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ARGENTINA
1) PARA ENTRAR A CLASE, DEJAR EL SEXO AFUERA
Los alumnos porteños seguirán sin educación sexual obligatoria. Por falta de
consenso, la Legislatura no logró aprobar ninguno de los dos proyectos en debate
tras más de cinco horas de acaloradas discusiones. Se votó primero el único que
garantizaba que se
dictara la educación sexual y que establecía que el Estado impusiera los
contenidos, pero obtuvo sólo 24 votos a favor y 28 en contra. Con ese panorama,
sus impulsores optaron por abstenerse en la votación del otro proyecto de tinte
conservador que dejaba en manos de los padres qué información brindar a los
chicos y librado a cada colegio si darla o no y así consiguieron voltearlo al
no sumar los 31 votos positivos requeridos por el reglamento para la sanción de
una ley.
El tratamiento del polémico tema comenzó minutos antes de las 19. Como nunca
había ocurrido, la sesión se inició sin saber cómo sería el resultado de la
votación y la incertidumbre se mantuvo hasta el último momento. A medida que se
acercaba la noche se vislumbraba un final cabeza a cabeza, y cada sector contaba
uno a uno las voluntades que lograba arrastrar.
Curiosamente, en el ala izquierda de las gradas se plantó la hinchada más
conservadora, donde se mezclaron evangelistas y entidades “pro vida”. En esa
tribuna se podían escuchar declaraciones de este tenor: “Estoy en contra del
proyecto porque quiere poner el tercer sexo. Así el niño, desde el jardín de
infantes, puede elegir su sexualidad de acuerdo con su tendencia: en vez de
corregirla, darle un libre paso para que elija desde la homosexualidad al
lesbianismo”. Así fundamentaba su posición Diana López, pastora evangélica. A su
lado, Mercedes, una “madre de familia”, sostenía que “el Estado no puede
determinar la educación sexual”.
En el ala derecha de los palcos seguían el debate organizaciones de mujeres, a
favor del proyecto de educación sexual escolar. “A esta altura, tener que estar
discutiendo la necesidad de que haya educación sexual es un horror”, se
indignaba la médica epidemióloga Mabel Bianco, de FEIM. “Es un proyecto laico
con una mirada de equidad de género”, destacaba Adriana Stella, de Católicas por
el Derecho a Decidir. En representación de la Asociación de Abogados de Buenos
Aires, la presidenta de la Comisión de la Mujer, Nina Brugo, hacía explícito su
apoyo a la iniciativa.
El debate fue acalorado, con acusaciones cruzadas. Hubo más de veinte oradores y
ausencias notorias como la ibarrista Sandra Dosch. Las otras dos diputadas del
Frente Grande, Laura Moresi y Alicia Caruso, anunciaron que no apoyaban ninguno
de los dos proyectos y plantearon que volviera a la Comisión de Educación, y se
ganaron duras críticas de los partidarios del proyecto de Suppa. “Me parece un
acto de cobardía cuando está la salud de los chicos en juego”, criticó el
kirchnerista Diego Kravetz y las acusó de ejercer un “progresismo liviano” y de
ser “funcionales a la derecha”.
Suppa se encargó de fundamentar su proyecto. “Hay que romper el silencio y
perder el miedo de hablar con responsabilidad de uno de los temas que más les
preocupa a nuestros niños y adolescentes como es su sexualidad. Se trata de
decidir si va a haber educación sexual o no, y cuál va a ser el rol del Estado
en este tema.
Cada escuela podría dar la orientación que quiera, siempre que se les dé toda la
información a los alumnos”, argumentó y recibió fuerte ovación de su hinchada y
algunos chiflidos de la tribuna opositora.
Después le tocó el turno a De Estrada. “Nosotros tenemos un criterio muy
diferente: la responsabilidad primaria en materia de educación sexual
corresponde a los padres. ¿Con qué derecho se la arroga el Estado?”, se preguntó
y se llevó el aplauso de las organizaciones “pro vida” y de los evangelistas,
cuyos ánimos, más adelante fueron exacerbados por el discurso de Daniel Betti,
del Bloque del Sur, que empezó recordando algunas canciones que hablan sobre
sexualidad, entre ellas de Babasónicos (“cómanse a besos esta noche...”) o de la
Bersuit (“quisiera arrancarte un día y morirme en el telo con vos”) y concluyó
diciendo: “El sexo se escucha, se toca, pero de eso no se habla”.
Enríquez fue quien se llevó la fervorosa ovación de los más conservadores y el
repudio de la hinchada de Suppa: “En lugar de enseñar que el chico se
identifique como varón y la chica como mujer, se pretende educar desde lo
antinatural”, afirmó y consideró que “la educación sexual se debe dar como la
tuve yo hace 40 años”.
Juan “Chango” Farías Gómez, del bloque unipersonal 17 de Octubre, evaluó que no
“estamos en condiciones de votar esta ley” por falta de “consenso” y terminó
retirándose de la sesión.
La ex bullrichista María Eugenia Estensoro también apoyó el proyecto de Suppa y
fundamentó su voto con un discurso que se llevó varios aplausos.
“Uno de cada tres mujeres son abusadas en algún momento de sus vidas por
familiares. ¿Qué va a pasar con ellas y con los chicos obligados a mendigar o a
prostituirse? ¿Esos padres les van a enseñar educación sexual?”, se preguntó.
Fuente: Mariana Carvajal - Rima
2) BASTA DE REPRESIÓN DE LA IGLESIA
Y EL GOBIERNO DE KIRCHNER
POR EL DERECHO AL ABORTO LIBRE Y GRATUITO
Andrea D´Atri
Hace tres años, las mujeres éramos protagonistas de las movilizaciones que
tiraron a De La Rúa, participábamos en las asambleas planteando nuestros
derechos y tomábamos las fábricas, como Brukman, bajo control obrero. Hoy,
después de tres años, muchas mujeres -entusiasmadas con la incorporación de
Carmen Argibay a la Corte Suprema y otros gestos políticos-, confiaron en que el
gobierno de Kirchner iba a dar solución a nuestros reclamos.
¡Nada más lejos de esto! Para poner un ejemplo, apenas el Ministro de Salud se
pronunció a favor de la despenalización del aborto, motivó la furia de la
Iglesia que, rápidamente, le exigió un pronunciamiento al gobierno. Kirchner,
solícito, corrió a aclarar que estaba en contra del derecho al aborto y que,
durante su gestión, no iba a favorecer ninguna legislación al respecto. Hace
pocos días, el “progresista” Ibarra puso a la guardia de infantería en el Centro
Cultural San Martín, durante una conferencia de la Dra. Rebecca Gomperst a favor
de la despenalización del aborto y prohibió la que debía hacerse al día
siguiente.
Mientras tanto, mujeres que luchan por trabajo genuino en Caleta Olivia o las
que enfrentaron la aprobación del Código represivo de Macri e Ibarra en Buenos
Aires, siguen presas, en las cárceles de este gobierno que es el que tiene más
presos políticos desde 1983. Y los que dicen defender la vida desde la
concepción, no dudaron en reprimir salvajemente una manifestación de desocupados
en Santa Cruz, que terminó con la pérdida del embarazo de una joven trabajadora
ferozmente golpeada por la policía.
La Iglesia, mientras tanto, sigue montando sus provocaciones ante la vista gorda
del gobierno: varones haciendo el saludo nazi en la Catedral durante la marcha
de gays y lesbianas por sus derechos, golpes contra los manifestantes de la
Marcha de la Resistencia, censura a la obra del artista León Ferrari y
provocadores en la charla sobre el aborto.
¡Cuánta hipocresía de esta manga de parásitos que viven a expensas del pueblo y
de los subsidios y prebendas del Estado que le banca los edificios, las
casas-quintas, los sueldos de los obispos y los colegios privados donde, encima,
curran con las cuotas!
Los curas hablan de defender la vida desde la concepción, pero no escatimaron en
bendecir a los torturadores de mujeres embarazadas de la dictadura militar, ni
en aliarse con los milicos asesinos ni en defender a sus “colegas” abusadores de
menores.
Hoy, cuando los trabajadores salen a pelear por aumentos de salarios y millones
aún siguen reclamando trabajo, esta casta privilegiada de “mantenidos” se atreve
a decirnos cómo tenemos que vivir y qué tenemos que pensar. ¡Mejor que vayan a
trabajar!
Mientras tanto, las mujeres seguimos siendo rehenes de la Iglesia oscurantista y
del Estado patronal. ¡Separación efectiva de la Iglesia del Estado! ¡Basta de
subsidios a esta casta de privilegiados que son los curas! Por eso, siguiendo el
ejemplo de las compañeras docentes, estatales, de los trabajadores telefónicos,
de subte, ferroviarios, etc., las mujeres trabajadoras y de los sectores
populares debemos organizarnos para encabezar la lucha por nuestros derechos.
Porque el aborto clandestino provoca la muerte de 400 mujeres y graves secuelas
para la salud de 15.000 mujeres por año. Estar en contra del derecho al aborto
no es estar a favor de la vida, es estar a favor de los abortos clandestinos.
Anticonceptivos para no abortar, derecho al aborto libre y gratuito para no
morir.
Pongamos en pie una gran campaña por los derechos de las mujeres trabajadoras y
el derecho al aborto.
3) ARREMETEN CONTRA LA MUESTRA DEL ARTISTA LEON
FERRARI
OTRA VEZ SOPA
Prof. Juan Carlos Sánchez
No bastó la misa de 'desagravio' frente a la Iglesia del Pilar, ni las públicas
expresiones de Monseñor Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, al igual que
de otros miembros del Episcopado argentino, para arremeter contra la muestra del
artista plástico León Ferrari.
Tal como he señalado en mis artículos anteriores, parece que la intolerancia
goza de excelente salud en la Argentina y ahora, gracias a una presentación
judicial de un grupo ultracatólico, la Justicia ha legalizado el cierre de la
exposición en el Centro Cultural Recoleta en un acto que pretende decidir lo que
se puede ver o no, lo que puede ser expuesto o no en aras de una supuesta moral
que no es tal, teniendo en cuenta las complicidades entre la Iglesia Católica,
los Dueños de la Argentina y los mentores y ejecutores de la dictadura militar
que asoló a nuestro país entre 1976 y 1983.
Dicha resolución judicial puede ser calificado de un artero acto de censura por
el cual, una vez más, se ve ensombrecida la imagen de la Justicia, cuando ella
se encuentra cuestionada desde diversos sectores de la sociedad argentina. Nada
puede justificar este cierre para regocijo de quienes tendrían que rendir
cuentas por su responsabilidad en el pasado reciente y que nuevamente pretenden
imponer, más que debatir, sus ideas acerca de lo moral.
El arte en sí mismo no es bueno, ni malo porque simplemente es eso: arte...
Quien asiste a una exposición pictórica o escultórica lo hace porque sabe
apreciar las bondades del pintor o escultor que expone sus obras a los ojos de
todos aquellos que, entendidos o no, buscan solazarse ante una imagen o una
piedra labrada buscando la belleza y el mensaje del autor.
Por ende, cerrar una muestra por el simple hecho de una supuesta lesión a las
creencias de una parte del conjunto de los fieles que profesan alguno de los
cultos reconocidos por el Estado argentino es, cuando menos, una expresión de
supina ignorancia acerca de la significación de lo artístico y de lo cultural.
Más aún, cuando quienes asisten a este tipo de eventos culturales tienen
conciencia e inteligencia para discernir sobre cuales son sus preferencias y en
consecuencia, eligen en base a ellas.
En realidad, si estos grupos de ultraderecha o aquellos a los cuales les molesta
este tipo de exposiciones tienen todo el derecho del mundo a no concurrir, pero
jamás pueden imponer su punto de vista para cercenar el derecho de quienes
desean participar del espectáculo brindado por cualquier expositor que, con sus
obras, nos brinda su visión particular acerca del mundo y sus circunstancias.
Solamente la apología del delito puede justificar una medida judicial, como la
tomada por la Justicia porteña, con el fin de preservar el orden público pues
ello permite la convivencia en sociedad.
En consecuencia, censurar una exposición por el simple hecho de querer imponer
una moral cuando estos inquisidores son los culpables, por acción o por omisión,
de una situación política, económica y social que ha llevado a más del 50 % de
la población argentina a la pobreza y a la indigencia; cuando ellos, en su
momento, han ocultado las barbaridades cometidas por los genocidas del Proceso e
inclusive, las han apoyado, constituye un acto de barbarie que los argentinos no
nos merecemos.
Los argentinos ya somos grandes y tenemos derecho a decidir que podemos ver o
escuchar, que podemos leer o escribir, y si verdaderamente estamos en
democracia, comencemos a comprender al otro, a tolerarlo y a debatir sin ningún
tipo de prejuicios porque ello contribuirá a construir una sociedad distinta y
más justa; en suma, al reinado de una tolerancia que, hoy día, es más necesaria
que nunca...
Fuente: Argenpress
CHILE
1) DECLARACIÓN DE MUJERES EX PRESAS POLÍTICAS
BAJO LA DICTADURA
Las abajo firmantes fuimos militantes y miembros de la Resistencia contra la
dictadura militar, que sufrimos la cárcel y la tortura como consecuencia de
nuestra lucha por la recuperación de la democracia. Como hoy la opinión pública
bien sabe, agentes de los servicios de seguridad del Estado nos sometieron a
toda clase de barbaridades y vejámenes, en las cárceles clandestinas de Villa
Grimaldi, José Domingo Cañas, Irán (venda sexy), Londres 38, Tejas Verdes, etc.
El 28 de noviembre del 2004 nos convocamos en Villa Grimaldi, en calidad de ex
prisioneros políticos, para escuchar al Sr. Presidente de la República su
discurso sobre el informe de la Comisión de Prisión y Tortura. Luego de esta
experiencia y de conocer el informe de la citada Comisión, declaramos:
1.- Reconocemos y agradecemos a cada uno de quienes formaron parte de tal
Comisión, por el compromiso y sensibilidad con que recolectaron y analizaron la
información que permitió instituir un documento veraz y exhaustivo, que instaló
en la conciencia colectiva, de manera irredarguible, el horror de la tortura,
como una política oficial de la dictadura militar de Pinochet.
2.- Afirmamos que el Presidente Lagos, en su discurso, que fuera
expresado de manera menos cálida que la esperada por nosotras, se equivoca
cuando dice que la reparación que propone constituye “una experiencia sin
precedentes en el mundo”. Sr. Presidente, nos resulta sorprendente que usted
desconozca que hasta hoy y desde la segunda guerra mundial, Chile era el único
país que se había restado al reconocimiento y reparación por la aplicación de
tortura sistemática durante la dictadura. Ahí está Europa, Argentina, Uruguay,
Brasil, etc., que no sólo significaron una reparación oportuna y no después de
30 años, sino que marcaron hitos, hasta dar paso a una jurisprudencia
internacional.
3.- Para nosotras, el discurso presidencial desarrolla una profunda
contradicción entre lo que reconoce que ocurrió y las medidas que propone como
reparación. Destaca que las mujeres sufrimos torturas físicas y psicológicas
como todos, y además en nuestra condición de género, fuimos violentadas en
nuestra sexualidad. Sin embargo, a esta violencia de género, que no supone
ninguna reparación paliativa, el discurso suma discriminaciones inexplicables.
Las mujeres militantes y resistentes no Aceptamos ser tratadas en nuestro
compromiso político como “las mujeres o Esposas de S”. Sufrimos la tortura
independientemente de ser solteras o Casadas con militantes, por lo tanto, no
puede ser confundida o restada la Reparación por un asesinato o desaparición del
cónyuge, de la reparación que Un familiar amerita por haber sido individualmente
víctima de la tortura.
4.- Más incomprensible aún resulta pretender que el exiguo monto fijado a
Los exonerados como reparación a los despidos arbitrarios que sufrieron a Partir
de septiembre del 73, y la imposibilidad de volver a trabajar durante La
dictadura, sea razón para no recibir la ofrecida pensión por tortura. Se Trata
de la vulneración de dos derechos distintos. Uno da cuenta del derecho Laboral y
el otro, del derecho a la VIDA, que todo régimen democrático debe Cautelar.
5.- El Presidente nos ofrece salud a través del Programa Prais, que en la
teoría favorece a víctimas y familiares. Tal programa, que fuera instalado por
el Presidente Aylwin, se encuentra carente de presupuesto, lo que lo ha
convertido en un carnet de indigentes, que compartimos con el sector más carente
y abandonado de la población.
6.- Se reconoce que casi todas las mujeres que pasamos por los centros de
tortura, clandestinos, tenemos hoy más de 55 años de edad, y se nos fija una
determinada pensión mensual de por vida. No se reconoce que hay un alto
porcentaje de mujeres que tiene más de 65 años e incluso más de 80, y que por lo
tanto, dado el promedio de vida en nuestro país, el poco tiempo de recepción de
tal pensión, resulta también discriminatorio para las víctimas de la tortura que
hoy están en la tercera edad.
7.- Para nosotras, mujeres de más de 55 años, como reconoce el
Presidente, resulta un chiste de mal gusto el ofrecimiento de continuar los
estudios en los distintos niveles, en forma gratuita. Ese intento lo hicimos ya
hace muchos años y tuvimos que renunciar o resolver tal propósito con grandes
dificultades. Quienes lograron una profesión, lo hicieron después de cumplir 40
ó 50 años de edad.
8.- Nos preocupa enormemente que el discurso presidencial también resulte
contradictorio, en cuanto reconoce que es terrible lo que el país ha vivido
respecto de violaciones a los derechos humanos, y no establezca a continuación
medidas realmente efectivas que hagan posible el NUNCA MÁS. El ocultamiento de
los nombres y responsabilidad de los torturadores no ayuda en esa dirección. No
advertimos propuestas para que sea la propia legislación la que refrende
garantías de respeto a los derechos humanos. Echamos de menos en el discurso, el
énfasis en que la mayor reparación para nosotras las víctimas y para la sociedad
entera que es receptora de esta energía de barbarie, es la justicia y la verdad,
hasta sus últimas consecuencias. Pedimos que se administren, desde el Ministerio
de Educación, planes para colegios y universidades, que incluyan el ramo de
Derechos Humanos y los cambios en los programas institucionales de las fuerzas
Armadas y de Orden, así como en el Poder Judicial y en las Carreras de
Periodismo para que realmente en este país se haga efectivo el NUNCA MÁS y para
que cada ser humano que acceda a cuotas de poder, en el terreno que sea, tenga
en su ser interno las reservas morales suficientes para no acatar políticas
indignas emanadas de dictadura alguna.
9.- Solicitamos una pronta revisión de los casos de violaciones a los
derechos humanos que no se consideraron, ya que no compartimos las razones
administrativas que impidieron su inclusión en el informe de la Comisión.
10.- Le pedimos al Pdte. Lagos, a los Ministros y altos funcionarios de
gobierno que no continúen insultándonos al comparar para cuántas carreteras
alcanzaría el monto total a que asciende la propuesta reparación a las víctimas
de la tortura. No vamos a caer en el área chica de la discusión, explicando al
país cómo se computa en pesos la recuperación de la dignidad y la reparación de
quienes sobrevivieron a los centros de tortura clandestinos. Solamente queremos
pedir que, en un gesto de elemental equilibrio y justicia, digan a cuánto
asciende el 10 por ciento de las ventas del cobre, que se entregan no sabemos a
punto de qué, a las Fuerzas Armadas, que han reconocido ser las autoras de la
imposición de la barbarie en Chile.
Pedimos asimismo una auditoría de las compras de armamentos de las Fuerzas
Armadas durante la dictadura, porque es lícito suponer que hay mucho más en
bolsillos castrenses que los doce millones de dólares en manos de Pinochet.
Pedimos una auditoría a las transacciones que significaron las privatizaciones
de los servicios públicos y que fue el origen del enriquecimiento ilícito de
connotados particulares y uniformados. Pedimos también se nos entreguen los
montos de las pensiones que reciben actualmente todos los torturadores,
empezando por Augusto Pinochet, siguiendo con Manuel Contreras, Moren Brito,
Krassnof Marchenko, Basclay Zapata, etc, etc, etc.
Sólo entonces Sr. Presidente, cuando conozcamos todas estas cifras, hablemos del
costo de las carreteras.
11.- Finalmente: Nosotras, mujeres chilenas, torturadas y violadas en
nuestros propios cuerpos (cuerpos gestores de vida), seguiremos luchando por
parir un Chile realmente democrático, justo e igualitario, en cuyo horizonte no
se vislumbre la posibilidad de que nadie, nunca más, bajo ninguna circunstancia,
viva lo que nosotras vivimos.
Agrupación de Mujeres, ex prisioneras políticas, sobrevivientes de la red de
centros de tortura clandestinos del régimen militar de Pinochet.
Diciembre del 2004.
URUGUAY
1) PENAL DE PUNTA DE RIELES
Nuevos actores, otros relatos.
Diego Sempol (Brecha)
El protagonismo femenino durante la dictadura está rompiendo los silencios en
los que estuvo encapsulado. Sus aportes enriquecen la mirada y permiten la
entrada de otros actores sociales hasta ahora olvidados.
Muchas veces los recuerdos funcionan como los círculos concéntricos que
despierta una piedra cuando cae al agua de un lago. Un recuerdo convoca a otros
y por eso la memoria no es un proceso individual sino que necesita al menos de
otro para poder operar. En Uruguay desde 1997 algunos grupos de ex presas
políticas de todo el país vienen realizando en forma regular jornadas de trabajo
y reflexión. Su rememoración, a su vez, en los últimos tiempos decidió integrar
a dos actores sociales hasta ahora no tenidos en cuenta: los familiares de ex
presas políticas que iban a visitarlas, y los vecinos del barrio Punta de
Rieles.
En el primer libro que editó el Taller Vivencias siete ex presas relataban en
primera persona su experiencia de reclusión y las estrategias de supervivencia
que desarrollaron para resistir en el largo aliento. Pero para el grupo quedaban
aún muchas áreas por cubrir. Fruto de ese proceso (véase BRECHA, 11-VI-04) este
año el taller editó Memorias de Punta de Rieles en los tiempos del penal de
mujeres que reúne testimonios de muy diferente signo que se entrecruzan y
responden. La selección pretende rastrear los formas en que se percibieron entre
sí los vecinos, las reclusas del penal y sus familiares, así como los
significados que fueron puestos en juego en los diferentes contextos.
Aparecen así los miedos, las preguntas, los diálogos e intercambios más
imaginados que reales, los límites y dificultades que se vivieron en la
dictadura. Se hace patente la existencia de una mirada atenta al otro, que
confirme en ocasiones la propia existencia, curiosa otras veces, que busca
transgredir las reglas (tanto los niños del barrio cuando se acercan a áreas
prohibidas, como los familiares y reclusas cuando ponen en juego códigos de
comunicación o medidas de lucha que desafían al poder militar) para lograr
sobrevivir, entender o crecer.
Y los recuerdos se cubren en el presente muchas veces de culpas: por la
ignorancia, por el peso de los prejuicios, por las quejas y el dolor
incontenible que muchas veces los familiares depositaron en las reclusas, que
terminaron por invertir los roles más esperables.
El penal de Punta de Rieles recibió su primer contingente de reclusas en enero
de 1973. Y las primeras percepciones evocadas sobre este centro de reclusión
varían sustantivamente según cuál fue la situación previa de cautiverio. “Llegar
al penal de Punta de Rieles después de permanecer incomunicada y encapuchada
durante meses, en diferentes cuarteles, producía una sensación de alivio, de
esperanza vital. Allí teníamos comodidades y permisos que comparados con los de
la incomunicación cuartelera eran lujos. Pero sin duda, lo que más se destacaba
era la posibilidad de ver a lo lejos, tan lejos como lo permitiera el horizonte.
Después de la capucha y el calabozo, la visión del campo abierto era un regalo
de los dioses por la sensación de libertad que da mirar bien lejos hasta el
horizonte. Por supuesto que la sensación de purgatorio comenzaba muy pronto a
desmoronarse debido a una lista interminable de prohibiciones, sanciones,
castigos en calabozo o sin visita, más la vigilancia constante de las milicas
con sus gritos irritantes”, recordó Graciela Souza.
La privación de todos los rasgos de identidad (la vestimenta, pertenencias
personales, la posibilidad de mirar y ver) hacía que la propia humanidad entrara
en suspenso, y aumentara la inseguridad y la desubicación espacial. De ahí que
el reconocimiento de un espacio abierto (que se oponía a las atiborradas celdas)
promovía una sensación tranquilizadora. La explotación de estos recursos tiene
que ver, como señala Carmen Aroztegui (véase recuadro), con un manejo del
espacio muy singular, que implica su estudio detallado, a efectos de aprovechar
todos los resquicios arquitectónicos que permitan romper la privación de
libertad, el aislamiento y la soledad. “Vivía en el primer piso en lo que había
sido una capilla, con ventanas bien largas. Mi mirador era la cama de arriba de
la cucheta, donde tenía una visión más amplia aun. Si bien teníamos prohibido
mirar, desde allí podía ver más lejos que desde la quinta o desde el patio del
recreo, y lo mejor: los aviones en la pista de Carrasco y el sol, recién
amanecido. Esta panorámica se cotizaba mucho, por lo que las de la pared este
nos hacíamos las interesantes antes de prestar nuestro mirador exclusivo”,
explica Souza.
Pero la valoración subjetiva de ese espacio puede variar sustantivamente. Para
Aída Benítez, cuando comenzó a ir a Punta de Rieles las cosas cambiaron
radicalmente: “A diferencia del lugar de reclusión anterior en el que estaba mi
cuñada, acá era sometida a una revisación indecente, ultrajante, diría”, aun
cuando era consciente de que su cuñada en el penal estaba “mejor”, ya que “podía
tomar aire y sol, aunque fuera haciendo trabajos forzados”.
Las mujeres fueron objeto de represión directa por ser militantes activas de
movimientos populares, pero también padecieron la tortura y los apremios por sus
vínculos familiares y de pareja. Y también muchas veces ocuparon el lugar de
víctimas indirectas. (Familiares de presos o detenidos desaparecidos.) Pero fue
este último rol el que tuvo finalmente más presencia en la esfera pública.
Exactamente lo opuesto sucede con los hombres que fueron víctimas indirectas, su
presencia ha sido silenciada durante el transcurso de los años mientras se fue
reforzando y haciendo visible exclusivamente la situación de los hombres que
fueron víctimas directas. Una simplificación de la realidad histórica que
reafirma los patrones que establecen las relaciones de género.
Es que muchas veces la experiencia de las víctimas indirectas exige para
volverse comprensible la expresión de una variada paleta de emociones, que
culturalmente se definen como más cercanas a la identidad femenina. “Punta de
Rieles fue otra cosa. Algunas veces las veíamos afuera, junto a las barracas,
vestidas de gris con su cabello corto, disfrutando del sol y mirando aunque
desde lejos a la gente que llegaba. Al ir acercándome me invadían siempre mil
temores, angustia y aquella ansiedad tremenda de verla. ¡Qué dolor cuando me
decían ‘está sancionada’! Con el alma dolorida y una rabia sorda que me
acompañaría por días volvía a mi casa, miraba a mi madre y tenía que decirle
‘hoy no la vi’”, recuerda María Pereira.
Muchos de los testimonios que ofrece este trabajo confirman estas diferencias e
incitan a formular una gran cantidad de preguntas analíticas. El libro cumple lo
que promete: la posibilidad de ampliar la mirada, integrando nuevos actores
sociales y su singular evocación sobre lo que sucedió en Punta de Rieles durante
la dictadura.
2) NUEVAS NORMATIVAS DISMINUYEN MORTALIDAD
POR ABORTO
Isabel Villar
“ Mientras en la última década el promedio de mujeres que murió en el Hospital
Pereira Rossell, en Uruguay, a consecuencia de abortos inseguros fue de 3 a 5
por año, en 2004 no se registró ningún caso. Este logro se debe, en gran parte,
a la implementación de las Iniciativas Sanitarias contra el aborto provocado en
condiciones de riesgo.
El doctor Leonel Briozzo, profesor adjunto de la Clínica Ginecotológica A de la
Facultad de Medicina, que funciona en el Hospital Pereira Rossell, es fundador y
coordinador del Grupo de Iniciativas Sanitarias contra el aborto provocado en
condiciones de riesgo, que va a cumplir 3 años.
Integrado por profesionales de la medicina, y contando con el apoyo del
Sindicato Médico del Uruguay (SMU), la Facultad de Medicina y la Sociedad
Uruguaya de Ginecología, el grupo se reunió por primera vez el 10 de julio de
2001, cuando acababa de registrarse la tercera muerte materna por aborto
inseguro de ese año.
El 17 de diciembre ya estaba presentando públicamente una guía normativa de
intervención pre y post aborto que, actuando dentro de los márgenes de la
legislación vigente que penaliza la interrupción voluntaria del embarazo,
permite poner en práctica una estrategia de reducción de daños en beneficio de
aquellas mujeres que tengan intención de abortar.
El 8 de marzo de 2002, Día Internacional de la Mujer, las normas fueron
entregadas para consideración del Ministerio de Salud Pública (MSP). Pero no fue
sino hasta la gestión del actual ministro Conrado Bonilla, que se aprobaron a
través de la Ordenanza 369 del 6 de agosto de 2004, convirtiéndose en norma
oficial y por lo tanto de aplicación obligatoria en todo el país, sea en el
ámbito público como en el privado.
Frente a la falta de respuesta gubernamental -que se demoró más dos años-los
integrantes del Grupo Iniciativas Sanitarias habían decidido que era su
obligación, desde el punto de vista bioético, poner en funcionamiento una
policlínica en el Pereira Rossell, donde las mujeres con embarazos indeseados
pudieran recibir información avalada científicamente sobre las alternativas para
practicarse un aborto y sus riesgos.
Así comenzó en el 2003, y sigue funcionando hoy, merced al trabajo honorario de
profesionales comprometidos con el tema. La ordenanza 369 la introdujo en el
andamiaje oficial del centro hospitalario, como uno más de los servicios que
presta el Hospital de la Mujer.
Puesto que la normativa es de aplicación obligatoria a todo nivel, las usuarias
pueden dirigirse tanto a esa policlínica como al resto de los ginecólogos y
ginecólogas del establecimiento. “La única diferencia deriva del grado de
entrenamiento en su aplicación”, explicó a La República Leonel Briozzo.
En el marco de la Comisión de la Ordenanza 369 -que dirige la doctora Ima León
por Digesa (Dirección General de Salud del MSP) e integran su colega Beatriz
Silva por ASSE (Administración de Servicios de Salud del Estado), y los doctores
Fabián Rodríguez por la Sociedad de Ginecología, Hugo Rodríguez por la Facultad
de Medicina y Leonel Briozzo por el SMU- hay un plan de difusión de la normativa
oficial que incluye Montevideo e interior del país, cuyos objetivos son el
conocimiento, la sensibilización en la temática y el desarrollo de talleres de
entrenamiento práctico en base a la evaluación de situaciones clínicas.
Información, un derecho de todas
“La reacción de ginecólogos y ginecólogas ante las normas, tanto en el Pereira
como fuera de él, fue muy favorable -asegura Brioso-. Hay un pequeño sector que
se sigue negando a reconocer esto como una alternativa dentro de la estrategia
sanitaria de prevención de daños, de probada eficacia en otros temas como la
drogodependencia. Pero la mayoría lo tomó de muy buena gana, y me costa que cada
vez hay más técnicos en todo el país que las están aplicando”.
También se están repartiendo planillas para registrar de manera uniforme las
consultas pre y pos aborto, a partir de las cuales se llevará a cabo la
vigilancia epidemiológica correspondiente.
“La mejor manera de controlar sería a partir de las usuarias, que ellas pudieran
empoderarse en ese sentido y reclamar su derecho a un asesoramiento adecuado -o
a ser derivadas adonde puedan dárselo- si están frente a una situación
angustiosa de aborto”, enfatiza Briozzo.
En los tres meses posteriores a la oficialización de las normas preventivas, 300
mujeres han consultado en la policlínica del Pereira Rossell. Briozzo informa
que “La mayoría de ellas resolvió abortar. Un número no despreciable desistió de
esa intención por múltiples motivos, que van desde que el embarazo tenía una
edad gestacional mayor a la que pensaban, hasta que simplemente luego del
desahogo con los profesionales se replantearon el tema. Lo importante es que
siguen controlando su embarazo con el ginecólogo o ginecóloga que las vio
inicialmente, lo que habla de confianza”.
“Cuando no se daba asesoramiento se abortaba igual o más, con el agravante de
que se hacía en condiciones de muchísimo riesgo fuera del sistema. La sola
inclusión de esta problemática dentro del sistema hace que disminuyan
abruptamente los riesgos, fundamentalmente porque la mujer está informada y se
puede propiciar que si nota algún síntoma consulte inmediatamente sin miedo a
decir ‘yo me hice un aborto’”. Ese miedo era lo que difería la consulta,
haciendo que nuestra acción médica fuera ineficaz”, asegura Briozzo.
En 2004 no murió ninguna mujer a consecuencia de un aborto en el Pereira Rossell,
donde en los 10 años anteriores el promedio de fallecimientos por esa causa se
mantuvo entre 3 y 5 cada doce meses.
También hubo muy pocas internaciones por esa causa, y no se registró ningún caso
de sepsis grave que haya requerido intervención quirúrgica mayor.
Acompañamiento antes y después
En la consulta se diagnostica en primer lugar, a través de ecografía, la
existencia de embarazo, y si está dentro del útero y es viable. “Cosa no menor
si tomamos en cuenta que hace un año y medio murió una adolescente de 16 años en
Carmelo por ingerir veneno para tucu tucu creyéndose embarazada cuando no lo
estaba”, advierte Briozzo.
El diagnóstico incluye las infecciones genitales, que incrementan los riesgos.
También se analiza el grupo sanguíneo para prever una patología derivada del RH
negativo. “Si aborta y no se le da medicación la mujer puede quedar
sensibilizada, y en embarazos subsiguientes tener problemas serios que pueden
llegar a costarle la vida a sus futuros hijos. Si se hace en ambiente de
clandestinidad, esa medicación no se da. En cambio, bajo la cobija del sistema
de salud eso se puede solucionar aplicando una inyección a la semana del
aborto”, ilustra el experto.
Confirmados los extremos básicos, el o la profesional conversa con la paciente
buscando junto a ella alternativas: continuar con el embarazo, dar en adopción a
la criatura que nazca, la posibilidad de contar con algún apoyo. Briozzo
puntualiza que “es muy poco lo que brinda el Estado, y hay muchas organizaciones
no gubernamentales que dicen públicamente que dan apoyo, pero luego éste no está
cuando se precisa. Habría que sincerarse también en ese sentido”.
Si la decisión de abortar persiste, sistemáticamente se informa a las mujeres
sobre los métodos que potencialmente pueden poner en riesgo su vida y que muchas
veces ni siquiera son efectivos, como el uso de pastillas de permanganato de
potasio; también sobre los métodos seguros que se aplican en los países donde el
aborto está permitido.
“Información disponible, por otro lado, en internet para cualquier mujer que
tenga acceso a ella. Lo que hacemos es democratizar la información y, en función
de eso, lo que siempre le decimos a la paciente es que sea cual sea su
resolución la acompañemos antes y después, recomendándole que venga rápidamente
para darle un método anticonceptivo adecuado y profundizar en las medidas de
educación sexual para que no se repita el embarazo indeseado” , aclara el
coordinador del Grupo Iniciativas Sanitarias, agregando que “la inmensa mayoría,
y ese es un orgullo que tenemos, vuelve para ver lo de la anticoncepción y
continuar el control ginecológico”.
La promoción que falta
A la policlínica del Pereira Rossel concurren mujeres de toda edad. Las niñas,
cuyo embarazo en general es fruto de violación, muchas veces van acompañadas por
los padres (la madre fundamentalmente); las jóvenes suelen acudir con la pareja
también joven que se involucra mucho, y las adultas van solas. Briozzo apunta
que “Nosotros promovemos que la pareja concurra siempre con la mujer, a esta
consulta, a las de control del embarazo, a todas. En todos los casos se respeta
la confidencialidad; incluso si la adolescente va con la madre y no quiere que
ésta entre a la consulta, no entra; igualmente las recibimos si van solas”.
Preocupa al Grupo Iniciativas Sanitarias que están viendo “a las pacientes que
tienen un nivel de ciudadanía tal que les permite tener una institucionalización
de su asistencia sanitaria. Pero hay muchas que están por fuera, y no sabemos
qué está pasando. Por eso es muy importante para nosotros el trabajo con
organizaciones de mujeres y otras que sabemos tienen una gran llegada en esos
sectores, para la promoción de la consulta”.
En general, lo que advierten es un cambio en la perspectiva de toda la sociedad
y también de las mujeres que consultan: “Hoy se habla mucho más abiertamente que
hace 3 años, cuando empezamos, y eso solo hace que disminuya el riesgo”.
Expectativas de cambio
Consultado sobre sus expectativas de avanzar en la resolución de este grave
problema de salud pública y justicia social, Briozzo reflexionó: “Nosotros
creemos, y por eso estamos en esto, que el problema del aborto provocado
sintetiza de una manera paradigmática la violencia contra la mujer, la violencia
sexual, la violencia social, económica, cultural, ideológica hacia las mujeres
más desposeídas, más desprotegidas, con menores recursos y en el momento de
máxima vulnerabilidad. Si consideramos que la muerte materna es un indicador
centinela de la salud de una población, y la muerte por aborto en Uruguay es su
primera causa, sin duda que esto tiene que ser encarado por un gobierno que se
diga progresista”.
La doctora Ima León, por su parte, dijo que esperan “contar con un apoyo mucho
mayor que el actual”, recordando que el Plan de Emergencia que se propone llevar
adelante el gobierno electo incluye políticas en materia de derechos sexuales y
reproductivos, en cuyo marco encajan las Iniciativas Sanitarias para la
prevención del aborto practicado en condiciones de riesgo. León adelantó,
asimismo, que se cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) y el Fondo de Población de Naciones Unidas para la instalación de una mesa
de trabajo en la que participen todos los actores para avanzar en la
consolidación de la estrategia de reducción de daños.
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