COMCOSUR
Comcosur Mujer
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ARGENTINA
1) MOIRA MILLAN, LIDER DE LOS MAPUCHES
Tierra y cultura Es una lucha casi desconocida entre nosotros: la de la
posesión de la tierra, la conservación de la cultura, la preservación del
medio ambiente. Un fascinante diálogo con una joven activista mapuche que
fue "warriache" -gente de ciudad- y volvió a su cultura viviendo en
una comunidad cerca de Esquel, y explica el activismo contra los dueños de todo
y contra la minería.
Por Miguel Bonasso / Pagina 12
Es joven (32 años), menuda, elegante, de rasgos suaves e inconfundibles.
Detrás de su sonrisa franca se adivina un carácter fuerte y decidido, que se
ha probado en decenas de movilizaciones contra "el remate de la
Patagonia".
Moira Millán vive con su compañero y sus cuatro hijos en una comunidad
mapuche, Pillán Mahuiza, a cien kilómetros al sur de Esquel, en uno de los
parajes más hermosos y codiciados de la Argentina. El 25 de abril vino a
Buenos Aires para participar con otros integrantes de los pueblos
originarios en una marcha a Plaza de Mayo en contra de los desalojos, la
venta indiscriminada de tierras y la explotación de una mina de oro que
puede envenenar -literalmente- el medio ambiente. La movilización contó con
el apoyo de organizaciones piqueteras y defensoras de los derechos humanos y
rompió en parte el aislamiento geográfico, político y social que les impuso
secularmente el poder. Después regresaron el silencio y la indiferencia,
mientras allá en el territorio se renovaban las persecuciones.
Millán, que es huerquén (vocera) de su comunidad y cofundadora de la
organización "11 de Octubre" (el 12, recordemos, llegó Cristóbal Colón
a estas tierras) ha sido procesada por un corte de ruta. Hace poco, ciertos
patéticos personajes del gobierno provincial intentaron arrebatarle a su
hija Llanka acusando a la madre de tenerla "desnutrida". Burda
maniobra racista que fue desbaratada.
Días atrás, Moira le envió un mail a este cronista que era como un SOS desde
la soledad de lagos y bosques: había rumores de que podían desalojarlos de
las tierras que cultivan, que antaño ocupaba la policía provincial y que la
comunidad mapuche convirtió en un vergel.
Paradójicamente, los medios nacionales seguían guardando silencio frente a
la lucha de la etnia contra Benetton, contra la mina de oro de la Meridian
Gold y otros combates silenciados en el país que sí atrajeron la mirada de
la prensa extranjera. Como respuesta parcial a su justo reclamo aquí va esta
entrevista, donde se trasunta el espíritu vivaz, por momentos irónico, de
esta mapuche (con sangre tehuelche por parte de madre) que vivió en las
ciudades durante muchos años, como lo habían hecho sus padres y sus abuelos
hasta que un día descubrió que "no era Claudia Schiffer" y decidió
regresar a los orígenes, a Mapu (la madre tierra), a esa comunión permanente con
el
cosmos que singulariza a todas las etnias originarias de este continente,
desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego. Ese proceso le llevó dieciséis
años, en los que anduvo errando por el sur con su familia, acompañando al
padre que era ferroviario. "Por eso -dice-, amo al ferrocarril y odio a
Carlos Menem que lo destruyó."
-¿Cómo fue ese proceso de recuperación de la identidad?
-Nos llevó bastantes años ir descubriendo nuestra identidad. Yo la descubrí
en Brasil. Tenía 16 años y como siempre fui una apasionada, me convertí al
evangelismo y no podía ser una evangélica normal, quería
revolucionar el mundo con Cristo. Así que a los 16 años me fui de misionera
a Brasil. Allí trabajé en las favelas con gente de Lula y conocí a un chamán
indígena que estaba ya integrado. En esa misma época descubrí que no me
parecía a Claudia Schiffer, que tenía rostro mapuche. Así que empecé a
investigar mis raíces.
-¿Por qué estaba negada la identidad, si sus padres eran mapuches?
-Supongo que ellos asociaban su identidad al dolor. Mi mamá hizo segundo
grado, apenas sabía leer y escribir. Desde los siete años limpió casas
ajenas, todo fue explotación, discriminación. Y ella siempre decía
frases del tipo, "uno se casa con quien puede, no con quien quiere",
"una es fea, bruta, india, qué puede esperar de la vida". Así, una resignación
terrible. Que cambió con los años, porque murió peleando.
-¿Y su padre?
-Por su trabajo casi no estaba en casa, pero también se sentía menos por ser
indígena. Así que no queríamos ser eso que simbolizaba la marginalidad. Sin
embargo hay un fenómeno que me fascina, que me causa
inmensa alegría, y es que a pesar de todo el sistema orquestado para
despojarte de tu identidad, un día vos te veas y digas: "Soy esto".
Cuando eso ocurrió dejé de ser cristiana, me decidí a cambiar mi vida y les
causé
una gran desilusión a mis padres.
-¿Eso fue tras la experiencia de Brasil? Hasta ese momento usted compartía
el mundo de los blancos?
-Completamente, yo me crié en Bahía Blanca. Nací en el Maitén pero me crié
en Bahía Blanca y a los 12 años empecé a trabajar en casas de familia
mientras hacía el secundario y militaba. A los quince años fui secretaria de
los centros de estudiantes de Bahía Blanca. Y me acuerdo que me iban a
mandar a Rusia y mi mamá le consultó al pastor, porque éramos todos
evangélicos, y le dijo que no porque eran todos comunistas. No se lo perdoné
nunca. O sea, siempre sentí la necesidad de hacer algo desde lo social, pero
no sabía bien cómo. Estuve en distintas organizaciones. Tengo mis pecados
ocultos, pasé por el Partido Humanista. Pero así, fugazmente. Yo pasé por
una depresión enorme en Bahía Blanca, hasta que descubrí que no tenía más
nada que hacer ahí y me fui a la Quebrada de Humahaca.
-¿A qué edad?
-A los diecinueve. Me fui a Maimará, a las comunidades quechuas, y fue
terrible ese año, porque ahí empecé a descubrir lo que era la
discriminación, la explotación. Terminé en cana, terminé en la alcaldía y de
ahí me pasaron a la comisaría de mujeres. Un mes estuve así.
-¿Por militar?
-Yo era una especie de directora de Cultura del municipio de Maimará y
había muchas luchas en ese momento. Como las de los municipales que conducía
el Perro Santillán. Nos pagaban con bonos, que acá todavía no existían. Y
entonces hubo mucha lucha y en la represión grande quedaron un montón de
detenidos, entre los que estaba yo. Y yo lo padecí más porque no estaba
organizada. No quería ser parte de ese grupo porque desconfiaba de ellos y
no tenía familiares allá, no tenía nada. Era una loca suelta que andaba
haciendo lío. Fue terrible, estuve dos semanas sin bañarme, sin cambiarme,
sin que nadie me asistiera. No nos daban comida. Estuve detenida con nenes
de tres años de edad, en una celda en la que también nos pusieron a una loca
que hacía strip-tease por la calle. Esa era la administración de Justicia de
Jujuy. Y encima me dijeron: "Vos salís a boconear, a hablar esto y
nosotros sabemos que tus viejos viven en Cerro Mesa". Y Cerro Mesa es un
pueblito
de Río Negro que no conoce nadie, ¿viste? Sin embargo ellos sabían que estaban
ahí mis viejos. Así que cuando salí me fui de Jujuy. Me fui a vivir a Esquel.
-¿En qué año?
-En enero del '91. Pasé todo un año hacia adentro, con muchos temores
y en el '92 con mi hermano Mauro fundamos la organización 11 de Octubre.
Mauro es mi hermano mellizo pero él se robó la altura y me dejó petisita. El
es más bien tehuelche. Con él empezamos la organización 11 de Octubre. Y lo
maravilloso de esa organización es que hoy no queda nadie en la ciudad:
todos están en tierras recuperadas.
-¿Cómo empezó el trabajo actual con las comunidades?
-En el '92, cuando los españoles armaron lo del Quinto Centenario.
Nosotros hicimos un programa de radio donde hablábamos de personajes
históricos que considerábamos patéticos y levantábamos a los nuestros, como
Calfucurá. Desde ese espacio largamos un festival en contrafestejo, del que
participó muchísima gente. Y al siguiente año otro festival. Y de repente un
día subió una viejita y dijo "me están desalojando, la gente de la
Forestal, de Bunge y Born". Era Aurora Huisca. Y nos dijimos: estamos meta
hablar de
lo que pasó hace quinientos años atrás y aquí viene estamujer y nos dice que
la están desalojando los poderosos de siempre. Y nos metimos de lleno a
apoyarla. Hasta que por último ganamos la batalla, el conflicto terminó con
la toma del Instituto Autárquico de Colonización. ¡Mirá cómo se llama, eh!
El que administra la tierra en Chubut se llama así, Instituto Autárquico de
Colonización.
-Lindo nombre...
-Y hace honor al nombre. Por eso ahora las transnacionales están todas
ahí. Lo tomamos durante 27 horas. Era la primera vez que los mapuches hacían
algo así, muy violento, y no lo podían creer. Sabíamos que nos iban a
apalear pero habíamos ido a tormarlo y lo hicimos. Se armó una revuelta
impresionante con la policía. Pero las que se ponían en el cordón cercando
todo eran las ancianitas. Así que se tuvo que armar una mesa de diálogo. Y
diálogo va y viene... se resolvió el conflicto. Terminó el gobierno
expropiando tierras para dárselas a sus verdaderos dueños, que eran los
Huisca. Y a partir de ahí tomamos el tema del derecho territorial, de la
autonomía, de la autodeterminación. Hicimos muchas recuperaciones de tierras
pero paralelamente había una búsqueda de fortalecimiento de la identidad.
Bueno, producto de este fortalecimiento, en 1999 me voy a recuperar tierras.
Yo que era una warriache.
-¿...?
-Warriache es gente de la ciudad. "Warria" es ciudad. "Che"
es gente. Gente de la ciudad. Entonces, ya se sabe: los warriaches son más
intelectuales, yo también lo era. Pero he cambiado un montón. Mi gente me ha
hecho cambiar un montón. Entonces empieza a discutir, "hay que recuperar
territorios". Bueno, y cómo, vamos a ver. Y empiezan a (discutir) ¿cuál
sería el marco propicio, la forma ideal, el momento perfecto? Y nunca lo
hay, porque el Estado se encarga de que sea así. Entonces decían, "para
recuperar tierras tenemos que ir todos en comunidad porque así eran los
antiguos", y vos te decías, "bueno, pasaron tantos siglos de
dominación y no pudieron acabar con nosotros... hoy nada va a ser como antes".
Entonces
fui. Sola, porque estaba separada de un hombre que era una porquería, que me
maltrataba. Después quedé embarazada de un mapuche que era recombativo,
pero era mujeriego. Se me fue con otra y nunca más volvió. Quedé abandonada
con tres hijos...
-¿Cuántos hijos tiene?
-Cuatro.
-¿Del mismo matrimonio?
-No, no, yo soy una mujer muy liberada. (Ríe). Tuve dos hijos con el
que me maltrataba, una hija con el mujeriego y ahora tengo una hija con mi
actual compañero. Y se llama Raintuy, que significa "la que renueva".
Bueno, vuelvo a ese momento, cuando me fui al campo y sufrí una profunda crisis
porque cómo me iba a ir yo, criada en la ciudad, al campo. Y, además, con
mis tres hijitos. Los demás mapuches de la ciudad no me acompañaban y se
fragmentó la organización. Después a partir de ahí me puse a leer mucho y
estoy escribiendo sobre la idea, el concepto de consenso desde la
perspectiva mapuche. No sé si sabías, por ejemplo, que los mapuches somos
los que le incorporamos al mundo occidental la práctica del Parlamento.
-No.
-Ese es un elemento cultural nuestro. Bueno, la cuestión es que los
mapuches que vivían en el campo sí apoyaron la recuperación de tierras.
-¿Esto era en el '99?
-Sí, en el '99. Para mí eso fue muy simbólico, ¿no? Y bueno, me quedé
en el campo. Fue una experiencia muy dura pero también muy importante.
Ocupamos unas tierras que le pertenecen a la policía (de Chubut). La gente
se mataba de risa y decía "a la misma policía que protege la propiedad
privada de los ricachones, a la que no nos deja pasar, ustedes vienen y les
chorean la tierra". Se mataban de risa en el pueblo. Y eso es
algoimperdonable para los milicos, no nos perdonan hasta el día de hoy.
Entonces empiezo a entender un montón de cosas. Empiezo a mirar con claridad
cómo se podía ir construyendo. Vos fijate un detalle nomás. Antes, como yo
nunca había vivido en el campo no sabía los ciclos de la tierra y las
actividades a que te obligaban esos ciclos. En fechas como el 11 o el 12 de
octubre nosotros en la ciudad programábamos actos y pretendíamos que la
gente del campo bajara masivamente. Pero esa es época de parición de los
animales y la gente tiene que quedarse en el campo para que no se les
mueran. Y así fui descubriendo un montón de cosas, los ciclos que tenían
para la siembra, para la cosecha, para la esquila. En esos momentos no podés
armar ninguna revuelta política porque no se te van a sumar. Tampoco podés
transportar modelos de lucha urbana. Por ejemplo, nunca van a salir a cortar
la ruta por los planes "Jefes de Hogar", porque no viven de eso.
Entonces la lucha cobra sentido en la tierra y sí moviliza a nuestros hermanos
todo lo
que tenga que ver con romper la armonía con la naturaleza, como la
contaminación o la deforestación. Y entonces fui entendiendo la lógica. Y me
fui dando cuenta del antagonismo. Incluso todos los elementos que enviciaban
mi propia vida. Ponele, yo era repobre, sigo siendo repobre, pero yo vivía
en la ciudad y tenía otro tipo de pobreza que hoy no tengo. Entonces yo me
decía: "¿Cómo puedo ser coherente y al mismo tiempo vivir con dignidad, no
andar mendigando recursos para sostenerme?". Y un día viene un lounko, que
es la autoridad política y espiritual de nuestro pueblo, y me dice "cuando
un mapuche tiene conocimiento nunca puede ser pobre". Me acuerdo que me
sentí insultada, me dije "éste me está acusando de que soy una ignorante,
que no sé nada de mi pueblo". Pero su frase cobró sentido cuando recuperé
tierras. Cuando empecé a sembrar la tierra, a ver que se podían recolectar
hongos y venderlos, que se podía diversificar la actividad económica. Que de
hecho lo estamos haciendo: desde la recuperación de todas las artes
mapuches, hasta turismo indígena. Este año instrumentamos el turismo
indígena, un acercamiento a la cosmovisión mapuche y al compromiso combativo
de la lucha por la diversidad.
-¿Y qué clase de turistas llegan? ¿Viene gente del exterior?
-Es turismo argentino. Aparte perdería sentido: no hablamos inglés y
la riqueza que tiene la convivencia con nosotros es la palabra. La que
permite contarles sobre la cosmovisión mapuche. La mayoría es gente de
Buenos Aires, que viene buscando algo muy especial. Tenés que tener muchas
ganas de ir, porque imaginate que llegás a Esquel y tenés que hacer todavía
100 kilómetros de camino sinuoso, de ripio. Aunque vale la pena porque el
lugar es realmente un paraíso. Entonces se encuentran con nosotros, salimos
a caminar, nos metemos en el bosque, hablamos sobre cosmovisión, les
explicamos todo el tema de las cosmologías en el arte y finalmente se habla
de la lucha, porque lo importante es que entiendan por qué peleamos, desde
dónde. Ahora bien, lo interesante de esto es que generamos una actividad
autosuficiente, porque el gobierno no nos permite acceder a ningún plan de
desarrollo.
-¿Por qué?
-Porque el gobierno nos tiene catalogados como usurpadores. De hecho
hay una causa en trámite y un pedido de desalojo en la Fiscalía del Estado.
Por eso, al no contar con el apoyo del Estado, generamos la creatividad
necesaria para sustentarnos. Y como vimos que es posible ahora no queremos
nada del Estado. Y vivimos. Vivimos humildemente, pero vivimos. Comemos
todos los días, tenemos nuestras casas, tenemos nuestra tierra, nuestra
forma de entretenimiento, nuestra forma de crecimiento incluso intelectual.
Con pautas distintas, desde luego, a las de la sociedad de consumo. Vas
descubriendo cuáles son las verdaderas prioridades.
-¿Cuántas hectáreas tiene la tierra que recuperaron?
-Ciento cincuenta.
-Y cuál es el cultivo fundamental?
-Es diversificado. Nosotros hacemos un fuerte cuestionamiento de los
modelos de economía impuestos. La economía del ganado, por ejemplo, ¿por qué
nos desalojaban a nosotros? Porque tenían un proyecto de país sustentado en
el ganado. Y lo primero que hacían era quemarte la siembra.
-¿Cuántos viven en su comunidad?
-Somos poquitos: cinco familias. No da para más la tierra.
-¿Qué población mapuche hay en Chubut?
-Hay 65 comunidades. Desde comunidades que son cinco familias, como
nosotros, a comunidades de cien familias. El porcentaje poblacional en
Chubut es altísimo, por lo menos un 70 u 80 por ciento es mapuche en Chubut.
O sea que para el gobierno hablar de este tema no es una pavada.
-Tampoco lo es el tema de la mina de oro por el que
vienen dando una
larga lucha...
-El tema de la mina... La mina iba a tener su epicentro a cuatro
kilómetros de la ciudad de Esquel, pero con una superficie de prospección
minera amplísima que afecta a todo el paralelo 42. Y... bueno, eso a
nosotros nos hace bolsa, nuestra comunidad se llama Pilial Mauica, que
significa "Montaña sagrada". Y resulta que ahí hay oro. Y para poder
explotar el oro tienen que dinamitar la montaña. O sea que ahí ya no hay
diálogo posible, porque qué vas a discutir. Cuando nosotros empezamos con el
tema, el 11 de octubre del año pasado, cortamos la ruta por el "No remate
de la Patagonia". Hablábamos sobre la concesión de masa boscosa a compañías
extranjeras, las ventas de grandes superficies de tierra. Están quedando
cercados todos los lagos, todos los ríos. Todos les pertenecen a gringos,
todos. Y vos decís, ¿es casual, lo compran porque el paisaje es bonito?
Cuando nosotros cortamos la ruta no hubo adhesión de toda la gente, porque
no entendía. Pero nos fuimos reuniendo...
-¿Hay un movimiento que reúna a las distintas comunidades?
-Sí. Yo estoy dentro de una suerte de coordinación de comunidades que
se llama Puelche Williche, con la que se conectan Lago Rosario, una
comunidad de 100 familias; Sierra Colorada, que son unas 40 familias; Cerro
Centinela, que son 30 familias, y Pillan Mahuiza, que es la nuestra y somos
5 familias. Estas son las comunidades, entre comillas, más combativas. Pero
después están todas las comunidades de la meseta que también están dando su
lucha. Nosotros empezamos a trabajar el tema de la mina y hubo como un antes
y un después de aquel 11 de octubre. La gente empezó a tomar fuerza,
empezaron a recibir información sobre la mina; en eso trabajó muy bien el
Movimiento Ciudadano, que reúne a distintas fuerzas sociales y políticas.
Los vecinos de Esquel se empezaron a organizar y crearon la Asamblea por el
"No a la Mina". Generamos una articulación que acá no se puede dar.
Allá sí, allá nos sentamos todos, de todos los colores, de todas las culturas,
de
todas las razas y dijimos a esto hay que darle un corte definitivo.
-¿Teniendo como objetivo el no a la mina?
-Claro, éste fue el elemento que nos unificó. Al principio la
discusión de los compañeros pasaba por no al cianuro. Después nos dimos
cuenta de que si no usan cianuro van a usar mercurio, ¿y?, ¿cuál es la
diferencia? Entonces empezamos a ver que en realidad no es no al cianuro,
sino no a la mina. Porque para separar el oro de la piedra sin dañar la
calidad del oro, se necesita una sustancia tóxica que les permita
desprenderlo. Aparte porque ellos quieren hacer en el menor tiempo posible
la mayor cantidad de extracción. Si no tendríamos que hablar de pala y pico
como antiguamente se hacía. Además, los dueños de la mina se llevarán el 97
por ciento y sólo le dejan el 3 por ciento al Estado argentino. Aunque
después averiguamos y no queda nada porque el 2 por ciento se los da el
Estadoargentino para el estímulo a la exportación, y hay un 2 por ciento más
por usar un puerto patagónico. Total, que pagamos para que se lleven el oro.
-¿De quién es la mina?
-La empresa se llama Meridian Gold y es canadiense. Algunos decían
¿por qué los capitales deben ser canadienses y no capitales privados
argentinos? Y nosotros les decíamos: cuál es la diferencia entre Macri y los
canadienses. Otros proponían que la mina se estatizara. Nosotros siempre
dijimos que no queremos discutir cómo se la lleva adelante; simplemente
decimos no a la mina. No nos importa si la dinamita la pone el Estado
argentino o la pone un yanqui. Lo que nos importa es que no se dinamite la
montaña. Que no vengan a contaminarnos, que no vengan a romper nuestra
armonía con la naturaleza.
-Pero la lucha de ustedes es por este caso puntual o contra la minería
en general?
-La postura de los mapuches es contra la minería en general. Entonces,
si nosotros con nuestra argumentación ponemos en jaque a estos gringos que
quieren instalar la mina no solamente está en peligro la inversión de la
Meridian Gold en Chubut, está en peligro el proyecto minero en Argentina;
este proyecto minero impulsado por el FMI que exige entregar todos los
recursos auríferos y minerales a costa de cualquier cosa.
-Pero... ¿no hay una forma racional de explotar los recursos mineros?
-Nosotros hemos averiguado y dicen que no hay. Mirá, es un tema
complejo. En alguna oportunidad generamos un espacio de discusión que se
llamó "Desarrollo desde la Identidad". Y allí dijimos: "éste es
el planteo filosófico de nuestro pueblo, desde ahí tenemos que determinar el
camino de
desarrollo y progreso". El cuestionamiento de la palabra
"desarrollo". Vos que has estado en México seguramente lo conocés a Gustavo
Esteva.
-Claro.
-Cuando nos conocimos quedamos así, porque los dos expresamos de
diferente manera la misma idea. El me decía: "esa palabra, desarrollo, la
tenemos que eliminar del vocabulario porque es impuesta". Y hablábamos de
este tema: para nosotros la minería no es la alternativa para Argentina, por
lo menos no en esa zona. En abril pasado nosotros viajamos a Buenos Aires
porque queríamos hacer entender que no se puede dirimir este conflicto
dentro del contexto exclusivamente provincial; había que nacionalizarlo. En
cualquier caso, el tema minero es una demostración más -entre otras- de que
la Patagonia está siendo subastada. Y que esta subasta no obedece solamente
a una cuestión de negocios sino a un proyecto político de secesión de todo
el territorio patagónico. Para algunos el proyecto de secesión de la
Patagonia ya estaba presente desde los tiempos de la independencia nacional.
Este es un tema que nos está costando mucho instalar. Pero no solamente en
la población común, incluso entre ciertos intelectuales de izquierda que no
lo terminan de ver. Pero lo que uno observa cotidianamente es que esto se va
consolidando. Ese es el motivo por el cual nos movilizamos en abril, aunque
la campaña va a seguir todo el año. Vamos a estar trabajando, haciendo
talleres, espacios de participación, para instalar el tema del remate de la
Patagonia. Creemos que tiene que trascender fuera del país, que debemos
reflexionar sobre cómo van instrumentando nuevas metodologías, Porque es
terrible como ellos van sofisticando sus formas de avance, de usurpación, de
saqueo. Aunque la disfracen bien bonito. Por eso nuestra lucha no es
sectorial sino nacional. Y supone, también, la esperanza de construir una
nueva sociedad para todos.
2) MARIANA CALLEJAS Y EL CRIMEN DEL GRAL. PRATTS
Mariana Callejas habla de su minuto fatal, mientras espera su detención
Viernes 6 de junio de 2003
Famosa jueza argentina decidió someterla esta semana a proceso por asociación
ilícita en el crimen del general Prats, ocurrido en 1974.
La escritora, mujer del ex agente Michael Townley, espera paciente el día en
que la vayan a buscar redactando cuentos basados en su insólita existencia,
que relató a La Segunda.
Por Lilian Olivares
Ella escogió el lugar y la hora: La entrevista se haría al día siguiente, a
bordo de un auto, frente a su casa...
Justo en un auto fue que estalló la bomba que asesinó al ex comandante en
Jefe del Ejército, Carlos Prats, y a su esposa, Sofía Cuthbert, en 1974.
Precisamente por ese hecho es que esta semana, 29 años después, la jueza
argentina María Servini de Cubría decidió procesar a la escritora Mariana
Callejas por asociación ilícita, como integrante en concurso real con el
homicidio
perpetrado en Buenos Aires, en una calle de Palermo, cuando el matrimonio Prats
llegaba a su departamento donde se encontraban como exiliados.
En el tiempo en que ocurrió el crimen, Mariana tenía 41 años y estaba casada
con el ex agente norteamericano Michael Townley, el mismo que confesó el
delito de esta forma, según un documento que el 13 de noviembre del 2000
obtuvimos en forma exclusiva en la corte trasandina: "Es la madrugada del
domingo 30 de septiembre de 1974. El Fiat del matrimonio Prats avanza rápido
y se detiene frente a la puerta del garaje. Mariana tiene entre sus piernas
el detonador. Intenta accionarlo pero no funciona. Entonces tomo yo el detonador
y lo
activo".
Esa mujer que presuntamente tuvo entre sus piernas la llave para hacer
estallar el vehículo de los Prats está ahora frente a nosotros, subiéndose
al auto, instalándose en el asiento del copiloto, con una mano afirmando el
trozo de toalla Nova con que cubre su ojo derecho, afectado de una extraña
infección, mientras en la otra sostiene un libro y una revista.
Observándola por su mejilla izquierda representa unos 58 años. Escuchándola
hablar con ese lenguaje educado que tiene y ese tono de voz delgado pero nítido
y nada de trémulo, con ideas sin lagunas involuntarias, se corrobora la
impresión. Ahora, mirándola por su mejilla derecha, donde tiene el problema en
el ojo,
parece casi una anciana.
Mariana tiene dos caras y 71 años cronológicos.
Afuera llueve, el día está gris y Mariana lleva un gorro de lana café que
descubre claramente sus facciones. Tiene una sonrisa amplia y lenta, al
igual que sus movimientos. De repente le tiembla la mejilla, pero en sus
palabras no titubea. No tiene arrugas acentuadas que hablen de un duro pasar
e, incluso, apreciando su ojo izquierdo, hay una pequeña luz que brilla como
indicando que
aún hay vida en ella... aun cuando diga que "ya no tengo mucho que hacer en
la vida".
Yo tenía ganas de encontrar el amor con mayúsculas"
La resolución de la jueza Servini contempla prisión preventiva y un embargo
de un millón de pesos.
-Ni aunque juntaran todas mis cosas reunirían ese millón-, dice ahora que
vive de allegada en un barrio de Bilbao, en la pequeña casa de su hermana
mayor, a la que cuida en su ancianidad. Es probable que por ocultar la modestia
de ese hogar no nos haya hecho pasar; y porque no quería que despertaran a esa
hermana que dormía es que prefirió quedarse frente a la puerta, a bordo de
nuestro auto, mientras no cesaba de llover.
¿Qué queda de la jovencita -hija de un oficial civil y una dueña de casa de
clase media- que a los 19 años se fue a vivir a un kibutz en Israel para
conocer el socialismo puro; que tuvo tres matrimonios y que encontró el gran
amor en un norteamericano que se convirtió en agente secreto? ¿Qué fue de la
mujer plena que vivió sus años más felices en Miami casada con Michael
Townley,
llevando una vida de sueño con sus cinco hijos y su marido en una amplia y
bonita casa con piscina, y un yate para internarse en alta mar y saltar a
las aguas temperadas del Caribe? ¿Qué pasó con la inquieta mujer que estudió
Literatura en la Universidad de Miami, donde iba a protestas contra la
guerra de Vietnam? ¿Qué ocurrió con la mujer que también se convirtió en
agente y acompañó a
Townley a Argentina en los días en que ocurrió el homicidio de los Prats?
Su segundo marido, un neoyorquino, era un hombre muy bueno, pero muy poco
dado a manifestar cariño. "En todos los años que estuvimos casados nunca
me dio una flor, ni un regalo para mi cumpleaños. Yo tenía ganas de
encontrar el amor
con mayúsculas".
-¿Lo encontró en Michael Townley?
-Sí.
Se vino a Chile con sus hijos en octubre de 1960. En el Café Jamaica, lugar
de encuentro de artistas e intelecuales en la época, conoció a Townley.
-Michael tenía 18 años, pero representaba 25. Era realmente estupendo. Cuando
me enteré que tenía tan poca edad traté de apartarme, pero no hubo caso.
En esa época Mariana trabajaba como recepcionista en una empresa consultora,
lo que le permitía contratar a una nana para que atendiera a sus hijos.
-Michael era cariñoso. Me llevaba una rosa roja diaria a la oficina. Era muy
simpático, claro que tenía con la demás gente la barrera del idioma.
En menos de un año se casaron y la familia funcionó de maravillas con los
hijos. El comenzó a trabajar vendiendo enciclopedias Collyer y le fue muy bien.
-¿Le interesaba la política?
-Nada.
-¿Qué lo motivaba?
-Los niños, la casa. A él le gustaban las carreras de autos. Corrió en Las
Vizcachas. Era amigo de los corredores de autos... hasta que cometimos un
error.
-¿Cuál?
-Vivimos con más de lo que teníamos. Tomamos una casa muy bonita en La Reina
Alta, pero no era para nosotros; era para gente de más plata.
Quebró la firma para la cual él trabajaba vendiendo bonos de dólares y
quedamos arruinados.
Volvimos a Estados Unidos.
Allá iniciaron sus tiempos de gloria. Pero después de tres o cuatro años
Mariana comenzó a pensar en volver a Chile. Quería ver a su madre, a su primera
familia, y estaba interesada en las elecciones que venían...
El día en que decidió volver a Chile: "Ahí estuvo el minuto fatal"
Convencida de que ganaría Alessandri, al que consideraba símbolo de progreso
y prosperidad, empezó a preparar todo para el regreso.
-Ahí estuvo el minuto fatal. Mike no quería volver a Chile porque estábamos
bien ahí. Pero yo tenía todos los motivos del mundo.
La dramática elección que finalmente dejó a Salvador Allende con la banda
presidencial la pilló en Miami. Pero ya tenía el alma puesta en Chile y partió
con sus cinco hijos en 1970, mientras Michael se quedó a cargo de vender todo y
luego la siguió.
-Me conformé: si Allende es bueno, el país va a estar mejor; y si no es
bueno, habrá que hacer algo. Yo ya había pasado por la desilusión del
socialismo en Israel; ya no era socialista.
Lo que vivieron políticamente durante los años de la Unidad Popular ("lo
pasé muy mal") lo escribió en su libro "Siembra vientos".
"Aquí empieza la historia de la DINA"
Cuando vino el golpe, dice que no les faltaba ni les sobraba. "Por lo menos
no estábamos como está cayendo la gente ahora, que de la Isapre se pasa a
Fonasa y de Fonasa a los consultorios".
Vivían en una casa arrendada.
-De repente el arriendo subió como en un ciento por ciento. Faltaba trabajo.
Ahí empieza la historia de la DINA... llegó este señor con la dueña de la casa
que arrendábamos...
No dice el nombre de ese señor, pero puede ser el coronel (R) Pedro Espinoza.
-El quería conocer a los dueños de la radio clandestina que operó en el
tiempo de la Unidad Popular (Townley y Mariana) y le ofreció empleo a
Michael. Al principio eran puras planchas y jugueras; nada especial.
Michael trabajaba en la misma casa, en un rinconcito en el comedor para su
arreglo de cositas electrónicas, armando cachureos, sacando ideas de
catálogos sobre artefactos electrónicos.
Ella ingresó al taller literario que Enrique Lafourcade tenía en Las Condes
en 1974. "Eramos unas sesenta personas. Ya el primer cuento que escribí él
me lo aplaudió y eso me hizo saber que podía escribir en castellano". Al año
siguiente ganó el primer premio en un concurso de cuentos en El Mercurio.
"Fue un espaldarazo total".
Respecto al trabajo de Townley, "no estábamos mucho mejor, pero por lo
menos era un empleo seguro. Era como ser empleado público trabajando para el
gobierno y recibía un sueldo fijo mensual".
-¿Usted siempre estaba al tanto de los trabajos que le encomendaban a él?
-No, para nada. Yo seguía en mi onda literaria.
A las hijas de Prats: "Lo lamento mucho, es una cosa espantosa"
Habla de los que olvidan para parecer "políticamente correctos".
-La gente no quiere tener memoria; no se acuerdan de la corrupción que había
en tiempos de la Unidad Popular. No recuerdan que Allende fue el primer
Presidente de Chile que contrató guardaespaldas, los hombres del GAP, que
iban como balas en sus Fiat 125 por la Costanera. ¿Por qué nadie se atreve
hoy a decir que no podíamos seguir así, como estábamos con la Upé?
Necesitábamos algo drástico, hay que reconocerlo.
-¿Qué les diría hoy a las hijas del matrimonio Prats Cuthbert?
- Que lo lamento mucho, que es una cosa espantosa. Pero la política es así.
De repente pienso en Stalin, que mandó a matar a Trotski y fue espantoso.
Todavía no entiendo por qué se mandó a matar gente. Por otra parte, pienso
que ése fue el precio que se pagó por tres años de catástrofe nacional. Es la
historia...
-¿Y qué haría el día en que por orden de la jueza Servini de Cubría la vengan
a buscar?
-Tomaría mi cepillo de dientes y partiría. Lo lamento por mis hijos y mis
nietos; por mí ya no: que venga lo que venga. Por ellos vine yo al mundo: mis
cinco hijos son fabulosos y mis nietos van a ser mejores todavía. Y si ellos
son tan buenos hombres y mi hija una chiquilla estupenda, entonces pienso que
yo no pude ser tan terrible como me pintan.
Lentamente se baja del auto, con su ojo izquierdo afectado por una fotofobia
y un costado de su cuerpo en proceso de parálisis luego de una caída. Y sin
embargo dice: "Gracias por haber vivido".
"Una persona que pone una bomba en un auto es valiente y cobarde a la
vez"
-¿Y qué sintió cuando tuvo que ayudar a Townley en el "trabajo" que le
encomendaron a él en Argentina?
-Yo no lo tuve que ayudar.
-¿O es que no quiere hablar de eso?
-No, no sólo que no quiero hablar, sino que si él tenía algo que hacer no
necesitaba ayuda mía; había mucha gente.
-Esa sensación de estar toda la noche esperando que llegara el auto con el
matrimonio para hacer estallar la bomba, ¿cómo la vivió?
-Usted da por sentado todo lo que han dicho.
-Es que esa declaración la mandó Townley a Argentina.
-Pero, ¿le consta que sea lo real y que no esté tratando de proteger a otros?
-Puede ser que estuviera tratando de proteger a otros, pero ¿por qué no iba a
querer proteger a Mariana Callejas, su mujer?
-No, fíjese que no tengo recuerdos vívidos de ese tiempo. Yo encuentro que
una persona que pone una bomba en un auto es valiente y es cobarde a la vez.
Valiente porque le puede explotar mientras la está poniendo. Y es cobarde
porque no va a ver los resultados.
-Y esa persona que pone una bomba, ¿se siente en una guerra o está haciendo
algo por plata?
-No, por plata jamás.
-O sea, ¿no es arreglar la juguera?
-No, noooo. Por plata nunca. Si algo de todo el trabajo de Michael en la DINA
hubiera sido por plata, yo no estaría viviendo de allegada en este momento.
El habría compartido, por lo menos, con sus hijos.
-¿Qué sintió cuando intentó apretar el botón para que estallara la bomba?
-¿El botón que inventó Contreras? Si en ese tiempo, en 1974, no existía ese
tipo de bomba con botón.
-¿Tuvo miedo esa noche?
-Yo no me acuerdo de haber pasado una noche en espera, o de haber tenido
miedo.
-¿Y qué pasó cuando Townley salió de la cárcel después de firmar el acuerdo
con los Estados Unidos para convertirse en testigo protegido del crimen del ex
canciller Orlando Letelier?
-A mediados de 1984 nos reunimos y me planteó si me quería quedar allí y
cambiar de identidad. Pero los niños estaban en Chile: y también mi mamá, muy
importante en mi vida. No quería ser la señora X en un lugar X. Claro, podría
haberme quedado allá y lo estaría pasando mejor, seguramente. Pero me habría
perdido tanto... me habría perdido a mis 9 nietos preciosos, graduaciones,
matrimonios, nacimientos.
-Hoy, ¿se arrepiente de no haberse quedado con él allá ?
-No me arrepiento. Claro que tampoco me imaginé que 30 años después iba a
seguir pasando asuntos indeseables.
-¿Se ha puesto en el caso de que en estos días la vengan a buscar y la lleven
detenida?
- Por supuesto que me he puesto en el caso, porque la justicia es rara: no
actúa por pruebas tangibles sino que por declaraciones de otras personas.
-Declaraciones de su marido...
-Si creyeran todo lo que dijo Townley, Enrique Arancibia Clavel no estaría
preso en Argentina; porque Michael dijo que Arancibia era completamente
inocente.
-¿Qué episodio de su vida no volvería a repetir?
-Por supuesto que no volvería a tener ninguna relación con la DINA. Ojalá no
hubiera escuchado hablar de la DINA jamás.
Abandonada por sus colegas escritores y amigos artistas, cuenta que "la
única
persona en Chile que ha osado dejarse ver conmigo es Julio Jung".
URUGUAY
1) MINISTRO DE SALUD PUBLICA SE INCLINA POR DESPENALIZAR EL
ABORTO
La República
EL MINISTRO CONRADO BONILLA SE INCLINA POR DESPENALIZAR EL ABORTO
Por abortos inseguros murieron cinco mujeres, de enero a mayo
* En los primeros cinco meses de 2003 se registraron cinco muertes por
abortos realizados en condiciones de riesgo. El ministro de Salud Pública,
Conrado Bonilla, dijo no entender que "por carecer de una normativa",
que despenalice la interrupción voluntaria del embarazo, "se registren muertes
de mujeres".
La comprobación o la semiplena prueba que pueda hallarse para clausurar una
clínica clandestina de abortos, no es sencilla. La directora nacional de la
División de Prevención del Delito, del Ministerio del Interior, Graciela
López dijo que "no sólo tiene que detectarse el delito in
fragantti para clausurar una clínica. En general, varios elementos llevan a
determinar que en un lugar se practican maniobras abortivas". López
describió que los procedimientos policiales son "esporádicos" porque
no pueden serlo de otra forma, "ya que existe todo un secreto alrededor de
estas prácticas". Habitualmente continuó los operativos policiales
parten de denuncias y luego de extensas investigaciones y vigilancias de los
lugares sospechosos.
Al consultársele sobre la detección del delito "in fragantti", la
jerarca recordó que no siempre se necesita visualizar la maniobra abortiva para
que
la Policía pase la denuncia a la Justicia Penal. En el caso de una clínica
abortiva en el barrio Malvín clausurada durante 2001, ejemplificó, la
Policía Técnica derramó Luminol en el piso de la clínica que, aunque estaba
limpio el líquido sirvió para descubrir la sangre que en algún momento
estuvo presente. "Estos indicios más testimonios constituyen muchas veces
semiplena prueba", agregó López.
El proyecto de ley que despenaliza, bajo ciertas condiciones la interrupción
voluntaria del embarazo, deberá ser evaluado por los senadores de la
Comisión de Salud para luego ser tratado en la Cámara Alta.
Los diputados aprobaron en diciembre pasado el Proyecto de Despenalización
por 47 votos a favor y 40 en contra.
El proyecto establece que la mujer tiene derecho a decidir sobre la
interrupción de su embarazo durante las primeras 12 semanas de gravidez.
Fuentes parlamentarias, dijeron que "la discusión será más
difícil en el Senado que en Diputados". Las mismas fuentes señalaron la
presencia del senador Guillermo García Costa (herrerista) como un punto
fuerte y contrario a la aceptación de esta ley.
Más muertes
En el Hospital Pereira Rossell se canalizan las situaciones más gráficas de
lo que está ocurriendo en el país en materia de abortos clandestinos.
La Clínica Ginecotocológica de la Facultad de Medicina que funciona en el
nosocomio de niños y mujeres, registró desde comienzos de este año a la
fecha, cinco muertes maternas producidas por abortos practicados en
condiciones de riesgo.
Consultado el ministro de Salud Pública, Conrado Bonilla, acerca de su
opinión sobre la legalización del aborto respondió que no entiende "por
qué deben morir mujeres por carencia de leyes. Siempre voy a defender la vida,
pero las muertes en el hospital por esta causa, son una realidad".
Bonilla es contrario, especialmente a la existencia de clínicas clandestinas
donde existe falta de higiene y los abortos se hacen con cualquier tipo de
implementos, incluidas agujas de tejer.
El profesor adjunto de la Clínica Ginecotocológica, Leonel Briozzo, dijo
que presentará al ministro Bonilla el proyecto elaborado el año pasado por
esa Clínica. Los médicos continúan preocupados por las muertes
debido a los abortos inseguros. En el documento realizado por los
catedráticos sobre "Iniciativas sanitarias contra el aborto provocado en
condiciones de riesgo", se consigna que "las complicaciones emergentes
del aborto provocado en estas situaciones, constituyen la principal causa de
muerte materna tanto en el Uruguay, en el quinquenio considerado 1995-1999,
como en el Hospital Pereira Rossell entre 1996 a 2001. Según los médicos
responsables de la Clínica y de la investigación realizada para elaborar un
plan preventivo contra los abortos inseguros que de hecho se lleva adelante
en el nosocomio las complicaciones que llevan a la muerte son de origen
infeccioso.
Por año en el Hospital Pereira Rossell se registran 9.500 nacimientos, es
decir, uno de cada 6 niños uruguayos. Durante el período 1995-1999 las
complicaciones relacionadas con el aborto provocado causaron 27% de las
muertes maternas totales en Uruguay. En tanto, en el centro hospitalario
Pereira Rossell, desde 1996 a 2001, se constató que de 15 muertes maternas,
7 se debieron a abortos practicados en condiciones de riesgo (47%). *
(Gentileza de Andrés Capelán)
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