo actor en la vida política del Estado, el tecnócrata. En la mentalidad tecnocrática, según Finzi[3], racionalidad y "verdad" están indisolublemente unidas, según un esquema reconocido casi universalmente en el pensamiento contemporáneo, en el que además, la racionalidad está fundada sobre elementos meramente cuantitativos. Ya no habrá sitio para los juicios de valor, esto es, para los juicios que, por su propia naturaleza, no pueden fundarse sobre elementos cuantitativos.
Según Patricio Silva,[4] “tecnocracia se refiere a la adaptación del expertise a las tareas de gobierno, argumentando poseer una posición apolítica. De esta manera, los tecnócratas se justifican a sí mismos haciendo un llamado al expertise técnico basado en formas científicas del conocimiento, argumentando que ellos pueden entregar soluciones técnicas a problemas políticos. Basado en un concepto similar, Meynaud sostiene que la diferencia entre un técnico (technician) y un tecnócrata, estaría determinada por el nivel de toma de decisiones en el que participa y en su grado de influencia ante los líderes políticos”.
De este modo, en un mundo donde la información es poder y donde ésta además crece vertiginosamente, los tomadores de decisión se tornan cada vez más dependientes de las consulta de expertos o consultores externos que les provean de datos pre-digeridos y tabulados, prontos para la toma de decisión. A pesar de que su tarea se limita sólo al reciclado de datos parciales generados por terceros, su síntesis se transforma finalmente en formadora de opinión pública. De este modo, su presencia e intervención en la gestión del Estado se vuelve indispensable para la conducción de algunas políticas sectoriales que exigen información altamente especializada. El conflicto surge cuando la opinión del experto o consultor no es imparcial, como sucede muchas veces. Su pertenencia a grupos o corporativismos sectoriales, seguramente, ha de estar por encima del interés colectivo y aun político partidario, mal que nos pese.
Las campañas propagandísticas tampoco son ajenas a la consolidación de políticas sectoriales, en la medida en que son las que facilitan la construcción de consensos hegemónicos. Cabe sólo recordar aquella que acompañó la imposición del Uruguay Forestal y que llevó a la confusión conceptual entre “bosque o monte nativo” y “plantación de eucaliptos”. O la idea de lucro inestimable, como la de aquel folleto dirigido a convencer a abuelos a invertir en plantaciones forestales para sus nietos, para que éstos tuvieran mañana la posibilidad de estudiar en la Universidad de Harvard.
Aun cuando los discursos parecieran tan opuestos entre los sucesivos gobiernos, hubo una continuidad de la política forestal nacional por encima de toda ideología partidaria. Esto es lo que resulta más llamativo. ¿Estaremos a tiempo de reflexionar y generar un debate genuino en torno a estas políticas?
[1] Miembros de la Comisión Multisectorial /
covitradi@adinet.com.uy
[2] En su sigla en inglés, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático
[3] Finzi, Claudio en Il potere tecnocratico, Bulzoni, Roma, 1977
[4] “Los tecnócratas y la política en Chile: pasado y presente”, publicado en
Revista de Ciencia política, volumen 26, nº 2, 2006.
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