COMCOSUR
Comcosur Mujer
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ARGENTINA
CUMBRE DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
El bochorno de Naciones Unidas en Buenos Aires
(LAVACA) Naciones Unidas pretende organizar una Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información y lo primero que se asegura es que esté ausente justamente eso: la información. Formalmente, convocó a debatir temas tan cruciales como el acceso a la tecnología y los conocimientos, los derechos de autor y de propiedad en el espacio virtual, el control del software y la gratuidad de Internet a la sociedad civil argentina los días 12 y 13 de mayo. En los hechos, delegó la organización de esta reunión en una entidad sin capacidad para garantizar la participación del ámbito académico, organismos de derechos humanos, colegios profesionales o movimientos sociales.. Naciones Unidas dio por finalizado el trámite y presentó públicamente las conclusiones, dejando en claro cuál es su visión de la sociedad civil en la Argentina.
2) CON LAS OBRERAS DE BRUKMAN EN EL DIA INTERNACIONAL DE ACCION POR LA SALUD DE LAS MUJERES
Andrea D'Atri
Red Informativa de Mujeres de Argentina
El 28 de mayo, el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, se realizó la charla-debate en la plaza donde se encuentra la carpa de las obreras de Brukman en lucha, con la participación de más de setenta personas, entre ellas reconocidas feministas de diversos grupos y organizaciones, mujeres desocupadas de distintos movimientos, Martha Rosemberg del Foro por los Derechos Reproductivos, Susana Gamba de la Agenda de las Mujeres, el diputado José Roselli, estudiantes universitarias, cineastas, jóvenes de colegios secundarios, etc.
Antes de empezar, Celia, de la comisión interna de Brukman nos dio la bienvenida y una joven desocupada de la UTD - Berisso nos contó que recién habían entregado solidariamente a la carpa de las obreras parte de los medicamentos que lograron arrancarle a los laboratorios y al gobierno con su lucha.
Abrió la discusión Dora Coledesky de la Asamblea por el Derecho al Aborto planteando, fundamentalmente, la importancia de este derecho de las mujeres como ciudadanas y de la necesidad de movilizarse y luchar para obtenerlo. Luego, Raquel Disenfeld, de Mujeres Libres, señaló, entre otras cosas, los paralelismos que existen entre el terrorismo de Estado y la impunidad de los genocidas con lo aberrante del abuso sexual infantil y la revictimización que se hace con el silencio encubridor.
En tercer lugar, contaron su experiencia las compañeras del periódico El Espejo, comentando las dificultades a las que muchas veces se veían enfrentadas con los mismos activistas de izquierda cuando trataban los temas de la sexualidad, los crímenes de honor, el aborto, la violencia, el cuestionamiento a los valores patriarcales en sus artículos.
Luego nos extendimos por más de dos horas en un debate en el que participó la mayoría de las asistentes. Alicia Schejter nos contó de su experiencia como feminista y trabajadora de la salud, habló una periodista que colabora con el periódico Nuestra Lucha, que hacen las obreras de Brukman y los obreros de Zanon etc. También se discutió sobre el fallo de la jueza talibana de Córdoba y de qué manera debíamos enfrentarlo. Varias compañeras de los movimientos de desocupadas plantearon las situaciones a las que debían enfrentarse no sólo en el ámbito público, en los piquetes y en los barrios, sino también en el ámbito privado, con sus compañeros de militancia y sus parejas. Nos contaron de sus enormes dificultades cotidianas, pero también de su interés por conocer, divulgar y luchar por los derechos de las mujeres.
Para finalizar, retomamos algunas anécdotas de la experiencia que están haciendo las mujeres de Brukman no sólo como obreras, en su lucha por la recuperación de su fuente de trabajo sino también en sus vidas como mujeres.
Planteamos que si el gobierno, los funcionarios, el juez, el patrón y la burocracia sindical le tienen tanto temor a ellas no es por lo que vale en sí misma la fábrica de Brukman. Sino porque ellas son un ejemplo, un símbolo que demuestra a las claras que si los patrones necesitan de la explotación de la clase obrera para producir, la clase trabajadora no necesita de los patrones para hacerlo. Y que esto es algo que no puede permitirse. Del mismo modo que consideramos que el derecho al aborto es nada más que un mínimo derecho a ejercer la autonomía sobre nuestras propias vidas, pero si la Iglesia y el Estado tanto se oponen a él es porque el ejercicio de este derecho encierra también la posibilidad de pensar que las mujeres podemos y debemos ser seres de pleno derecho, con capacidad de decidir autónomamente sobre nosotras mismas, lo que nos abre las puertas a proyectar nuestra vida de manera plena e independiente.
Si consideramos que la charla fue un éxito es porque la organizamos contando con nada más que el esfuerzo personal de las compañeras de Mujeres al Oeste, Asamblea por el Derecho al Aborto, Mujeres Libres, Periódico el Espejo y del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos. Y contamos con la colaboración del colectivo de artistas Kino- Nuestra Lucha (que alquiló equipo de sonido y una gran carpa para que las actividades previstas no se tuvieran que suspender por el clima).
Pero lo más importante fueron ustedes, las y los más de setenta que nos acompañaron, solidarizándose también de este modo con la lucha de las obreras de Brukman por la recuperación de SU fábrica.
Centro de Profesionales por los Derechos Humanos
29 de mayo de 2003
ESTADO ESPAÑOL
Esta, en realidad, podría ser una noticia proveniente de cualquier país de los que reciben inmigrantes, sobre todo mujeres. Pasa día a día en España y Europa en general, sólo que no es noticia. Mientras el G8 se reúne en Francia para determinar el destino económico (que equivale a decir el político) de todo el resto de los países del planeta, esta información que retransmitimos a continuación, está ocurriendo ahí mismo, cerca de su cumbre.
(Comcosur Mujer)
1) EL COSTO DE SER UNA MUJER INMIGRANTE
(Mujereshoy) Un tribunal español condenó a un inspector de policía a dos años de cárcel y doce de inhabilitación para ejercer su trabajo por abusar sexualmente de tres colombianas indocumentadas, informa este lunes la prensa local.
Según la sentencia de la Audiencia de Sevilla, el acusado aprovechó su cargo como jefe del grupo especializado en extranjería para realizar tocamientos y solicitar favores sexuales a las tres colombianas.
En los tres casos, sucedidos entre 1998 y 1999, el policía de 51 años e identificado con las iniciales E.J.R., prometió a las mujeres acelerar la tramitación de su documentación en España y evitar su expulsión del país a cambio de sexo.
La primera víctima fue L.R.O., que fue detenida por estancia ilegal en España en un club nocturno en la localidad sevillana de Santiponce, el 15 de abril de 1998.
El jefe de policía advirtió a la mujer de que "tenía la posibilidad de ejecutar o no la expulsión de España y que tomaría una decisión u otra según la actitud que ella tomase".
En la misma redada del club nocturno fue detenida Y.C.Z., quien también fue abusada por el funcionario, según consta en la sentencia. La tercera perjudicada fue Y.K.R.R., detenida en julio de 1999 en Sevilla.
La sentencia señala que hubo delito de abuso en el ejercicio de su función cometido por un funcionario público y añade que la "desleal actuación" del policía se traduce "en público desdoro y desprestigio tanto del funcionario como de la institución oficial".
Durante el juicio, el inspector argumentó que su autoridad no era decisiva para la expulsión de las colombianas de España, por lo que las inmigrantes habían actuado de forma voluntaria.
La sentencia razona, sin embargo, que el condenado "participaba activamente en todo el proceso" y que "era lógico que las testigos creyeran que el acusado podía ayudarlas o perjudicarlas".
MÉXICO
1) NO NOS OLVIDEMOS DE LO SUCEDIDO EN CIUDAD JUAREZ!
Lourdes Godínez Leal cimac | México, DF
La organización Por Nuestras Hijas de Regreso a Casa, de Ciudad Juárez, instaló en la red Internet una carta con el propósito de recabar firmas en línea para exigir que cesen la impunidad y la violencia en esa ciudad.
El documento de seis puntos, dirigido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pide que esa instancia se pronuncie sobre los derechos de las mujeres en el próximo informe que emitirá la relatora especial Martha Altolaguirre a Juan Méndez, presidente de la Comisión.
También le solicita llamar al gobierno de México a que solicite apoyo especializado, impulsar mecanismos de protección para las y los defensores de los derechos humanos y para las familias de las víctimas, y pedir a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que informe del seguimiento a la recomendación 44/98.
Asimismo, pide que la instancia internacional apremie a las autoridades estatales, municipales y federales a que participen de manera corresponsable en el esclarecimiento de los crímenes y desapariciones de mujeres, así como en el ámbito de la prevención de la violencia hacia las mujeres.
Finalmente, le solicita instar a una investigación eficiente y pronta para la debida sanción de las autoridades responsables de las diversas violaciones a los derechos humanos que se han venido cometiendo desde 1993, sin importar qué gobierno estuvo al frente.
A raíz de los asesinatos y desapariciones de mujeres en Ciudad Juárez, que iniciaron desde 1993 y suman ya más de 280 muertas y 500 desaparecidas, madres de las víctimas realizan una serie de acciones para pedir a las autoridades que aclaren el caso.
Junto con otras organizaciones del país, las madres iniciaron el 7 de agosto una jornada contra la violencia hacia las mujeres en esa ciudad fronteriza, con la reinstalación de una cruz de acero en la Plaza Hidalgo, que en marzo fue semiquemada y en junio removida por un grupo de encapuchados.
La jornada culminará el 10 de diciembre, Día Mundial de los Derechos Humanos. La carta a la CIDH se puede leer y firmar en la siguiente dirección: http://www.petitiononline.com/JUAREZ/petition.html
URUGUAY
1) ALERTA MUJERES! ¡¡¡ANTICONCEPTIVOS GRATIS!!!
Comcosur Mujer
Es asombroso que alguna prensa llamada progresista se preste a falsear la realidad del sistema de salud pública en el Uruguay. Ahora leemos con asombro que a partir del 2001 ya existe en el Uruguay servicios de atención y asistencia en anticoncepción en la red de hospitales, centros de salud y policlínicas del Estado. Algo hay de cierto en este dislate, sin embargo, y eso es lo importante. A partir que cesó en sus funciones, en el 2002, uno de los jerarcas del Ministerio de Salud Pública, que por razones de "conciencia" había prohibido la distribución de anticonceptivos, ahora se pueden obtener en algunas dependencias, varios tipos de elementos de anticoncepción. Aún así, les recomendamos a todas sacar urgentemente el carne de asistencia y exigir los mismos.
Dentro del paquete que actualmente se está ofreciendo, figuran anticonceptivos orales de baja dosis de hormonas; anticonceptivos inyectables, uno oral especial indicado para usar en períodos de lactancia porque no altera la calidad de la leche materna y los DIU así como preservativos y métodos anticonceptivos de emergencia.
Las mujeres de los barrios montevideanos, beneficiarias de los servicios de atención ginecológica integral que brinda la Intendencia Municipal de Montevideo a través de las Policlínicas Municipales, pueden acceder a un carné de la Mujer en Salud Sexual y Reproductiva y obtener, a través del programa Maternidad Informada y Voluntaria, diversos métodos anticonceptivos, a costo de reposición. La única ONG de mujeres que brinda cobertura constante en materia de salud sexual y reproductiva y que ofrece la colocación del DIU a muy bajo costo y de dos anticonceptivos orales a 100 y 50 pesos respectivamente, así como tres preservativos por 10 pesos, en la Casa de la Mujer de la Unión. Queda en José Serrato 2613.
De modo que ¡a no dormirse! Estén alertas y siempre que lo deseen, con su anticonceptivo a mano.
2) "LO QUE MAS QUIERO ES UNA CAMA"
Comcosur Mujer
Era verano. Un tardío verano somnoliento sobre una plaza céntrica, a la luz de unos faroles coquetos. Sentados en una mesa, conversábamos lánguidamente sobre un conjunto de músicos callejeros que se afanaban por entretenernos. La vimos de lejos. Revoloteaba entre las mesas dejando, ¿qué? ¿Estampitas religiosas? ¿Quizá curitas? Algo vendía. no estaba mendigando. Estaba trabajando. La vimos tan chiquita, curiosamente sin cara de mártir, que la llamamos. "¿Querés comer algo?" Meneó la cabeza. "¿Y tomar un refresco?" Asintió con entusiasmo. Le dijimos que se sentara con nosotros, y mientras el mozo con aire reprobador le iba a buscar su botella de cola, comenzó, suavemente, sin apuros, una conversación.
-¿ Todas las noches trabajás por aquí?
Asintió.
-¿Hasta qué hora?
- No sé, hasta que no haya más gente.
- Pero eso es muy tarde. ¿No te da miedo irte solita de vuelta a tu casa?
Meneó la cabeza: "Ya sé dónde bajarme. A veces vuelvo con mi hermana, que también vende por aquí"-.
Silencio. Ella sorbía con deleite su cola. Nosotros fumábamos, reflexivos.
¿Sabés que tengo un hijo que debe de tener tu edad?
¿Cuánto tiene?
Siete.
A noooo. Yo tengo seis. ¿Y cómo se llama tu hijo?
Roly. ¿Y vos?
Musitó un nombre que no logramos entenderlo. Se lo hicimos repetir varias veces, pero finalmente desistimos. Parecía querer conservar su anonimato.
Silencio. Ella nos miraba atentamente.
¿Dónde vivís?
Lejos. Es una hora y pico llegar.
¿Y te espera alguien en tu casa?
Siiiiiii (se ensimisma)
Decidimos cambiar el tema.
-Decime, si tuvieras que elegir, ¿qué es lo que más querrías en el mundo?
-¿En el mundo? (era un concepto demasiado amplio para ella) Se quedó pensando largo tiempo, mientras seguía sorbiendo su cola.
-Una cama.
-¿Una cama? Querrás decir un cuarto para vos sola.
-Una cama.
-¿Es que tenés que compartir la cama con mucha gente?
Silencio. Luego musitó palabras incomprensibles.
-¿Vas a la escuela?
-Siiiiiii (se ensimisma)
Se levanta, y siempre con la misma liviandad, como si un viviera en el mejor de los mundos posibles, dice
-Tengo que ir a trabajar.
Le damos un beso. Se va con sus estampitas, (¿o curitas?) a otras mesas.
Estamos en el comienzo del invierno. Hace frío, tanto, que ya andamos de lanas dentro de un boliche por el centro. Acabamos de comer una rica pizzeta, y hablamos lánguidamente, con la satisfacción de dos amantes. De pronto entra al boliche la niña, "esa" niña que quería una cama. Es la una de la mañana.
-¡Hola! ¿Te acordás de nosotros?
Nos mira ausente. No, no se acuerda, pero no lo quiere decir. Tiene que vendernos unas gomitas para el pelo, y para eso, no hay que defraudar al posible comprador. Se las compramos.
-¿Y? ¿Estás yendo a la escuela?
- Siiiiiii
Y se escabulle por la calle desierta. Sólo tiene puesta una remerita fina: ¿Dije que hacía frío? Nos miramos nuestros abrigos, el plato vacío ante nosotros, y la pizza, inexplicablemente, se nos convierte en culpa, en indigestión.
(A la memoria de Jacqueline, una muertita sin cama de 3 años)
Yessie Macchi
-El 16 de mayo se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de la teórica y poeta feminista Adrienne Rich. En su homenaje, publicamos este artículo de su autoría.
La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana
Adrienne Rich
Si las mujeres son las fuentes más tempranas del cuidado emocional y de la nutrición física para los niños tanto del sexo femenino como del masculino, parecería lógico, al menos desde una perspectiva feminista, plantear las preguntas siguientes: si la búsqueda de amor y ternura en ambos sexos no lleva originalmente hacia las mujeres; por qué de hecho alguna vez las mujeres querrían dar una nueva dirección a esa búsqueda; por qué la supervivencia de la especie, los medios de fecundación y las relaciones emocionales y eróticas deberían, en todo caso, volverse tan rígidamente identificados los unos con las otras; y por qué deberían de encontrarse con restricciones tan estrictas para obtener a fuerzas la lealtad emocional y erótica de la mujer y su subordinación a los hombres. Dudo que suficientes estudiosas y teóricas feministas hayan hecho el esfuerzo de reconocer las fuerzas sociales que arrancan las energías emocionales y eróticas de las mujeres de ellas mismas, de las otras mujeres y de los valores identificados con la feminidad. Estas fuerzas, como trataré de mostrar, van de la esclavización física literal hasta el disfrazamiento y la distorsión de opciones posibles. (...)
En su ensayo «El origen de la familia», Kathleen Goughe numera ocho características del poder masculino en sociedades arcaicas y contemporáneas, características que quisiera usar como marco de referencia: «la capacidad de los hombres de negar la sexualidad de las mujeres o de imponerla a ellas; administrar o explotar su trabajo para control su producto; controlar a sus hijos o despojarlas de ellos; encerrarlas físicamente e impedir su circulación; o negarles acceso a grandes áreas del conocimiento social y de los logros culturales». [1] (...)
Es más fácil de reconocer la manera en que algunas de las formas en que el poder masculino se manifiesta obligan a la heterosexualidad más que en otras. Sin embargo, cada una de las que he enunciado contribuye al conjunto de fuerzas dentro de las cuales las mujeres han sido convencidas de que el matrimonio y la orientación sexual hacia los hombres son componentes inevitables de sus vidas aunque sean insatisfactorios u opresivos. El cinturón de castidad, el matrimonio infantil, la erradicación de la existencia lesbiana (excepto como exótica y perversa) del arte, la literatura y el cine, la idealización del amor y el matrimonio heterosexual; todas estas son formas bastante obvias de compulsión, las primeras dos con el concurso de la fuerza física, las otras dos con el control de la conciencia. Mientras que las feministas han atacado la clitoridectomía como una forma de tortura contra las mujeres, [2] Kathleen Barry fue la primera en señalar que esto no es simplemente un modo de convertir a una muchacha en mujer «casable» mediante una cirugía brutal. Tiene como objeto que las mujeres en la proximidad íntima del matrimonio polígamo no quieran formar relaciones sexuales entre ellas, quedesde una perspectiva masculina y genital fetichistalas conexiones eróticas femeninas, estarán literalmente excluidas, incluso en una situación de segregación de sexos. (...)
En su estudio brillante "El hostigamiento sexual de las mujeres trabajadoras: Un caso de discriminación sexual", Catharine A. MacKinnon traza la intersección de la heterosexualidad obligatoria y la economía. Bajo el capitalismo, las mujeres son segregadas horizontalmente por sexo y ocupan una posición estructuralmente inferior en el lugar de trabajo.(...). Ella cita una gran cantidad de material que documenta el hecho de que a las mujeres no sólo se les segrega en trabajos de servicio mal pagados (como secretarias, empleadas domésticas, nanas, secretarias, operadoras telefónicas, educadoras, meseras), sino que además la «sexualización de la mujer» es parte del trabajo. Un requisito central e intrínseco a las realidades económicas de la vida de las mujeres es el de que las mujeres «ofrecerán comercialmente su atractivo a los hombres, que tienden a detentar el poder y la posición económicos para imponer sus predilecciones». [3] (...)
Esto da lugar a una diferencia específica entre las experiencias de las lesbianas y las de los hombres homosexuales. A una lesbiana, que oculta sus preferencias en el trabajo por los prejuicios heterosexistas, no sólo se le fuerza a negar la verdad de sus relaciones fuera del trabajo o en su vida privada; su trabajo depende de que pretenda ser no sólo heterosexual, sino una mujer heterosexual en términos de vestir y actuar el papel femenino y deferente, requerido de las mujeres «reales». (...)
La heterosexualidad obligatoria simplifica la tarea del proxeneta y del alcahuete en los círculos de prostitución universales y en los «centros Eros» mientras que, en la privacidad del hogar, lleva a la hija a «aceptar» la violación incestuosa de su padre a la madre, a negar que ello está ocurriendo, a la esposa golpeada a permanecer con un esposo abusivo. «Hacer amigos o cortejar» es una de las prácticas más importantes del alcahuete, cuyo trabajo consiste en entregar la muchacha escapada o confusa al chulo para que la prepare. La ideología del amor heterosexual, transmitido a ella desde la infancia por los cuentos de hadas, la televisión, las películas, la propaganda, las canciones populares, las ceremonias nupciales, es un instrumento idóneo en manos del alcahuete, y uno que no duda en usar, como documenta Barry. El temprano adoctrinamiento femenino en «amor» como emoción puede ser en gran parte un concepto occidental; pero una ideología más extendida profesa la primacía y la incontrolabilidad del impulso sexual masculino. (...)
El supuesto de que «la mayoría de las mujeres son innatamente heterosexuales» destaca como una piedra de choque para el feminismo. (...) Sin embargo, la omisión en examinar la heterosexualidad como una institución es como la omisión en admitir que el sistema económico llamado capitalismo o el sistema de castas del racismo se mantiene por una variedad de fuerzas, incluyendo tanto la violencia física como la falsa conciencia. (...)
He escogido usar las expresiones de existencia lesbiana y continuo lesbiano porque la palabra lesbianismo tiene resonancias clínicas y limitantes. La expresión existencia lesbiana sugiere tanto el hecho de la presencia histórica de las lesbianas como de la creación continua del significado de esa existencia. Con el término de continuo lesbiano me propongo incluir una gama de experiencias identificadas con la mujer a través de la vida de cada mujer y a través de la historia y no simplemente el hecho de que una mujer haya tenido o deseado conscientemente experiencia sexual genital con otra mujer. Si lo expandimos para que incluya muchas más formas de intensidad primaria entre mujeres, como el compartir una vida interna rica, la asociación contra la tiranía masculina, el dar y recibir apoyo práctico y políticos y también podemos detectarlo en tales asociaciones como resistencia al matrimonio (...) empezamos a captar dimensiones de la historia y la psicología femeninas que han quedado fuera de nuestra comprensión como consecuencia de definiciones limitadas, casi todas clínicas del lesbianismo.
La existencia lesbiana comprende tanto la ruptura de un tabú como el rechazo de un modo de vida obligatorio. También es un ataque directo e indirecto al derecho masculino de acceso a las mujeres. (...)
Históricamente, las lesbianas han sido privadas de una existencia política mediante su supuesta inclusión como versiones femeninas de la homosexualidad masculina. Poner en el mismo plano la existencia lesbiana y la homosexualidad masculina porque ambas son objeto de estigma es borrar la realidad femenina una vez más. Obviamente, parte de la historia de la existencia lesbiana se encuentra donde les lesbianas, a falta de una comunidad femenina coherente, han compartido una especie de vida social y de causa común con los hombres homosexuales. Pero hay diferencias: la falta de privilegios económicos y culturales de las mujeres con respecto a los hombres, las diferencias cualitativas entre las relaciones femeninas y las masculinas por ejemplo, los patrones de sexo anónimo entre homosexuales masculinos y la pronunciada consideración de la edad en los patrones de atractivo sexual entre los hombres homosexuales. Yo percibo la experiencia lesbiana, como la maternidad: una experiencia profundamente femenina, con opresiones, significados y potencialidades particulares que no podemos comprender si simplemente las engrampamos con otras existencias sexualmente estigmatizadas. (...)
Si consideramos la posibilidad de que todas las mujeres desde la infante que mama del pecho de su madre a la mujer crecida que experimenta sensaciones orgásmicas al dar de mamar a su propia progenie, tal vez al recordar el olor de la leche de su madre en el de la suya propia, a dos mujeres, como la Cloe y la Olivia de Virgina Woolf, que comparten un laboratorio, a la mujer que muere a los noventa, tocada y cuidada por manos de mujerexistan en un continuo lesbiano, podemos vernos como saliendo y entrando a este continuo, ya sea que nos identifiquemos como lesbianas, o no. (...)
No se puede suponer de las mujeres como las que aparecen en el estudio de Caroll Smith-Rosenberg que se casaron, seguían casadas y, sin embargo, vivían en un mundo femenino profundamente emotivo y pasional, que hayan preferido o escogido la heterosexualidad. Las mujeres se han casado porque era necesario para sobrevivir económicamente, para tener descendencia que no sufriera de privaciones económicas ni del ostracismo social, para permanecer respetable, para hacer lo que se espera de una mujer, porque, al provenir de una niñez supuestamente anormal querían sentirse dizque normales y porque se ha presentado el amor heterosexual como la gran aventura, deber y consumación para la mujer. Podemos haber obedecido ala institución de la heterosexualidad fiel o ambivalentemente, pero nuestros sentimientos y nuestra sensualidad no han sido domados ni contenidos dentro de ella. (...)
La doble vida este consentimiento aparente de una institución fundada en el interés y las prerrogativas masculinas ha sido característica de la experiencia femenina: en la maternidad y en muchos tipos del comportamiento heterosexual, incluyendo los rituales del cortejo; la pretensión de asexualidad de la esposa decimonónica; la simulación del orgasmo de la prostituta, de la cortesana, de la mujer «sexualmente liberada» del siglo XX. (...)
La identificación femenina es una fuente de energía, un dínamo potencial del poder femenino, cercenado y contenido por la institución de la heterosexualidad. La negación de la realidad y de la visibilidad a la pasión de la mujer por la mujer y a la elección de una mujer por otra como aliada, como compañera de vida y como comunidad, el forzar tales relaciones al disimulo y a su desintegración bajo intensa presión han significado una perdida incalculable del poder de todas las mujeres para cambiar las relaciones sociales entre los sexos, para liberarnos cada una y las unas a las otras. La mentira de la heterosexualidad femenina obligatoria daña ahora no sólo los estudios feministas, sino todas las profesiones, todas las obras de referencia, todos los planes de estudio, toda relación o conversación sobre la que se cierne. (...)
Otro nivel de la mentira es la implicación que se encuentra con frecuencia de que las mujeres se vuelven hacia las mujeres por odio a los hombres. El escepticismo profundo, la precaución y la justa paranoia acerca de los hombres puede de hecho formar parte de la respuesta de cualquier mujer sana a la misoginia de la cultura dominada por los hombres, alas formas asumidas por la sexualidad masculina supuestamente normal, y por la incapacidad, incluso por parte de hombres supuestamente sensibles o politizados de percibir o considerar estos asuntos como perturbadores. Se representa también la existencia lesbiana como un mero refugio de los abusos de los hombres más que como una carga ecléctica y reforzadora entre las mujeres. (...)
Podemos decir que hay un contenido político naciente en el acto de elegir a una amante o a una compañera de vida mujer frente a la heterosexualidad institucionalizada. Pero para que la existencia lesbiana consume este contenido político en una forma liberadora hasta las últimas consecuencias, la decisión erótica debe profundizarse y expandirse en una identificación femenina consciente: en un feminismo lesbiano.
La obra que queda por delante, la de desenterrar y describir lo que aquí llamo «existencia lesbiana» es potencialmente liberadora para todas las mujeres.(...)
La cuestión surgirá inevitablemente: ¿Debemos condenar todas las relaciones heterosexuales, incluyendo las menos opresivas?. Creo que este asunto, aunque con frecuencia emotivo, está mal planteado aquí. Hemos estado empantanados en un laberinto de dicotomías falsas que nos impide aprender la institución en su conjunto: matrimonios «buenos» contra «malos»; «matrimonio por amor» contra matrimonio arreglado; sexo «liberado» contra prostitución; relaciones sexuales heterosexuales contra violación [4]; Liebeschmerz [5] contra humillación y dependencia. Desde luego, dentro de la institución de la heterosexualidad existen diferencias cualitativas de experiencia; pero la ausencia de alternativa sigue siendo la gran realidad no reconocida, y por la ausencia de alternativa, las mujeres seguirán dependiendo de la oportunidad o de la suerte de relaciones particulares y no tendrán el poder colectivo para determinar el significado y el lugar de la sexualidad en sus vidas.
N. es una uruguaya joven que hace años trabaja como comunicadora comunitaria. Según el barrio donde se deba mudar, allí es la radio comunitaria donde se insertará. A raíz de la carta escrita por un periodista uruguayo radicado en Europa en COMCOSUR MUJER No. 17 titulada "¿Matriarcado en lugar de patriarcado?", N. nos acercó el siguiente testimonio personal:
"Hace algunos años me aflige el tema genero por sufrir de machismo, y por sufrir a los machistas.Es que siempre adopte' ciertas "poses" o actitudes masculinas, para sobrevivir en determinados lugares. Por ejemplo: ser
"uno" mas entre los hombres:que arreaban ganado alla en el campo...
Esto me permitia hacer lo que me gustaba, sin "despertar" en el resto de los trabajadores (masculinos) al "macho". Caminar sola por la calle a altas horas de la noche, es TODO un riesgo para una mujer.
Ahora si es un hombre los riesgos son menores. Entonces, vestia siempre pantalones, camperas amplias, y caminaba con pasos grandes y seguros. Al paso de los años descubri que esta forma de luchar por mi espacio no era valida. Me hacia dudar si era aceptada coma mujer o como hombre. Senti que perdia identidad como mujer.
Asi rescate la "coqueteria" femenina, que antes me dejaba expuesta, y comence a usar ropas que destacaran mi cuerpo.
Continue con mis actividades "masculinas"?, y gane mi lugar. No creo ser la unica mujer que hace mecanica para no quedarse tirada en la ruta. Pero eso aun les llama la atencion. Y sin darle demasiada importancia al asunto, yo sigo cambiando la camara de la moto, o arreglando algun otro desperfecto,para seguir asi, ganando mi lugar en el mundo como mujer, como ser humano. Creo que lograr hombres y mujeres libres de tabues de sexo es todo educacion y echarse a andar. Tendremos que buscarle la vuelta para que esta no sea una lucha de poderes; mejor el placer de estar juntos en la vida hombro con hombro. Y, ¡¡ soy mujer!! N.
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